Gutierre de Cetina por Francisco Pacheco. Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones, Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano |
Durante su estancia en Italia entró en contacto con la lírica de Petrarca, que había de ejercer una clara influencia en su obra, junto a la del valenciano Ausiàs March y la de Garcilaso de la Vega. Está considerado el difusor en México de la corriente poética petrarquista pues ejerció gran influencia en los poetas novohispanos.
Adoptó el sobrenombre pastoril de Vandalio y compuso un cancionero petrarquista a una mujer llamada Laura que ha sido identificada con la condesa Laura Gonzaga. En este cancionero abundan los sonetos cuya fórmula consiste en la traducción de un pensamiento amoroso de Petrarca o Ausiàs March en los cuartetos y un desarrollo personal en los tercetos.
Destacan sus madrigales, breves composiciones de origen italiano, que él introdujo en España. Ligados desde sus inicios a la música y al canto, combinan versos heptasílabos y endecasílabos de rima libre y desarrollan un pensamiento amoroso en forma delicada e ingeniosa. "Ojos claros, serenos...", al que debe su fama el poeta, es uno de los madrigales más bellos de la lírica española y síntesis de la lírica de Cetina. Inspirado por Laura Gonzaga, expresa el dolor del yo enamorado ante la desdeñosa mirada de la amada. Con él, el poeta acertó a componer el madrigal-tipo, un texto canónico. Fue traducido al italiano y al francés y se empezó a imprimir en los Cancioneros Musicales por el año 1554. Menéndez Pelayo lo incluyó entre "Las cien mejores poesías líricas de la lengua castellana" y figura en todas las antologías de la poesía en español.
El tema de los ojos es uno de los muchos convencionalismos presentes en canciones y madrigales del siglo XVI italiano, pues a partir de Platón, se cree que los ojos son el medio privilegiado para el enamoramiento por su particular relación con el alma: son las ventanas del alma, a través de las cuales se expresa la hermosura de esta. El amor tiene, pues, su principio en la luz que emana de los ojos de la amada, que siempre son claros (azules o verdes); esa luz es tanta que los ojos se equiparan a las estrellas. Cetina trata el tema de los ojos en este madrigal y en otras composiciones (como los dos sonetos seleccionados), razón por la que ha sido considerado el poeta de los ojos. Antonio Gallego Morell* matiza esta denominación afirmando que Cetina se ofrece como el poeta de la mirada: "Cantar los ojos es una postura en cierta manera objetiva, la mirada es ya puro subjetivismo: y otra vez, con el madrigal, se confirma esta acentuación de lo personal que domina toda la lírica petrarquista".
El tercer poema seleccionado es una paráfrasis de los dos cuartetos del soneto CCCXII de Petrarca, si bien los tercetos de Gutierre de Cetina confieren al soneto un sentido distinto al del florentino.
* "La poesía del siglo XVI (I)", en: DÍEZ BORQUE, J. Mª (cord.), Historia de la Literatura española, T. II, Renacimiento y Barroco. Siglos XVI/XVII, 1980, pp. 215-269.
-Puedes escuchar el madrigal "Ojos claros, serenos" recitado por el actor Luis Prendes: AQUÍ.
-Y cantado por La Capella Reial de Catalunya acompañada por el grupo Hespèrion XX, dirigidos por Jordi Savall: AQUÍ.
Oyeee...¡qué bonitos y qué clásicos jejeje
ResponderEliminarMe ha gustado esa metáfora de la mariposa nocturna con la que se identifica, que es graciosa y terrible a la vez por lo que les sucedía a los insectos con lámparas de llama. Y también me llama la atención ese verso del ultimo poema que hace pensar en aquella homosexualidad de la antigüedad clásica y la predilección que algunos nobles, comerciantes enriquecidos y filósofos sentían por los "efebos" aquellos.
Me gustan a mí estas composiciones renacentistas porque transmiten serenidad y una majestad en el lenguaje muy sugestiva.
Carlos San Miguel