EL BLOG DE LA BIBLIOTECA "IRENE VALLEJO" DEL IES GOYA DE ZARAGOZA


biblioteca.ies.goya@gmail.com


Mostrando entradas con la etiqueta Edith Wharton. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Edith Wharton. Mostrar todas las entradas

lunes, 11 de abril de 2016

Leer juntos Hoy: 'Las hermanas Bunner', de Edith Wharton



Grupo de lectura I "Leer juntos Hoy" del IES “Goya”
Sesión del 21 de marzo de 2016
Obra comentada: Las hermanas Bunner, Contraseña, 2011
Autora: Edith Wharton 
Traducción de Ismael Attrache
Prólogo de Soledad Puértolas
Ilustración de la cubierta de Elisa Arguilé


Edith Wharton, escritora americana nacida en 1862 en una familia de la alta burguesía de Nueva York y fallecida en 1937 en Francia. Indispensable de la literatura americana y mundial. Escribió en francés e inglés y ganó el premio Pulitzer en 1920 por La edad de la inocencia, y en 1923 fue nombrada doctor honoris causa por la Universidad de Yale.
Acercó la novela costumbrista europea a la literatura americana. Muy crítica con las condiciones sociales y económicas y el confinamiento  de la mujer. Mantuvo una estrecha relación de amistad con Henry James y, aunque fue su maestro, su estilo es diferente por ser más realista e irónica con la alta sociedad de la preguerra en NY. Henry James le aconsejaba escribir de lo que sabía, es decir, de su ambiente y de otra de sus pasiones, la decoración y la arquitectura. En sus novelas trasmite sus experiencias y desdichas personales. Tenía la sensación de no pertenencia, como alguno de sus personajes, al estar a la vez en la frívola sociedad neoyorkina y en el ambiente intelectual. 

No obstante, la novela que nos ocupa, Las hermanas Bunner, se aleja de ese ambiente y muestra la gran capacidad de comprender y trasladar al lector la vida de dos hermanas solteras que regentan una modesta mercería en un anodino barrio de NY. La “dama de las mangas abullonadas” que visitaba en alguna ocasión esa tienda podría ser la propia Edith.

La descripción eficaz y la concisión y economía en el lenguaje no merman la captación de ese ambiente. Vamos conociendo a Ann Eliza y a Evelina por una vida austera y sin alicientes, inmersas en la resignación, la penuria y la soledad. Estrechamente unidas en una simbiosis que solo se romperá con la entrada de un pobre hombre gris, un alemán de profesión relojero, el señor Ramy.

Para ellas, es la última oportunidad para dejar la soltería. Ann Eliza, la mayor, cede con gran sacrificio ese privilegio a su hermana. Al hombre, cualquiera de ellas le va bien, necesita una mujer que sea trabajadora, no le duela la cabeza y limpie. Aunque el lector actual pueda darse cuenta de esa actitud de aprovechamiento y mentira, ellas son incapaces de verlo. Las mujeres solo se realizan si las elige un hombre.

El narrador es externo pero su palabra se alimenta continuamente de los pensamientos y sentimientos de Ann Eliza, es un narrador omnisciente limitado.

En la novela hay otros personajes, secundarios, como las vecinas con las cuales mantienen una  relación de apoyo mutuo y la señora Hochmüler, amiga del relojero, de la que poco se sabe y desagrada a Ann Eliza.

La novela está dividida en dos partes de similar amplitud pero, si nos fijamos en el tiempo transcurrido, la primera parte comienza en el invierno y concluye en primavera; aproximadamente en seis meses presenta el ambiente y los personajes con precisión y utiliza la metonimia en algunas ocasiones: para transmitir las emociones se sirve de los objetos que lleva Ann Eliza.

Hay algunos objetos que pueden considerarse simbólicos como el reloj (la precisión) o el grabado que decora la habitación de una imagen de “Doncella atada a la roca”, que podría corresponder a un grabado de Gustav Doré, haciendo referencia al mito de Andrómeda que espera al hombre para ser salvada. 


Gustav Doré, Andrómeda. Litografía. 
Museu Nacional de Belas Artes, Río de Janeiro

En una de las visitas, Ramy elige un libro  de Longfellow  y lee el poema  “La doncellez”: una doncella al borde de la madurez tiene  dudas sobre el  goce  de la vida debida a una falsa idea del deber. 

Al final de la primavera ya se han hecho las sucesivas declaraciones de amor y Evelina está prometida  al señor Ramy.

En la segunda parte todo ocurre de forma rápida y precipitada. La boda urgente, el traslado del matrimonio a San Luis y la petición de dinero para todo ello. A nada se opone Ann Eliza por la felicidad de su hermana. Son meses de adaptación a la nueva situación y hay referencias simbólicas al Dolor y la Soledad. Llegan cartas de Evelina que su hermana considera de  retórica elocuencia en la que apenas se pueden entrever los detalles de su vida. Las cartas se van distanciando. Ha pasado un año desde la boda y en primavera (referencia a flores naturales) nada sabe de su hermana. Intenta localizarla y descubre el secreto del esposo, es toxicómano desde hace años. Nadie conoce el paradero de ambos. La pobreza y la tristeza van en aumento durante otro año. Al fin en primavera aparece su hermana en casa, enferma y andrajosa.

