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domingo, 11 de marzo de 2018

"Palabra", de Alejandro Duque Amusco





 Palabra

Celada hermosa,
detrás de cuya estela
se me fueron
los ojos deslumbrados;
viví para ahuyentar
la muerte y su cara empolvada
con tu gracia
de frágil danzarina.

Para esperarte
bajo la luna negra del deseo,
como sumiso amante,
por si acaso venías.
Pero tal vez
no eres más que eso: una espera
en la noche,
la espera que se cumple
en otra espera,
la promesa
por siempre demorada.
La cita de una ausencia.
¿Cómo tenerte, hechizo delicado,
si sé que las palabras
más amadas son esas
que nadie oye,
las más ansiadas son
las que nos cuestan
al final la vida?

De "Donde rompe la noche",
Visor, 1994, Madrid


En 2015 la editorial Renacimiento publicó la edición definitiva, aumentada y revisada por el autor,  de Donde rompe la noche, el poemario con el que obtuvo veinte años antes el Premio Loewe de Poesía. Son cuatro las composiciones añadidas a la primera edición: "Faro", "Mujer sola", "Horas destejidas" y "Oscura plegaria". Incluye asimismo los quince haikus que figuraban en la primera edición, agrupados bajo el título común de "Briznas". El autor explica que esta serie de textos breves de inspiración oriental fue desgajada posteriormente de Donde rompe la noche y publicada como libro independiente  en 2004 debido a un malentendido: Duque Amusco creyó erróneamente que a Octavio Paz, que formaba parte del jurado del Premio Loewe, no le habían agradado los haikus, cuando en realidad era lo que más había valorado del libro.

La colección de poemas aparece precedida por el escrito titulado "A modo de poética, por alguien que no cree en las poéticas", del que José María Balcells Doménech destaca dos aspectos. Primero: el anticonvencional planteamiento de que el poema "nace de una oscuridad [...] y va a otra": el poeta es el origen de esa oscuridad y los lectores el "puerto de acogida", según Balcells. Segundo: escribir "para luego" sería como "condenarse" a perdurar, una pretensión ilusoria pues, como está escrito en la tumba de Keats, el poeta escribe su nombre en el agua.

Añade Balcells Doménech que la crítica ha incluido a veces la lírica de Alejandro Duque Amusco en el denominado nuevo esencialismo poético, caracterizado por la importancia de la metapoesía y la reducción de lo retórico, lo que conlleva que el poema se ciña a lo esencial y propenda al despojamiento, a la desnudez, al tiempo que el poeta se adentra en la indagación. Abelardo Linares, en la contracubierta de la segunda edición, alude a una "poesía de la conciencia  y a la vez del despojamiento que hay siempre en toda verdad", y en la exactitud juanramoniana.

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2 comentarios:

  1. La PALABRA como lejanos aullidos que arden en la noche: PALADRA.
    (Ya lo dice el acróstico silábico de la estrofa: Cé-de-se-los: Vi-la con-de)
    (O al revés: Arda la palaDra)

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  2. ¿Y qué espera de las palabras? ¿dominarlas como poeta que es? ¿o es que espera que alguien le diga una palabra que quiere escuchar?
    Carlos San Miguel

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