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Llueve suavemente sobre la ciudad
(A. RIMBAUD)*
Llora en mi corazón como llueve sobre la ciudad; ¿qué es esta languidez que penetra mi corazón?
¡Oh, rumor dulce de la lluvia en la tierra y en los tejados! Para un corazón que se aburre ¡oh, el canto de la lluvia!
Llora sin motivo en este corazón que se desanima. ¿No hay traición? Ese duelo es sin motivo.
¡Es la peor pena no saber por qué, sin amor y sin odio, tiene mi corazón tanta pena!
(De Romanzas sin palabras)
*No se ha encontrado este verso en la obra conocida de Rimbaud. (N. del T.)
VERSIÓN ORIGINAL:
Il pleut doucement sur la ville
(ARTHUR RIMBAUD)
Il pleure dans mon coeur Comme il pleut sur la ville, Quelle est cette langeur Qui pénètre mon coeur?
O bruit doux de la pluie Par terre et sur les toits! Pour un coeur qui s'ennuie, Ô le chant de la pluie!
Il pleure sans raison Dans ce coeur qui s'écoeure. Quoi! nulle trahison? Ce deuil est sans raison.
C'est bien la pire peine De ne savoir pourquoi, Sans amour et sans haine, Mon coeur a tant de peine!
(De Romances sans paroles, 1874. En Paul Verlaine, La buena canción. Romanzas sin palabras. Sensatez. Ed. bilingüe de Miguel Casado, Cátedra, Letras Universales, 1991 ) |
Paul Verlaine compuso
Romanzas sin palabras entre mayo de 1872 y abril de 1873, durante el periodo de sus viajes con el joven
Rimbaud,
con quien mantenía una relación amorosa desde 1871, lo que provocó que Mathilde, su esposa, iniciara el proceso de separación que concluyó con la sentencia dictada en abril de 1874. En la primavera de 1874 tiene lugar también la publicación de
Romanza sin palabras, mientras el autor se encontraba en la prisión de Mons (Bélgica) pues había sido acusado de intento de asesinato por haber disparado contra Rimbaud el 10 de julio de 1873, mientras se encontraban en Bruselas. Este resultó herido en la muñeca, y Verlaine fue condenado a dos años de prisión, que cumplió entre octubre de 1873 y enero de 1875.
El título del libro, explica Miguel Casado, está tomado del compositor alemán Mendelsohn (1809-47), de sus Lieder ohne worte, 49 piezas para piano escritas entre 1825 y 1845, cuya traducción en la Francia de la época era siempre Romances sans paroles. Esta obra supone un punto de inflexión en la evolución poética de Verlaine: su ruptura con el parnasianismo y el inicio de su etapa de madurez, influenciado por sus conversaciones con Rimbaud sobre la naturaleza de la poesía, por la musicalidad de composiciones como las ariettes de Favart, que Rimbaud le descubre, y la poesía de Marceline Desbordes-Valmore, que leen juntos —este usaba, como Verlaine, versos impares (pentasílabos, heptasílabos, eneasílabos, endecasílabos), muy corrientes en el siglo XVI pero no en su época—, a lo que habría que añadir su interés por la pintura, especialmente por el impresionismo.
Se ha llegado a decir de esta obra, como recuerda Miguel Casado, que es una "agenda de la aventura rimbaudiana", pues los poemas del libro acompañan las etapas de su relación con Rimbaud: a juzgar por los lugares y fechas mencionados, los textos se ordenan según la cronología de la escritura, durante la peregrinación de los amantes por el norte de Francia, Bélgica e Inglaterra, para concluir en el barco de regreso entre Dover y Ostende. Verlaine escribe la primera sección "Arietas olvidadas" (Ariettes oubliées) entre mayo y diciembre de 1872; los "Paisajes belgas" (Paysages belges), entre julio y agosto del mismo año; continúa con el poema que pone fin a esta parte, "Birds in the night" (con el título en inglés en el original), hasta octubre, y desde entonces hasta abril de 1873 escribe "Acuarelas) (Aquarelles), cuyos poemas llevan también los títulos en inglés.
Sin embargo, como observa Miguel Casado, la relación con Rimbaud apenas se refleja en los poemas del libro:
"en Romanzas sin palabras el spleen prevalece sobre Rimbaud, salvo en ligeras alusiones, algunas incluso ambiguas respecto a la identidad del tú amoroso. Por el contrario, el amor por Mathilde sí aparece de un modo continuado y atento".
La primera sección está formada por nueve poemas cuya unidad reside en la correspondencia entre un paisaje y un estado de ánimo, esencialmente a partir de sensaciones sonoras (como la lluvia en el poema elegido). En la segunda sección, "Paisajes belgas", las sensaciones son más visuales y los paisajes, urbanos y "modernos". El último poema, "Birds im the night", escrito al parecer tras una visita de Mathilde, difiere de los anteriores por el título en inglés y su carácter más clasicista: una larga serie de cuartetos en decasílabos. En la última sección, a pesar de su título, apenas aparecen los paisajes ingleses, sustituidos por una inspiración de carácter elegíaco.
El poema seleccionado, el tercero de las "Arietas olvidadas", es uno de los más conocidos de Verlaine. Está formado por estrofas de cuatro versos hexasílabos cuya estructura (abaa) difiere de la rima de las estrofas convencionales de cuatro versos, como ha observado Teodoro Sáez Hermosilla*, porque el autor ha renunciado al uso de este tipo de estrofas. El poeta expresa la queja por un sufrimiento real que no parece tener causa ni sentido, pues no existe nada que haya herido su corazón, que pena sin motivo mientras escucha el sonido de la lluvia. Se establece así una clara correspondencia entre el corazón del yo poético y el paisaje ("Llora en mi corazón / como llueve en la ciudad"). La melancolía, como la lluvia, impregna todo el poema, en el que la repetición de palabras y sonidos a intervalos regulares reproducen el sonido repetitivo y monótono de la lluvia. Según Sáez Hermosilla es su aparente sencillez y su musicalidad, junto a la especial disposición de las palabras lo que consigue, a través de la sugestión, expresar lo indescriptible de esa melancolía, que nace y desaparece sin saber por qué.
Claude Debussy puso música al poema en 1888.
*Teodoro Sáez Hermosilla, Il pleure dans mon coeur. (Pour une comentaire intégral), Anu. estud. filol. Vol. 02 (1979). Consultado en: https://dehesa.unex.es/bitstream/10662/4411/1/0210-8178_2_271.pdf
Puedes escuchar el poema, cantado por Léo Ferré: AQUÍ.
[Imagen: Pinterest]
Ah, pues buscaré la música de Debussy (que aún no sé si corresponde con la del enlace que has puesto). Vale, la repetición de las palabras finales de los versos primero y último de cada estrofa querrá transmitir la monotonía de la lluvia... ¡pero parece un poco facilón y de poco esmero
ResponderEliminarQue no, que al final todo es materia y, seguramente, ese estado melancólico obedecerá a alguna causa orgánica ¡algún catarro incubándose jeje
Carlos San Miguel