Circe Maia (Montevideo, Uruguay, 1932), ensayista, traductora y poeta, es una de las voces más originales de la lírica uruguaya actual.
Julio Maia, su padre, escribano de profesión y uno de los fundadores del Partido Socialista en su ciudad, era natural de Tacuarembó. Su madre, María Magdalena Rodríguez, procedía de Rivera, ciudad limítrofe con la población brasileña de Santana do Libramento, particularidad que influyó en la transmisión de una cultura de frontera. Al poco de nacer la autora, la familia se mudó a Tacuarembó, donde permanecieron hasta 1937. Su padre, que antes de empezar la comida recitaba poesía en lugar de rezar, era una apasionado de la pintura española, especialmente de Goya, y poseía una nutrida biblioteca de poesía, de la que la autora recuerda especialmente los libros de Antonio Machado, su principal influencia, y de García Lorca. En este ambiente, de amor a la pintura, la música y la poesía, creció Circe Maia, jugando con su hermana a recitar poemas y escuchando las canciones portuguesas que cantaba su madre. Escritora precoz, fue su padre quien le publicó su primer libro de poesía, Plumitas (1944), cuando tenía doce años. De vuelta a Montevideo, realiza estudios de primaria y secundaria, inicia los de Filosofía en el Instituto de Profesores Artigas y continúa estudiando en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República. La muerte repentina de su madre cuando Circe tenía 19 años la marcó profundamente y dejó huella en su primera obra madura, En el tiempo, publicada a los 26 años.
En 1962, tras contraer matrimonio en 1957 con el médico Ariel Artigas, regresa a Tacuarembó con su esposo y sus dos hijas mayores. Allí trabó amistad con el poeta Washintong Benavides, que había sido compañero de colegio de su esposo, y se dedicó a la enseñanza de la Filosofía en el liceo departamental y en el Instituto de Formación Docente de esta ciudad. Pero en 1973 es apartada de la enseñanza por el régimen dictatorial, que detuvo a su marido en 1972. Ella se libra de ser detenida porque tenía una hija recién nacida, pero Ariel, acusado de tener vínculos con el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, cumplió dos años de condena, primero en la ciudad de Salto y más tarde en el Penal de Libertad. Se inicia así un periodo muy difícil para la familia, un tiempo que Circe dedica a dar clases particulares y a ampliar sus conocimientos de lenguas extranjeras (griego moderno, francés e inglés), lo que no solo le posibilitará leer a los autores en su lengua, sino también dedicarse a la labor de traducción. En 1983 sufre la pérdida repentina de uno de sus hijos, fallecido en accidente de tráfico a los 18 años. Tras lo cual pasa tres años de desgarrador silencio, al final de los cuales surge el libro en prosa Destrucciones (1986), en el que encontramos algunas veladas alusiones a esta tragedia, que abordará más abiertamente en Dualidades (2014). De sus visitas a la cárcel, en compañía de su hija, surge la novela Un viaje a Salto (1987), uno de los primeros testimonios publicados inmediatamente después de la dictadura, que relata los viajes, encuentros y esperas de una mujer y su hija para visitar a su marido preso. Restituida en su puesto de profesora de secundaria en 1985, siguió enseñando hasta su jubilación en 2001.
Circe Maia suele ser adscrita a la Generación del 45, a la que pertenecen aquellos autores que surgieron artísticamente desde 1945 a 1950. El crítico Ángel Rama, sin embargo, distingue dos promociones dentro de la que ha denominado "generación crítica". La primera agrupa a los nacidos en torno a 1920 (Benedetti, Vilariño), mientras que la segunda -a la que pertenecería la autora-, denominada "promoción de la crisis", agrupa a los nacidos hacia 1930, que comienzan a actuar a partir de 1955, año en que se inicia la crisis económica en su país.
