Gozzoli, El viaje de los Reyes Magos a Belén |
El viaje de los Magos
"Buen frío que pasamos con aquello, exactamente el peor momento del
año para un viaje, y un viaje tan
largo: los caminos ahondados y el tiempo
que mordía, lo peor mismo del invierno.» Y los camellos irritados,
llagados en las patas, recalcitrantes, tirándose en la nieve que se
fundía. Hubo veces que añorábamos los palacios de verano en
laderas, las terrazas, y las muchachas sedeñas trayendo
sorbetes. Además, los camelleros
maldiciendo y gruñendo y escapándose, y queriendo sus
tragos y mujeres. Y las hogueras nocturnas
apagándose, y la falta de cobijo, y las ciudades hostiles y los
pueblos poco amistosos y las aldeas sucias y cobrando
precios altos: muy duro que lo pasamos. Al final preferíamos viajar toda
la noche, durmiendo a trechos, con las voces que cantaban en
nuestros oídos, diciendo que todo eso era locura. Entonces, al
amanecer bajamos a un valle templado, húmedo, bajo la línea de las
nieves, oliendo a vegetación, con un arroyo que corría y una
aceña golpeando la oscuridad, y tres árboles en el cielo bajo. Y un viejo caballo blanco salió
al galope por el prado. Entonces llegamos a una taberna
con hojas de vid sobre el dintel, seis manos en una puerta abierta
jugándose a los dados monedas de plata, y pies dando patadas a cueros de
vino vacíos. Pero no hubo información, así que
seguimos y llegamos al anochecer, ni un
momento antes de tiempo para encontrar el sitio: fue
(podría decirse) satisfactorio. Todo eso pasó hace
mucho, lo recuerdo. Y lo volvería a hacer, pero
escribid esto escribid esto: ¿se nos llevó tan lejos a
buscar Nacimiento o Muerte? Había un
Nacimiento, es cierto, tuvimos pruebas sin duda. He
visto nacimiento y muerte, pero había creído que eran muy
diferentes; este Nacimiento fue dura y amarga angustia para
nosotros, como Muerte, nuestra muerte. Volvimos a nuestros sitios, estos
Reinos, pero ya no más a gusto aquí, en
el viejo estado de cosas, con una gente extraña aferrándose
a sus dioses. Me alegraría de otra muerte. De Poemas de Ariel (1932). En Poesías reunidas (1909-1962). Versión española e introducciónde José María Valverde, Alianza Editorial, 1999 VERSIÓN ORIGINAL: The Journey Of The Magi «A cold coming we had of it, Then at dawn we came down to a
temperate valley,
All this was a long time ago,
I remember, De The Ariel Poems (1927-1932) |
"Viaje de los Magos" es un poema escrito por encargo. En 1927 el director de producción de la prestigiosa editorial londinense Faber and Faber pidió a escritores e ilustradores que contribuyeran con poemas y dibujos de temas navideños para una serie de folletos que se enviarían a los clientes a modo de felicitación de Navidad y se venderían al público por un módico precio. Este es el primero de los cinco poemas ("Viaje de los Reyes Magos", "Una canción para Simeón", "Animula", "Marina" y "El cultivo de los árboles de navidad") escritos por T. S. Eliot para la serie de 38 folletos de varios autores publicada por Faber and Faber y titulada Poemas de Ariel.
El poema, en verso libre, fue compuesto en 1927, un año importante para el estadounidense Eliot, educado en la religión católica, porque obtuvo la ciudadanía británica y pasó a ser miembro de la iglesia anglicana. El poema trata sobre el viaje que (según Mateo, 2. 1-12) habrían realizado los tres Reyes Magos de Oriente siguiendo la estrella que los conduciría hasta Belén, donde había nacido el niño Jesús. El hablante es uno de los tres Magos que, muchos años después, narra su viaje y el impacto que tuvo en sus vidas a un escriba ("pero escribid / esto escribid / esto") para que conserve el registro del mismo por escrito. El poema se centra en la transformación que el viaje opera en quienes lo realizan y se divide en tres partes claramente diferenciadas que son otros tantos momentos de esa transformación.
En la primera parte se nos habla de las penalidades del viaje y de la tentación de abandonar que acecha a los viajeros. Los cinco primeros versos, entrecomillados, son una adaptación de un sermón pronunciado por Lancelot Andrewes, arzobispo de Winchester, en 1622. La segunda parte es el final del viaje, el encuentro de lo que se buscaba, en la que sorprende* que tras una descripción minuciosa del valle, de la taberna con jugadores y de la falta de información, "se emplean tan solo dos versos para referirse al acontecimiento" que ha provocado el viaje:
El lector sabe bien, por el título, lo que pasó entonces; pero el poema apenas nos dice nada: llegamos al anochecer, en el momento justo. Y ese suceso extraordinario, sorprendente, que inicia un tiempo nuevo (incluso funda un calendario), que habría justificado tan largo y penoso viaje, se nos describe como simplemente satisfactorio y añadiendo además un matiz de duda: "fue (podría decirse) satisfactorio". Es como si un halo de melancolía, de tristeza o desasosiego quedara flotando en el aire.
La tercera parte trata sobre el recuerdo, muchos años después, y el significado de aquel viaje que les vino impuesto ("se nos llevó tan lejos"): por qué ese Nacimiento supuso para ellos la muerte, lo que explica A. Manent:
Los Reyes Magos vuelven a su reino removidos por la presencia del Dios-Niño. El Nacimiento ha sido para ellos como una muerte. Ya no tendrán sosiego asentados en sus viejas creencias. Es la expresión poética del hombre nuevo que, según San Pablo, para existir en plenitud ha de dejar morir al hombre antiguo, al hombre viejo.
El "Nacimiento" representa la muerte de las antiguas creencias y, tras su viaje, los Magos se debaten entre dos mundos: uno muerto (aquel al que pertenecían los viajeros testigos del prodigio) y otro por nacer. En su poema "Occidente", el poeta rumano Mircea Cartarescu compara la experiencia de los Magos con la suya propia cuando en el año 1994 pudo salir de su país y viajar a Estados Unidos: se vio suspendido entre dos mundos, sin pertenecer a ninguno de ellos.
*P. Hilario Silva, A. Crespo Massieu, R. Bravo de la Varga, F. Cañamares Leandro: Una mano tomó la otra. Poemas para construir sueños. Textos y propuestas didácticas para un marco intercultural. Comunidad de Madrid, Consejería de Educación, 2002. En: http://www.madrid.org/bvirtual/BVCM001510.pdf
El poeta José Carlos Llop recoge en su libro Cuando acaba septiembre (2007-2011) el siguiente poema que hace referencia a la mañana del día de Reyes y a la composición de T. S. Eliot:
Me ha gustado la idea del poema pero no la traducción; sobre todo la de las últimas estrofas, que han quedado traducidas de forma tan poco coherente.
ResponderEliminarRealmente, no parece muy ortodoxo porque parece que los Reyes lamentan la conversión a su nueva creencia, pero esa duda queda realista y humana.
El poema, visto así, otorga trascendencia a los protagonistas de la Epifanía, que siempre parecen como unos personajes anecdóticos y fabulosos para atraer a los niños.
No me extraña, pues, que este Llop encontrara interesante el poema.
Carlos San Miguel
Ah, la pintura...¡magnífica y digna de Reyes, claro jejeje
ResponderEliminarCarlos