Grupo de lectura "Leer juntos Hoy" del IES Goya
Sesión del 11 de febrero de 2019
Obra comentada: El tiempo regalado. Un ensayo sobre la espera, Libros del Asteroide, Barcelona, 2018
Autora: Andrea Köhler
Traducción: Cristina García Ohlrich
Andrea Köhler, fotografiada en Barcelona. JUAN BARBOSA. El País |
Es una periodista y escritora nacida en Bad Pyrmont, en el sur de Sajonia, Alemania. Estudió
Literatura y Filosofía en las universidades alemanas de Friburgo y Braunschweig. Vive entre Berlín y Nueva York, donde lleva diecisiete años. Trabaja como corresponsal de cultura en Estados Unidos del periódico suizo Neue Zürcher Zeitung. Está casada y tiene dos hijos. En 2003 recibió el Premio Berlín de Crítica Literaria.
2. Sobre El tiempo regalado
Precioso e interesante libro de la escritora alemana Andrea Köhler, cuyo título completo -El tiempo regalado. Un ensayo sobre la espera- nos plantea directamente el tema y la forma en que la autora va a desarrollar el contenido.
Vivimos tiempos apresurados. El espacio y el tiempo han cambiado, casi no existen puesto que el mundo de las comunicaciones nos hace vivir en la ubicuidad y en la simultaneidad con relación a los eventos exteriores. Sin embargo, nuestro tiempo vivencial sigue teniendo el mismo ritmo, la misma cadencia, nuestro tiempo marcado por el pulso de la respiración, por la demanda del hambre, la sed y el sueño. Pero sobre todo por los impulsos de la insatisfacción, fruto del deseo de infinitud y eternidad que pedimos y esperamos saciar con los afectos y el amor que sentimos, que no acaban de ser satisfechos.
La sensación de inquietud, falta de calma, de paz interna, son la tensión, el "no estar en" sino "estar en más allá o más acá", "en un antes o en un después". Somos seres en tránsito, en movimiento, en dinamismo. Seres inacabados y que hemos de lograr nuestro ser, nuestro ser en la existencia, como ese ser que está ahí y que necesita hacer para ser y responder a las demandas de sí mismo, de los otros, de las cosas.
El tiempo y la espera nos acompañan porque somos conscientes, inteligentes, porque sabemos que venimos, estamos y nos hemos de ir; que nacemos y morimos; que la vida que vivimos es un vivir para morir; que vivir es morir, un camino hacia la muerte. La vida es un estar, una espera constante de instantes para alcanzar esa "vida regalada", una vida que no nos hemos dado, sino que nos han dado y cuidamos, procuramos que dure o no dure al distanciar o acercar la muerte. En esta tensión constante buscamos diferentes formas de entender, aceptar, serenar este nuestro ser vida distendida.
Andrea Köhler, en las diferentes partes de este sugerente ensayo, nos regala sus reflexiones sobre diversas formas, manifestaciones o aspectos de esta ESPERA que es la vida. La autora se apoya en sus lecturas de pensadores, filósofos, literatos, artistas, que por medio de alguna de sus obras, citadas por ella, nos abre puertas para poder profundizar o completar el aspecto que más nos haya interesado, inquietado o bien iluminado sobre nuestra vivencia de la espera. Nos proporciona así una interesante bibliografía de importantes autores del panorama literario.
La inteligencia y la conciencia van unidas a la narración. Solo cuando podemos contar, narrar nuestra vida, logramos la serenidad que nos puede dar la sabiduría. Saber que nos puede ayudar a confiar y esperar esperanzadamente.
Estaría bien preguntar, a quienes hemos leído este libro y nos hemos reunido para comentarlo, qué esperábamos al tenerlo en nuestras manos. Las respuestas son múltiples. La mía es que esperar luz, claridad y total comprensión es pedir desvelar el secreto misterio de la vida. Sería el final del pensamiento, del relato que empieza y acaba con cada vida al preguntarnos: ¿qué puedo conocer?, ¿qué debo hacer?, ¿qué debo esperar?, ¿qué es ser humano? Se acabaría la filosofía, la ciencia, el arte. Se acabarían las preguntas inacabables, se acabaría la espera, viviríamos en lo absoluto, en lo en sí y no con otro, seríamos otra cosa o, mejor, infinitos, porque seríamos sin tiempo y sin espera.
