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Antonio Martínez Sarrión. (elcultural.com) |
Estudió bachillerato en Albacete y se licenció en Derecho por la Universidad de Murcia en 1961. Dos años más tarde, marchó a Madrid, donde trabajó como funcionario público en la Administración Central hasta 1992, fecha a partir de la cual se dedicó exclusivamente a tareas literarias. Entre 1974 y 1976 codirigió, con Jesús Munárriz y José Esteban, 'La Ilustración Poética Española e Iberoamericana', revista de poesía de la que aparecieron doce números.
Es un excelente traductor del francés. A él debemos una de las mejores versiones en castellano de Las flores del mal, de Baudelaire. Ha traducido también a Victor Hugo -su versión de Lo que dice la boca de sombra y otros poemas mereció el Premio Stendhal de traducción en 1990-, así como a Chamfort, Genet y Rimbaud. Es autor de dietarios y de tres volúmenes autobiográficos: Infancia y corrupciones, Una juventud y Jazz y días de lluvia.
En cuanto a su poesía, Héctor Acebo Bello -siguiendo a Prieto de Paula- distingue dos etapas en la poesía de Martínez Sarrión. Al primer periodo -el experimental, el novísimo- pertenecen las siguientes obras: Teatro de operaciones (1967), Muescas del tiempo oscuro (2010), colección de poemas compuestos de forma paralela a su primer libro; Pautas para conjurados (1970); Ocho elegías con pie en versos antiguos (1972); Una tromba mortal para los balleneros (1975) y Canción triste para una parva de heterodoxos (1976). En su segunda etapa, de madurez, conecta más con la tradición. Pertenecen a esta etapa El centro inaccesible (1981), Horizonte desde la rada (1983), De acedía (1986), Ejercicio sobre Rilke (1990), Cantil (1995), Cordura (1999), Poeta en Diwan (2004) y Farol de Saturno (2011).
Señala Pietro de Paula que la estética de Martínez Sarrión nace de un pacto entre modernidad y tradición, entre hermetismo y realidad extrapoética. El primero de los dos polos, la modernidad, aparece con más intensidad en la primera etapa; mientras que la tradición predomina en la segunda. Sin embargo, ciertos rasgos de la primera perduran en la segunda, y algunos de la etapa de madurez ya estaban presentes en su poesía juvenil.
Su primer libro, explica Prieto de Paula, presenta "una serie de estampas relativas a su educación sentimental, en torno a ciertas notas de época y con un lenguaje formado mediante pinceladas sueltas y sin apenas conectores gramaticales". En los libros estrictamente generacionales -Pauta para conjurados y Una tromba mortal para los balleneros- según Prieto de Paula, encontramos "un recuento de los temas, iconos y mitos sesentayochistas (cultura cinematográfica, drogas, música, irracionalismo surrealista...) " junto a una "constatación de la muerte de aquellos mitos y de la inexistencia de cualquier posible paraíso".
En su segunda etapa, su expresión poética tiende hacia una mayor transparencia, que -en opinión de Prieto de Paula- en Horizonte desde la rada y De acedía, muestra las dos facetas anímicas que marcan esa etapa vital: complacencia y acidez; mientras que en Ejercicio sobre Rilke la síntesis entre cultura y vida alcanza su mejor momento. Cantil es para Prieto de Paula un paréntesis en su evolución por su densidad culturalista, y en sus últimos libros, de lenguaje más llano, sin apenas ornamentos, encontramos un compendio de temas, actitudes y referencias culturales aplicados a la reflexión sobre la vejez.
Los poemas elegidos ilustran lo dicho sobre el pacto entre modernidad y tradición. Encabezado por una cita de Juan Ramón Jimenez que el autor atribuye erróneamente a Jorge Guillén, como observa certeramente Héctor Acebo Bello, el primer poema trata "sobre el rescoldo amoroso que queda entre el yo lírico y su exnovia". En el comienzo de la primavera, en el mes de abril, mes muy presente en la tradición lírica y, a menudo, cargado de connotaciones eróticas, el nacimiento de nuevas hojas en las acacias y la actitud de los enamorados hacen concebir esperanzas al yo lírico de que también se produzca otro milagro: el renacimiento de su antiguo amor.
En el segundo poema evoca la importancia del cine en su educación sentimental mediante la yuxtaposición de frases, eliminando cualquier toque de nostalgia. Las referencias al cine y a los mitos eróticos de la época -Ivonne de Carlo y Marilyn Monroe-, junto a la yuxtaposición o la ausencia de mayúsculas son rasgos que comparte la poesía experimental y culturalista de los novísimos. Pero junto a ello encontramos la presencia de la triste realidad de la España de la época, que contrasta con los sueños, las "maravillas" vistas en la pantalla.
Actualización:
Antonio Martínez Sarrión falleció en Madrid el 14 de septiembre de 2021 a los 82 años.
REFERENCIAS:
-Acebo Bello, Héctor: "La ambigüedad en la metáfora de Antonio Martínez Sarrión", en Moenia 24 (2018), pp. 253-281.
-Prieto de Paula, Á. L. : "Introducción". En Martínez Sarrión, A.: Última fe. Antología poética 1965-1999, Cátedra, 2003, pp. 13-120.
-Prieto de Paula, Á. L. : "Semblanza crítica de Antonio Martínez Sarrión", en: http://www.cervantesvirtual.com/portales/antonio_martinez_sarrion/semblanza/?_ga=2.184104486.1011768616.1611942145-1706564628.1480336062