Lo que sigue es lo esperado en una novela del siglo XIX. Evelina cuenta las desdichas que le ha proporcionado su marido y fallece al poco tiempo. Ann Eliza, sin recursos para mantener la tienda, tiene que abandonarla y se ve en la calle buscando trabajo.

En esta novela se sugieren varios problemas universales:

- La situación de desigualdad de las mujeres.
- El sacrificio que se realiza en aras de un deber mal entendido.
- La dependencia entre personas a las que une un vínculo sentimental.
- La falta de claridad para ver los vicios de quien engaña debido a nuestra propia debilidad.
La forma narrativa y la estructura de la trama son las claves de esta buena novela.

Finalmente, quisiera nombrar otras obras de la autora, además de la más conocida La edad de la inocencia, llevada al cine por Martin Scorsese. Escribir ficción es un ensayo muy recomendable para entender la técnica narrativa. Y, por otra parte, el relato corto, Xingú, ambientado en la clase social de Edith Warthon, cuyas protagonistas son ridiculizadas con afilada ironía, tratamiento que contrasta con el que da a las mujeres de nuestra novela.


Sara Morante. Ilustración para Xingú, ed. Contraseña, 2011


Victoria Aragüés

 Nuestra contertulia Inmaculada Martín nos regala esta preciosa acuarela para ilustrar nuestras charlas






sábado, 28 de junio de 2014

Leer juntos "Etham Frome"

Leer juntos, grupo II:

Sesión de 9 de junio de 2014
Obra: Etham Frome
Autora: Edith Wharton

 
Literatura de la levedad, casi no pasa nada. No hay trama, no hay acción, una historia sencilla.

Pero en ese “no pasar nada” de la vida rural en la América profunda de finales del s. XIX se desencadena el gran drama vital: el amor prohibido, la ruptura y el desenlace. Y la mayor tragedia, el final no deseado.

La novela trascurre en una pequeña y fría ciudad del estado de Massachusetts, en pleno invierno, cuando la nieve es el único elemento luminoso del paisaje y las comunicaciones cierran la comunicación de las personas. Una vida sencilla, aparentemente placentera, de acuerdo con las normas y cánones establecidos en la comunidad, se trunca por un extraño y no explicado accidente. Tres personas quedan profundamente dañadas, aunque su vida sigue largamente.

Los primeros hechos de la novela nos los cuenta un observador externo. Un “transeúnte” que pasaba por allí y conoce al personaje, Etham Frome, y circunstancialmente, también por causa de la nieve, su entorno, dos mujeres enfermas, inválidas, a su cargo y cuidado. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí?

La segunda parte, el núcleo de la novela, nos lo cuenta un narrador omnisciente que nos va descubriendo la realidad. Nadie más lo puede contar, pues nadie más  conoce  la verdad, aunque intuya los sentimientos. Este narrador es el alter ego del protagonista, pero no es él pues él nunca contaría su historia, una historia acorde a la naturaleza humana, pero terriblemente confrontada con las normas de la vida de una aldea rural. La propia autora explica en un prólogo por qué no pueden explicar la historia los vecinos del lugar y los conocidos de los protagonistas. Desconocen los hechos, no saben lo que sucedió y por qué.

El observador vuelve al final de la novela a presentar la conclusión. Ha comprendido el drama. Ha triunfado el destino, la bondad y también el amor.

La autora, Edith Wharton (Edith Newbold Jones, 1862 –1937), pertenecía a una acomodada familia de Nueva York. Casada convenientemente, se divorció posteriormente y llevó, posteriormente, una vida independiente entre Estados Unidos y París. Escribió la novela Etham Frome en 1911, poco antes de su divorcio y en 1921 ganó el Premio Pulitzer por La edad de la inocencia (dominaba la lengua francesa y escribía habitualmente en los dos idiomas, francés e inglés). Posteriormente fue tres veces nominada al Premio Nobel. Una constante de su obra es la crítica a la conservadora y retrógrada sociedad decimonónica, personificada en la alta burguesía o en la intransigente sociedad rural, a la que retrata magníficamente en esta novela.

Dos de sus novelas fueron llevadas al cine: Etham Frome (John Madden, 1991) y La Edad de la Inocencia (Martin Scorsese, 1993). Casi un siglo después de ser escritas y de la vida de la autora, este hecho demuestra la trascendentalidad e intemporalidad de su literatura.

Como siempre un animado debate acompaño a la presentación de la novela. Acuerdo unánime en la facilidad y agrado de la lectura, en la sensación primera de sencillez y facilidad, y la enorme cantidad de ideas y pensamientos tras su final.

Con esta novela dimos por concluido el curso 2013-2014 y nos emplazamos de nuevo para el próximo mes de septiembre.

Adjunto la valoración incluida en la Memoria de esta actividad:

En el grupo II queremos destacar la interesantísima aportación de los alumnos asistentes. La interacción “generacional” (alumnado, profesorado, familias, profesoras jubiladas), basada en el respeto, la confianza y un alto nivel intelectual, convierte nuestra tertulia literaria en una fuente de conocimiento, reconocimiento, relación y amistad.
Nuestra valoración del desarrollo de la actividad, en su conjunto, ha sido muy positiva.

                                                                                                                 Concha Gaudó