La espera es la esencia, el ser de la vida humana, porque somos tiempo, "tiempo regalado", tiempo que nos han dado sin pedirlo, sin demandarlo, ya que no hemos elegido nacer y no hemos nacido por nosotros mismos, salvo en ese sentido figurado del nacer y renacer cada día al hacer. Tiempo que no nos hemos dado a nosotros mismos, pero que podemos cultivar, cuidar, ritmar -dándole un tempo, un ritmo- y decidir terminar, con el suicidio y la eutanasia. Podemos crear, componer relatos, melodías de contenidos, sonidos diferentes, según juguemos con los instantes, los "entres", los momentos del fluir del tiempo, del flujo de instantes, de la paradójica impermanencia-permanente. Instante que, en cuanto sientes, dices, vives como un "ya es", deja de ser, constante llegar a ser del no ser a ser, y vuelta a nada. Del no ser que éramos al no ser que seremos, vivencia que nos anticipa el dormir.
La estructura del texto es muy sugerente, con su Preludio y sus Intermezzos. Ya en el Prefacio, página 13, escribe Andrea Köhler:
sobre las diferentes vivencias de la espera, lo inicia con un Preludio e intercala Intermezzos entre las partes. El Preludio es la cosa o acción que precede a otra y le sirve de entrada, anuncio o comienzo. En música, es la composición instrumental concebida como introducción de una obra musical; una pieza musical breve sin una forma interna particular. El Intermezzo es una composición musical que se coloca entre otras dos mayores. Se puede intuir que la autora pretende con esta estructura aunar las dos grandes formas de expresar el devenir humano: la narración literaria y el lenguaje musical.
Resulta curioso observar cómo cambia el tono y la forma de expresión. En las formas que comparte con la música su lenguaje tiene un tono más poético, para diferenciarlas de los capítulos en que ordena su discurso filosófico. También llama la atención que los epígrafes del Preludio y los Intermezzos no figuran en el índice de la obra, las páginas de estas partes aparecen sin numerar, cambia el tipo de letra y los títulos son enormemente sugerentes: "Espero", "Futuro II", "Esperanza, tiempo saqueado", "La musa dormida", "Hacer esperar", "Siempre de regreso a casa", "Baños de revelado", "Bostezar".
En definitiva, un interesante ensayo en el que la autora crea un sugerente juego intercalando dos formas de lenguaje, el narrativo y el musical, para reflexionar sobre la espera que es la vida humana.
Penélope es el primer personaje literario en que la espera se hermana con la narración. 'Penélope y Telémaco', detalle de una pintura de figuras rojas (440 a. C) |
El tiempo y la espera nos acompañan porque somos conscientes, inteligentes, porque sabemos que venimos, estamos y nos hemos de ir; que nacemos y morimos; que la vida que vivimos es un vivir para morir; que vivir es morir, un camino hacia la muerte. La vida es un estar, una espera constante de instantes para alcanzar esa "vida regalada", una vida que no nos hemos dado, sino que nos han dado y cuidamos, procuramos que dure o no dure al distanciar o acercar la muerte. En esta tensión constante buscamos diferentes formas de entender, aceptar, serenar este nuestro ser vida distendida.
Andrea Köhler, en las diferentes partes de este sugerente ensayo, nos regala sus reflexiones sobre diversas formas, manifestaciones o aspectos de esta ESPERA que es la vida. La autora se apoya en sus lecturas de pensadores, filósofos, literatos, artistas, que por medio de alguna de sus obras, citadas por ella, nos abre puertas para poder profundizar o completar el aspecto que más nos haya interesado, inquietado o bien iluminado sobre nuestra vivencia de la espera. Nos proporciona así una interesante bibliografía de importantes autores del panorama literario.
La inteligencia y la conciencia van unidas a la narración. Solo cuando podemos contar, narrar nuestra vida, logramos la serenidad que nos puede dar la sabiduría. Saber que nos puede ayudar a confiar y esperar esperanzadamente.