Para Circe Maia la poesía es una mirada que nos lleva hacia la realidad externa, y, como ha señalado la crítica, su poesía establece una relación entrañable con el mundo de lo cotidiano buscando diferenciarse de la concepción de la poesía como espacio sagrado (Carlos Machado). Sus poemas -señala Diego Techeira- abordan situaciones casi insignificantes y las presentan bajo una nueva luz:
Una luz que le aporta esa mirada capaz de intimar con lo que ve, de inaugurarlo con esa intimidad y, desde el compromiso que asume con la sutil realidad de su objeto (una planta, un paisaje, un reflejo, un diálogo, un texto) compartir su visión. Transformarla en presencia.
La autora ha manifestado así mismo que el "yo" del poeta no debería contaminar sentimentalmente o ideológicamente la imagen del mundo sino establecer un diálogo con aquello que aparece ante su mirada para después compartirlo con el lector. En consecuencia, en su poesía encontramos escasas referencias a sí misma y, como nos recuerda Techeira, se observa un progresivo abandono de lo sentimental y de lo subjetivo, de modo que la primera persona pasa a ser "un testigo presencial de cuanto forma parte de la vida". Tres características fundamentales destaca Techeira en la poesía de Circe Maia: "Intensidad (de pensamiento), profundidad (de visión) y transparencia (de la voz)".
Es autora de más de veinte libros, entre los que se cuentan los poemarios En el tiempo (1958), Presencia diaria (1964), El puente (1970), Cambios, Permanencias (1978), Dos voces (1981), Destrucciones (1986), Superficies (1990), De lo visible (1998), Breve sol (2001), Dualidades (2014). Sus poemas han sido musicalizados por Héctor Numa Moraes y Daniel Viglietti. Su poema "Por detrás de mi voz" dio origen a "Otra voz canta", la conocida canción de Viglietti convertida en emblema de los desaparecidos de la dictadura.
Ha traducido a varios autores tanto del griego como del inglés, entre los que se cuentan Odisseas Elytis, Konstantin Kavafis, Yannis Ritsos, Roys Papangelos, William Shakespeare, William Carlos Williams y Robin Fulton.
Ha recibido varios premios y distinciones, de los que destacan el Premio Nacional de Poesía de Uruguay (2007), un Homenaje de la Academia Nacional de Letras, durante el cual fue designada miembro de la misma, el Premio Bartolomé Hidalgo (2010) y Gran Premio a la Labor Intelectual, otorgada por el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay en 2014. En los últimos años su figura, muy reconocida en su país, ha adquirido una proyección internacional, especialmente en España, donde se han editado algunas de sus obras y en 2023 se le ha concedido el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada-Federico García Lorca. El acta del jurado de este premio ha dejado constancia de que Maia "se ha mantenido al margen de tendencias poéticas dominantes", como autora "de una obra personal y de influencia en español", habiendo "convertido la poesía en un método de conocimiento de la realidad, que se basa en la experiencia diaria, con un lenguaje transparente y exacto".
-Puedes escuchar la canción "Otra voz canta": AQUÍ.
Referencias:
Tras la explicación es significativo el poema de la buganvilla ésa: ella no pudo ver el completo desarrollo del hijo fallecido en el accidente...
ResponderEliminarEs muy cierto cómo ciertas luces, aromas o situaciones momentáneas nos retrotraen al pasado. ¡Y qué bien cuando aquello que se pasa fugazmente por nuestro cerebro es un agradable recuerdo!
Bueno, unas veces es un puente pero otras, una barrera... depende de lo que nos inspira ese ser que se cruza en nuestro camino... ¿Cómo saber si nuestro prejuicio es acertado
Ya estamos con el eterno debate: conceptismo o culteranismo. ¡Pues ambos son igual de válidos , interesantes e importantes. Tan necesario es el cristal transparente para ver claro como la reja de forja que nos admira con su belleza y el esfuerzo del herrero que le dió forma.
Qué me ha gustado esta señora con carita de tan buena persona, su historia y estos ejemplos de su obra, tan dilatada en el tiempo.
Carlos San Miguel