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domingo, 11 de agosto de 2024

"Ulises" (Ulysses), de Alfred Tennyson

François-Louis Schmied, El barco de Ulises

ULISES


De poco sirve que yo,  un rey ocioso,
junto a este mudo brezo, entre estos riscos baldíos,
con una anciana esposa, reparta y distribuya
leyes desiguales a una raza salvaje
que atesora y duerme,  se alimenta y me ignora.
No puedo dejar de viajar:  beberé
la vida hasta las heces, cada ocasión en que lo he pasado
en grande, en que grandemente he sufrido, lo mismo
con aquellos que me amaron como solo; en tierra y, cuando
arrastrado por la corriente, las  lluviosas Híades
agitaban el lúgubre mar: me he convertido en un nombre;
pues, siempre vagando con corazón ávido,
mucho he visto y conocido; ciudades de hombres
y costumbres, climas, consejos, gobiernos,
y yo no sin estima, sino honrado por todos;
y  bebí el placer de la batalla con mis pares,
lejos en los valles que rodean  a Troya la de los vientos.
Soy parte de todo lo que he visto;
aunque toda experiencia es un arco por el cual
brilla el  mundo que aún no he visitado, cuyo margen
se desvanece siempre cuando avanzo.
¡Qué triste es detenerse, llegar a un fin,
oxidarse desbruñido, no brillar con el uso!
Como  respirar, era la vida. Vidas amontonadas sobre vidas
eran demasiado poco, y de una
poco me queda; pero cada hora se salva
de ese silencio eterno, un algo más,
un portador de cosas nuevas, y vil sería 
que tres soles me guardaran y atesoraran,
y este encanecido espíritu anhelante
persiguiera  el conocimiento como una estrella que hunde,
más allá del último pensamiento humano.

     Éste es mi hijo, mi Telémaco,
a quien dejo el cetro y la isla,
mi bien amado, capaz de completar
esta labor, apaciguar con lenta prudencia
a un tosco pueblo, y gradualmente
someterlo a lo que es útil y bueno.
Él es del todo intachable, centrado en la esfera
de los deberes públicos, decente para no fracasar
en delicadas misiones, y para ofrecer
la debida adoración a mis dioses domésticos
cuando me marche. Él hace su trabajo, yo el mío.

     Allí se ve el puerto; la nave  hincha su vela:
allí  se oscurecen los vastos, sombríos,  mares. Mis marinos,
almas que os habéis afanado y esforzado, y pensado conmigo
que siempre con júbilo disteis la bienvenida
al trueno y al sol, oponiéndoles
libres corazones, frentes libres, somos viejos.
Aún  tiene la vejez sus honores y esfuerzos;
la muerte todo lo concluye: mas algo antes del fin,
una noble tarea aún puede hacerse,
no indecorosos hombres que luchasteis con  dioses.
Empiezan a parpadear las luces de la costa:
el largo día se apaga, la lenta luna asciende, 
en torno los hondos gemidos  de múltiples voces.
Venga, amigos, no es tarde para hallar un nuevo mundo.
Desatracad y, sentados en perfecto orden, batid
los sonoros pliegues; pues es  mi intención
navegar más allá de donde el sol se pone,  y el baño 
de los astros occidentales, hasta que muera.
Puede ser que los golfos nos devoren,
podría ser que alcanzáramos las Islas Afortunadas
y viéramos al gran Aquiles que conocimos.
Aunque mucho se nos fue, mucho nos queda;
y aunque no tengamos la fuerza que antaño
movía tierra y cielo, somos esto que somos;
un igual coraje de corazones heroicos,
que debilitó el tiempo y el destino, mas fuertes en querer
luchar, hallar, buscar y no rendirnos.

VERSIÓN ORIGINAL:

ULYSSES

It little profits that an idle king,
By this still hearth, among these barren crags,
Match'd with an aged wife, I mete and dole
Unequal laws unto a savage race,
That hoard, and sleep, and feed, and know not me.
I cannot rest from travel: I will drink
Life to the lees: all times I have enjoy'd
Greatly, have suffer'd greatly, both with those
That loved me, and alone; on shore, and when
Thro' scudding drifts the rainy Hyades
Vext the dim sea: I am become a name;
For always roaming with a hungry heart
Much have I seen and known; cities of men
And manners, climates, councils, governments,
Myself not least, but honour'd of them all;
And drunk delight of battle with my peers,
Far on the ringing plains of windy 
Troy.
I am a part of all that I have met;
Yet all experience is an arch wherethro'
Gleams that untravell'd world, whose margin fades
For ever and for ever when I move.
How dull it is to pause, to make an end,
To rust unburnish'd, not to shine in use!
As tho' to breathe were life. Life piled on life
Were all too little, and of one to me
Little remains: but every hour is saved
From that eternal silence, something more,
A bringer of new things; and vile it were
For some three suns to store and hoard myself,
And this gray spirit yearning in desire
To follow knowledge like a sinking star,
Beyond the utmost bound of human thought.

This is my son, mine own Telemachus,
To whom I leave the sceptre and the isle,
Well-loved of me, discerning to fulfil
This labour, by slow prudence to make mild
A rugged people, and thro' soft degrees
Subdue them to the useful and the good.
Most blameless is he, centred in the sphere
Of common duties, decent not to fail
In offices of tenderness, and pay
Meet adoration to my household gods,
When I am gone. He works his work, I mine.

