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domingo, 6 de octubre de 2013

"Noche de San Juan", de Juan Luis Panero





El pasado 16 de septiembre fallecía el poeta Juan Luis Panero, una de las voces más personales de la lírica española de la segunda mitad del siglo XX, hijo del poeta Leopoldo Panero y hermano del también poeta Leopoldo María Panero, y protagonista, junto a su madre y hermanos, del ya mítico film de Jaime Chávarri, El desencanto.
     Poeta elegíaco y solitario, ganador del premio Ciudad de Barcelona (1985) y del Loewe de poesía (1988), sus poemas indagan en la soledad, el amor y la muerte desde una perspectiva muy lúcida y siempre amparado en el eco de sus admirados Borges o Cavafis, por citar dos ejemplos de esos Mitos y máscaras que siempre acompañaron su obra.

Quede para el recuerdo unos de sus poemas más famosos y que además formó parte de su primer libro: A través del tiempo (1986).

NOCHE DE SAN JUAN
Anticuado, interrogo a las estrellas,
su desnudo, inapelable misterio,
mientras miro las llamas en la playa,
en esta noche cuando empieza el verano.
Lector de Drieu o Pavese, sé también
lo sencillo que puede ser acabar con la historia,
no preguntar ya nada, olvidar para siempre
esta apariencia de tarjeta postal.
Frente a mí, imperturbables, desveladas,
pasan, en silencio, vida y muerte,
evitando, con un rictus cansado,
este fantasma insomne, este papel en blanco,
esta hoguera apagada que perdura.

                (Juan Luis Panero, de A través del tiempo, 1986)

Y para cerrar el poema de esta semana, a modo de homenaje,  transcribimos aquí el poema que con el mismo título escribiría años después Felipe Benítez Reyes, admirador confeso de Juan Luis Panero, y donde se mantiene el tono elegíaco del primer poema.

NOCHE DE SAN JUAN
Qué secreta y hermosa
es la noche festiva para aquel
que no tiene pasado: un tiempo frío
dentro del corazón.
Qué exacta noche
de fuego y juventud.
Qué diferente
ya de cuando éramos
aquellos que en la sombra
furtivos se besaban y reían.
Las muchachas se obsequian como entonces
y los amigos beben en una copa igual
a la que ya apuramos cuando fuimos
como estos que ahora se adueñan de la vida.

                        (Felipe Benítez Reyes, de Sombras particulares, 1992)


domingo, 5 de agosto de 2012

"Los gatos lo sabrán", de Cesare Pavese


El escritor Cesare Pavese

Los gatos lo sabrán


Aún caerá la lluvia
sobre dulces empedrados,
una lluvia ligera
como un hálito o un paso.
Aún la brisa y el alba
florecerán ligeras
como bajo tu paso,
y tú regresarás.
Entre flores y alféizares,
los gatos lo sabrán.

Llegarán otros días,
llegarán otras voces.
Sonreirás sola.
Los gatos lo sabrán.
Oirás viejas palabras,
vanas y cansadas
como vestidos usados
de las fiestas pasadas.

Tú también harás gestos.
Responderás palabras;
rostro de primavera,
tú también harás gestos.

Los gatos lo sabrán,
rostro de primavera,
y la lluvia ligera,
el alba de jacinto,
que el corazón lacera
de quien no te espera,
son la triste sonrisa
que tú sonríes sola,
Llegarán otros días,
voces y despertares.
Sufriremos al alba,
rostro de primavera.
                                           10 de abril 1950

(Cesare Pavese, de "Verrà la morte e avrà i tuoi occhi",
en Poesie, Mondadori, 1969. Versión: Jorge Aulicino)


     Cesare Pavese (Santo Stefano Belbo, Cuneo, 1908-Turín, 1950) fue un poeta y narrador italiano. Pasó su infancia y juventud en Turín, donde su padre ejerció como  procurador del tribunal. La pérdida de su padre a la edad de cinco años, junto con el rigor y la falta de afecto con que lo educó su madre, lo marcaron profundamente y lo convirtieron en un ser inseguro, triste e inmaduro. En Turín  estudió filología inglesa, para dedicarse después a la traducción de autores británicos y estadounidenses, como Dickens, Melville, Dos Passos, Gertrude Stein, Steinbeck y Hemingway, así como a la crítica literaria. Fue codirector de la editorial Einaudi, fundada en 1933, en la que permaneció como editor hasta su muerte. En ella coincidió con intelectuales de la talla de Italo Calvino, Natalia Ginzburg, Elio Vittorini y Primo Levi. En 1934 lo nombraron director de la revista Cultura, de la que era colaborador.  