Estaría bien preguntar, a quienes hemos leído este libro y nos hemos reunido para comentarlo, qué esperábamos al tenerlo en nuestras manos. Las respuestas son múltiples. La mía es que esperar luz, claridad y total comprensión es pedir desvelar el secreto misterio de la vida. Sería el final del pensamiento, del relato que empieza y acaba con cada vida al preguntarnos: ¿qué puedo conocer?, ¿qué debo hacer?, ¿qué debo esperar?, ¿qué es ser humano? Se acabaría la filosofía, la ciencia, el arte. Se acabarían las preguntas inacabables, se acabaría la espera, viviríamos en lo absoluto, en lo en sí y no con otro, seríamos otra cosa o, mejor, infinitos, porque seríamos sin tiempo y sin espera.
La espera es la esencia, el ser de la vida humana, porque somos tiempo, "tiempo regalado", tiempo que nos han dado sin pedirlo, sin demandarlo, ya que no hemos elegido nacer y no hemos nacido por nosotros mismos, salvo en ese sentido figurado del nacer y renacer cada día al hacer. Tiempo que no nos hemos dado a nosotros mismos, pero que podemos cultivar, cuidar, ritmar -dándole un tempo, un ritmo- y decidir terminar, con el suicidio y la eutanasia. Podemos crear, componer relatos, melodías de contenidos, sonidos diferentes, según juguemos con los instantes, los "entres", los momentos del fluir del tiempo, del flujo de instantes, de la paradójica impermanencia-permanente. Instante que, en cuanto sientes, dices, vives como un "ya es", deja de ser, constante llegar a ser del no ser a ser, y vuelta a nada. Del no ser que éramos al no ser que seremos, vivencia que nos anticipa el dormir.
La estructura del texto es muy sugerente, con su Preludio y sus Intermezzos. Ya en el Prefacio, página 13, escribe Andrea Köhler:
Este ensayo quiere recordar que no es fácil deshacerse de la ambigüedad propia de nuestra existencia en su característico pulso entre presencia y ausencia. Seguramente es la música la que ha sabido dar una respuesta más concreta para representar este asunto, si bien sus pausas, ritmos y repeticiones siguen un esquema más preciso que las vicisitudes de nuestra vida ordinaria. En este libro trato de dar eco al ritmo de la espera, con interludios en cada capítulo que son interludios de la fantasía. El "yo" que ahí habla es ficticio.Así pues, el libro, compuesto por una serie de capítulos que son otras tantas reflexiones
sobre las diferentes vivencias de la espera, lo inicia con un Preludio e intercala Intermezzos entre las partes. El Preludio es la cosa o acción que precede a otra y le sirve de entrada, anuncio o comienzo. En música, es la composición instrumental concebida como introducción de una obra musical; una pieza musical breve sin una forma interna particular. El Intermezzo es una composición musical que se coloca entre otras dos mayores. Se puede intuir que la autora pretende con esta estructura aunar las dos grandes formas de expresar el devenir humano: la narración literaria y el lenguaje musical.
Resulta curioso observar cómo cambia el tono y la forma de expresión. En las formas que comparte con la música su lenguaje tiene un tono más poético, para diferenciarlas de los capítulos en que ordena su discurso filosófico. También llama la atención que los epígrafes del Preludio y los Intermezzos no figuran en el índice de la obra, las páginas de estas partes aparecen sin numerar, cambia el tipo de letra y los títulos son enormemente sugerentes: "Espero", "Futuro II", "Esperanza, tiempo saqueado", "La musa dormida", "Hacer esperar", "Siempre de regreso a casa", "Baños de revelado", "Bostezar".
En definitiva, un interesante ensayo en el que la autora crea un sugerente juego intercalando dos formas de lenguaje, el narrativo y el musical, para reflexionar sobre la espera que es la vida humana.
Inocencia Torres Martínez
Andrea Köhler, en el hotel Astoria de Barcelona. JOSEP LOSADA (www.elpuntavui.cat) |
Enhorabuena, Ino, por tus sugerencias de lectura y por hacernos partícipes de las vivencias que te ha despertado este ensayo.
ResponderEliminarUn buen resumen que invita a leer y releer. ¡Gracias por compartirlo!