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domingo, 25 de agosto de 2019

"Caballos de cartón cruzando el cielo", de Antonio Lucas


© Lola Catalá



Caballos de cartón cruzando el cielo


Del otro lado de la infancia vienen esas voces de colores,
estos lápices que tensan la verdad de la mañana:
volcán de niños golpeando el aroma de las flores en los parques.

Una vez ahí te viste, aunque no te reconoces,
coronado de cintas y dragones.
Clavicordio de risa permanente dando forma al vacío
de las horas, verbo al sueño. Ganando mil batallas.
Nunca el tiempo fue tan bello ni más alta su cima.

Caballos de cartón cruzando el cielo.

Y nunca te asustó la fiebre, porque estaba hecha de espuma,
plegada en un océano de sábanas.
El dolor, entonces, aún era misterio.

Hacías de la tarde un vasto territorio,
un triángulo de llanto con sol en cada esquina;
y lentamente abrías abismos a tu paso,
vengabas las estrellas
lanzando tus ejércitos de llamas en la noche:
sonora turba virgen sin secretos.

¿Quién habitó esos días despojados de ira?
¿Quién anunciaba la muerte con pantalones cortos?
¿Quién dejó allá abajo, del otro lado de la infancia,
su huella como honda epifanía, su ansia de lo eterno?

De aquello que aprendiste nada queda,
pues tu memoria de entonces crepita en la memoria de los otros.
A veces es ceniza, a veces pura música inconcreta,
un círculo de oro con libélulas,
una leve vibración como un estanque,
una cueva de cristal dentro del pecho.

Era edad sin edad,
semilla verdadera.
Jamás andar descalzo fue tan cierto.

                                                             De Las máscaras, DVD, 2004



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domingo, 25 de enero de 2015

"Fuera de sitio", de Antonio Lucas



       FUERA DE SITIO


Imagina que el tiempo sólo es lo que amas:
unas pocas palabras, unos seres exactos,
unas horas muy lisas, una playa (quizá)
donde el daño no acecha.

Imagina la vida como no lo es ahora,
no quiero decir como algo perfecto,
sino un resplandor, cierto abril de muy lejos,
un tributo al azar sin otro destino
que el confín fugitivo de un eco sin rostro.
Y después cualquier cosa.

Con qué precisión va la edad hilvanando el espino.
Y qué extraña la urgencia de ir en pie hasta la ola,
celebrar lentamente que aniquile mi huella,
mi escritura de hombre, mi certeza de surco,
ser la alta misión de lo que nunca concluye
como no cierra el mar su recado en la orilla.

Pero no es estar quieto la razón ni la meta,
sino un querer más pequeño, una conquista más clara:
ver la vida llegar de su noche a tu noche
en un cuerpo ajeno,
pronunciar su silencio,
abrazar su alambrada,
desear su vacío,
delirar sin camino, sin mapa, sin fuego,
hasta el tiempo sin tiempo
del país que no haremos.

         De Los desengaños, Visor, 2014, páginas 81-82


Antonio Lucas./Foto: Begoña Rivas

Antonio Lucas (Madrid, 1975) es un poeta y periodista español. Licenciado en Periodismo, desde 1996 trabaja en el diario El Mundo, donde es redactor de cultura y columnista. El interés por la poesía nace en él muy temprano pues desde muy joven conoció a poetas amigos de su familia, y  su padre, gran aficionado a la poesía,  les leía poemas de Alberti, Miguel Hernández o Antonio Machado.

Amante de la poesía de Rimbaud*, Paul Éluard y Claudio Rodríguez**, sus poemas han sido recogidos en diversas antologías y ha publicado los siguientes poemarios: Antes del mundo (Accésit del Premio Adonáis 1995), Lucernario (Premio El Ojo Crítico 2000), La máscara (2004), Los mundos contrarios (2009, Premio Internacional Ciudad de Melilla) y Los desengaños (Premio Loewe 2013). 

De Los desengaños ha dicho el autor que "está lleno de lo que vivía yo por un lado y de lo que vivimos en la sociedad española por otro; por una parte aparece una ruptura sentimental -la separación de una mujer tras muchísimos años juntos- y por otra una percepción del presente que atravesamos y de la situación de incertidumbre que hay en el ámbito de lo social. Estas dos cosas conforman un estado de ánimo que no es de tristeza, sino de superación. El libro está escrito con un gran entusiasmo a pesar de que viene de dos arañazos: el arañazo del ciudadano que no comprende bien lo que sucede a su alrededor y no le gusta, y el arañazo de la persona que pierde a alguien que ha sido fundamental en su vida durante tantos años".

Otro poema del autor en este blog:

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