There lies the port; the vessel puffs her sail:
There gloom the dark, broad seas. My mariners,
Souls that have toil'd, and wrought, and thought with me
That ever with a frolic welcome took
The thunder and the sunshine, and opposed
Free hearts, free foreheadsyou and I are old;
Old age hath yet his honour and his toil;
Death closes all: but something ere the end,
Some work of noble note, may yet be done,
Not unbecoming men that strove with Gods.
The lights begin to twinkle from the rocks:
The long day wanes: the slow moon climbs: the deep
Moans round with many voices. Come, my friends,
'Tis not too late to seek a newer world.
Push off, and sitting well in order smite
The sounding furrows; for my purpose holds
To sail beyond the sunset, and the baths
Of all the western stars, until I die.
It may be that the gulfs will wash us down:
It may be we shall touch the Happy Isles,
And see the Great Achilles, whom we knew.
Tho' much is taken, much abides; and tho'
We are not now that strength which in old days
Moved earth and heaven, that which we are, we are;
One equal temper of heroic hearts,
Made weak by time and fate, but strong in will
To strive, to seek, to find, and not to yield.

(En La Dama de Shalott y otros poemas. Edición y
traducción de ANTONIO RIVERO TARAVILLO,
Pre-Textos, 2002)

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-Las Híades son las "cinco ninfas hacedoras de lluvia". 
-Según la mitología griega, en las Islas Afortunadas o de los
Bienaventurados gozan de reposo las almas virtuosas.
(Las notas son nuestras)

 Alfred Tennyson (1809-1892) fue un poeta y dramaturgo británico, considerado uno de los poetas más representativos de la época victoriana. La mayor parte de su obra está inspirada en temas mitológicos y medievales, y se caracteriza por su musicalidad, la profundidad psicológica de sus retratos y la defensa de los valores tradicionales.

Alfred Tennyson

Su padre, un clérigo anglicano, le proporcionó una rica formación literaria. En 1827 ingresó con su hermano Charles en el Trinity College,  Cambridge, donde ya estaba estudiando su hermano Frederik. Allí conoció a Arthur Allan, que se convirtió en su mejor amigo y crítico, y más tarde, en su cuñado, al contraer matrimonio con su hermana Emily en 1833.  

Fue un poeta precoz, muy influenciado en sus inicios por autores como Pope, Scott, Milton y Byron, cuya muerte, cuando él tenía quince años, le impresionó vivamente. Ya en 1829 obtuvo un premio en el Trinity College por su poema "Timbuctoo". Un año después, tras la publicación de Poems by Two Brothers (Poemas de dos hermanos), con versos suyos y de Charles, aparece su primera obra en solitario, Poems Chiefly Lyrical (Poemas en su mayoría líricos), que incluye "Claribel" y "Mariana", dos de los poemas más populares de Tennyson, y en 1932, Poems (Poemas), que contiene "El palacio del Arte", "Los lotófagos" y "La dama de Shalott";  en él alcanza ya esa melodiosa perfección formal tan característica, aunque fue muy criticado en su época. 

Su padre murió en la primavera de 1931, lo que le obligó a abandonar Cambridge sin terminar sus estudios y regresar a la rectoría, donde se le permitió a la familia seguir viviendo algunos años. La muerte repentina de Allan en 1833 le afectó profundamente. Este suceso junto a la mala recepción de sus Poemas, lo  llevan a dejar  de publicar durante varios años, en los que se dedicó a componer Idylls of the King (Idilios del rey), 1859, y la que es para muchos su obra cumbre: In memoriam A. H. H. (1850). Se trata de un largo poema elegíaco dedicado a su amigo; un libro desigual, pero cuyas composiciones más logradas han sido comparadas a algunos sonetos de Shakespeare. Por él obtuvo el nombramiento de poeta laureado a la muerte de Wordsworth, el mismo año de su publicación. A partir de entonces cesan sus penurias económicas y, tras casarse también en 1850, inicia una plácida vida familiar repartida entre su casa en la isla de Wight y Aldworth (Surrey). Como poeta laureado, cantó las glorias del Imperio en composiciones como Oda por la muerte del duque de Wellington (1852) y La carga de la brigada ligera (1854). En su retiro en la isla de Wight compuso La muerte de Arturo (1853), Enoch Arden (1864) y El santo grial (1869). Posteriormente se dedicó al teatro, con piezas históricas como La reina María (1875), Harold (1876), Becket (1884) y Robin Hood (1891). Falleció en Aldworth, el 6 de octubre de 1892 y recibió sepultura en la abadía de Westminster.

Tennyson escribió "Ulysses" tras la muerte de su amigo Arthur Allan. Lo terminó el 20 de octubre de 1833, pero no fue publicado hasta 1842, en su segunda colección compilatoria, titulada Poems. La antología de donde hemos tomado la traducción, si bien coincide en el título con uno de los primeros poemarios del autor, reúne textos seleccionados de entre la totalidad de la obra poética del autor, exceptuando los Idilios del Rey, que han quedado excluidos por tener un carácter más narrativo que lírico. El poema es un monólogo dramático compuesto en versos blancos, en el que un anciano Ulises, tras regresar a su reino, se muestra frustrado por la vida doméstica  y expresa su deseo de embarcarse de nuevo y navegar "más allá de donde el sol se pone". A diferencia de Dante, que en su Infierno parece condenar la imprudencia de Ulises como explorador, Tennyson halla nobleza y heroísmo en la curiosidad ilimitada y el espíritu intrépido de Ulises. Los tres versos finales fueron grabados en una cruz en Observation Hill, en la Antártida, para conmemorar al explorador Robert Falcon Scott y a sus compañeros de expedición, muertos al regresar del Polo Sur en 1912.

1 comentario:

  1. ¡De nuevo el tema de la Odisea... Debe de ser uno de los asuntos de los que más han tratado los poemas de este blog o que más ha servido para hablar de los más variados asuntos. Pero me gusta, ojo. Y la ilustración, también.
    Carlos San Miguel

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