     En 1935 se enamoró locamente de Battistina Pizzardo, Tina, estudiante de matemáticas y activista del Partido Comunista (PCI), quien lo utilizó como receptor de las cartas que le remitía Altiero Spinelli, un dirigente del PCI encarcelado. La policía encontró las cartas, y Pavese fue condenado a tres años de cárcel, pena conmutada posteriormente por una especie de destierro en el sur de Italia. En esta época inicia su obra literaria con la redacción de un diario, publicado póstumamente con el título El oficio de vivir (1952), en el se encuentran algunas de las páginas más conmovedoras escritas por Pavese. También sufre severas depresiones que se agudizan cuando, al cabo de un año, es puesto en libertad debido a su asma y, al regresar a Turín, se entera de que Tina, "la mujer de la voz ronca", se ha casado con Spinelli  su novio, en realidad, que ha salido de la cárcel. 

    Durante la Segunda Guerra Mundial se libra de ser movilizado por sus problemas de salud, y se marcha de Turín huyendo de la guerra, mientras que muchos de sus amigos entran a formar parte de la Resistencia. Regresa a la ciudad en 1945, allí se entera de que sus amigos han muerto en acción o han sido fusilados, lo que provoca en él un sentimiento de angustia y remordimiento.  Se dedica a reorganizar la editorial y se afilia al PCI, partido con el que mantendrá una difícil relación.

    Mientras,  va sumando fracasos sentimentales. En 1947 conoce en Roma a la actriz estadounidense Constance Dowling, Connie, quien había mantenido una complicada relación amorosa con el director de cine Elia Kazan. Pavese se enamora perdidamente, ella se siente halagada por las atenciones del escritor, pero se produce la ruptura cuando este le propone matrimonio y ella le responde que se casará con otro. El 26 de agosto de 1950, Cesare Pavese se suicidó en la habitación de un hotel, antes de cumplir los 42 años. Pero, como él mismo había escrito antes, "Uno no se mata por el amor de una mujer. Se mata porque un amor, cualquier amor, le revela su desnudez, su miseria, su indefensión, su nada."

Sobre su muerte, la escritora Natalia Ginzburg escribió en "Retrato de un amigo" (recogido en Las pequeñas virtudes): "Para morir eligió un día cualquiera de aquel tórrido agosto, y la habitación de un hotel cerca de la estación: en la ciudad que le pertenecía quiso morir como un forastero".

     Pavese publicó en 1936 su primera colección de versos, Trabajar cansa, en la que su fascinación por los ambientes urbanos y el descubrimiento de la literatura norteamericana, ejercieron una notable influencia. Póstumamente se publicará el poemario Vendrá la muerte y tendrá tus ojos (1951, dedicado a Constance, "rostro de primavera"), que incluye el hermoso y escalofriante poema que da nombre a la colección. Pero lo más interesante de su producción es su narrativa,  que, junto con Vitorini, lo convierten en el iniciador del neorrealismo italiano, y en la que trata sobre los conflictos de la sociedad contemporánea. El camarada (1947), La casa en la colina (1948, en parte autobiográfica, sobre la falta de compromiso político de un intelectual), El bello verano (1949) y  La luna y las fogatas (1950), considerada su mejor novela, son algunos de los títulos más representativos.
*

El poeta español Juan Luis Panero escribió este conmovedor  poema sobre la muerte de Cesare Pavese:


Constance Dowling y Cesare Pavese (1950)


A la mañana siguiente Cesare Pavese
no pidió el desayuno

Solo bajó del tren,
atravesó solo la ciudad desierta, 
solo entró en el hotel vacío,
abrió su solitaria habitación
y escuchó con asombro el silencio.
Dicen que descolgó el teléfono
para llamar a alguien,
pero es falso, completamente falso.
No había nadie a quien llamar,
nadie vivía en la ciudad, nadie en el mundo.
Bebió el vaso, las pequeñas pastillas,
y esperó la llegada del sueño.
Con cierto miedo a su valor
—por primera vez había afirmado su existencia—,
tal vez curioso, con cansado gesto,
sintió el peso de sus párpados caer.
Horas después —una extraña sonrisa dibujada en sus labios
se anunció a sí mismo, tercamente,
la única certidumbre que al fin había adquirido:
jamás volvería a dormir solo en un cuarto de hotel.

(Juan Luis Panero, Los trucos de la muerte, 1975)

Puedes leer "Años", un cuento de Pavese: AQUÍ.
También puedes escuchar el poema "Los gatos lo sabrán" cantado por Loquillo: