"Carta a un desterrado" responde a una nueva reinterpretación del mito de Penélope, arquetipo de la esposa fiel y abnegada, a quien se da voz para que exprese su personal visión de la historia. Como hizo Ovidio en Las Heroidas, Claribel Alegría adopta la perspectiva de Penélope, quien escribe una carta a Ulises, pero para anunciarle, en este caso, que ama a otro y pedirle que no regrese.
El poema se inicia con la fórmula habitual en las cartas, "Mi querido Odiseo", y termina con otra fórmula de despedida: "Tu discreta Penélópe". El epíteto "discreta", el que con mayor frecuencia se une al nombre de Penélope en la Odisea, encierra aquí cierta ironía (como observan F. Rodríguez Lestegás y L.M. García Bernadal en Identidad y ciudadanía: reflexión sobre la construcción de la identidad) porque la nueva imagen de la esposa de Odiseo que se proyecta en el poema ha borrado ya su identidad anterior.
En la composición se distinguen dos partes claramente diferenciadas. La primera comprende los treinta primeros versos. En ella, la autora se apoya en el modelo conocido de mujer que lamenta la ausencia de su esposo y se siente agobiada por el asedio de los pretendientes, hasta que un dios se apiada de ella y le aconseja tejer un sudario. A partir de entonces, teje durante el día y desteje por la noche para prolongar el plazo de espera antes de elegir un nuevo esposo. El tiempo verbal empleado es siempre el pasado, pues hace referencia a una etapa que ya finalizó: "Así pasé tres años". La segunda parte (los cuarenta y dos versos restantes), referida al presente en que escribe la carta, comienza con el adverbio "ahora" y el tiempo verbal es el presente. Penélope ya no espera a Odiseo, a quien ha dejado de amar con el paso del tiempo. Su afecto es para un hermoso joven, experto como Ulises en el manejo del arco y de la flechas. Por eso Penélope, conocedora de las aventuras de su esposo con Circe y con Calipso, le aconseja que no vuelva y rehaga su vida con una de las dos.
Como indican Rodríguez Lestegás y García Bernadal, a pesar de que Penélope construye su argumentación basándose en principios propios de la sociedad patriarcal, la autora construye una imagen transgresora:
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El poema se inicia con la fórmula habitual en las cartas, "Mi querido Odiseo", y termina con otra fórmula de despedida: "Tu discreta Penélópe". El epíteto "discreta", el que con mayor frecuencia se une al nombre de Penélope en la Odisea, encierra aquí cierta ironía (como observan F. Rodríguez Lestegás y L.M. García Bernadal en Identidad y ciudadanía: reflexión sobre la construcción de la identidad) porque la nueva imagen de la esposa de Odiseo que se proyecta en el poema ha borrado ya su identidad anterior.
En la composición se distinguen dos partes claramente diferenciadas. La primera comprende los treinta primeros versos. En ella, la autora se apoya en el modelo conocido de mujer que lamenta la ausencia de su esposo y se siente agobiada por el asedio de los pretendientes, hasta que un dios se apiada de ella y le aconseja tejer un sudario. A partir de entonces, teje durante el día y desteje por la noche para prolongar el plazo de espera antes de elegir un nuevo esposo. El tiempo verbal empleado es siempre el pasado, pues hace referencia a una etapa que ya finalizó: "Así pasé tres años". La segunda parte (los cuarenta y dos versos restantes), referida al presente en que escribe la carta, comienza con el adverbio "ahora" y el tiempo verbal es el presente. Penélope ya no espera a Odiseo, a quien ha dejado de amar con el paso del tiempo. Su afecto es para un hermoso joven, experto como Ulises en el manejo del arco y de la flechas. Por eso Penélope, conocedora de las aventuras de su esposo con Circe y con Calipso, le aconseja que no vuelva y rehaga su vida con una de las dos.
Como indican Rodríguez Lestegás y García Bernadal, a pesar de que Penélope construye su argumentación basándose en principios propios de la sociedad patriarcal, la autora construye una imagen transgresora:
A pesar de que en esta ruptura todavía permanece la imagen tradicional de que Penélope necesita un hombre a su lado para regir la casa, porque Telémaco es un niño y el padre de Ulises un anciano, la autora construye una nueva identidad para la protagonista del poema desde otra perspectiva ideológica a partir de la cual las mujeres transgreden esa imagen consolidada y desvalorizada [...] para reivindicar no sólo su existencia sino todas las manifestaciones a ella inherentes: el amor, el deseo, la sexualidad...Sandra Gondouin (Penélope y Ulises en la poesía contemporánea de América Central) destaca con acierto el progresivo cambio de tono en el poema: "De cariñoso -"Mi querido Odiseo", "esposo mío"- el tono pasa a ser neutro, luego frío, claramente irónico y hasta sarcástico". Para esta estudiosa, la distancia entre el personaje de Homero y el de Claribel Alegría se manifiesta mediante la ironía. Penélope no solo desmitifica al héroe convirtiéndolo en "cerdo supremo", sino también la guerra de Troya ("esa guerra loca"), explica Gondouin:
Así pues, Claribel Alegría subvierte los valores de la épica desvalorizando el heroísmo. Los valores considerados como nobles -el coraje, el sacrificio, la fidelidad- ya no son lo que imperan. Lo que en la Odisea era amor eterno se convierte en un sentimiento perecedero. La que sacrifica su vida en la espera del esposo ya no quiere esperar más. El espíritu de sacrificio cede el paso a la búsqueda de la felicidad propia. Lejos queda la fiel Penélope de la tradición homérica, que pasaba las horas llorando, pero que dedicaba su vida a un ideal. Su actitud se valora muy positivamente en la Odisea, las poetas contemporáneas centroamericanas ya no coinciden en ese juicio.
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Pequeña muerte
ResponderEliminarFue una pequeña muerte
tu partida.
Una muerte pequeña que me crece
cuando imagino
a veces que estás cerca
y me obstino en dar vueltas
por las calles
y regreso a mi casa
con la lluvia
cayendo
y me asalta tu voz
en la noche
sin horas.
¡Qué distinta aquí Claribel!¿O era una Penélope en sus primeras horas?
Muy distinta, en efecto. Hermoso poema. Gracias.
ResponderEliminarYa leímos en su día por aquí otro poema desmitificador de la fidelidad de Penélope... Insisto: la Odisea ostenta el primer puesto en los temas poéticos del Hacedor.
ResponderEliminarCarlos San Miguel