También nos gusta el terror sobrenatural porque nos distrae del aburrimiento por el materialismo de la vida real, entendiendo "materialismo" en el sentido de lo real, lo tangible, lo científicamente sistematizado con su limitación de las expectativas de la existencia en la muerte, pienso yo... porque los creyentes tienen la Religión pero los ateos pueden recurrir a esta ficción para olvidar la desesperanza que aguarda al cerrar el libro o al salir del cine. Y es muy cierto lo e las calabazas autóctonas...que parece que hemos tenido que esperar a que los yankees las pongan de moda olvidando que nuestros abuelos e incluso nuestros padres ya las decoraban y utilizaban. En San Martín del Moncayo he escuchado testimonios de que festejaban a los difuntos con ellas hasta la época que dice el texto: los Sesenta o Setenta. Y no les ponían la típica cara made on yankilandia, sino otras más amables. Carlos San Miguel
También nos gusta el terror sobrenatural porque nos distrae del aburrimiento por el materialismo de la vida real, entendiendo "materialismo" en el sentido de lo real, lo tangible, lo científicamente sistematizado con su limitación de las expectativas de la existencia en la muerte, pienso yo... porque los creyentes tienen la Religión pero los ateos pueden recurrir a esta ficción para olvidar la desesperanza que aguarda al cerrar el libro o al salir del cine.
ResponderEliminarY es muy cierto lo e las calabazas autóctonas...que parece que hemos tenido que esperar a que los yankees las pongan de moda olvidando que nuestros abuelos e incluso nuestros padres ya las decoraban y utilizaban. En San Martín del Moncayo he escuchado testimonios de que festejaban a los difuntos con ellas hasta la época que dice el texto: los Sesenta o Setenta. Y no les ponían la típica cara made on yankilandia, sino otras más amables.
Carlos San Miguel