Imagen de Sierra Nevada desde Granada. (nevasport.com)
Lo numinoso*
Esa nieve acunada en frías nieblas sobre las sierras altas de Granada promete tal potencia de vida en su blancura que apenas puedo hacer otra cosa que orar. Rezar, sí, yo, pagana. Los paganos decimos oraciones cuando la vida urge arrolladora. Rezamos al presente los paganos. La nieve será pétalos y frutas, ciruelas amarillas, madreselvas. No va mucho más lejos nuestra oración pagana, pero la vida breve recoge con más brío, con garras aún más bravas, la emoción no abarcable que fructifica al cabo del invierno. No esperemos placer, palabras, carne, fruta, más allá de la muerte. A qué apostar más lejos. No esperemos más vida. No la hay. Queda una llama breve y está en el borde mismo de las alas del labio-mascarón, de esa proa de carne que somos cuando amamos y el amor nos obliga a navegar entre graves borrascas oceánicas. Está al alcance aún de las palabras, podemos protegerla con ellas de la muerte y aun de los paraísos teológicos. No me lo secuestró doctrina alguna, no está bajo retórica cansada, este canto a la vida que me entona la nieve, bella y alta, en la sierra, cuando paso, en el coche, preguntándome qué frutos traerá el verano amado, cómo el amor sabrá regir siempre los tiempos, a su manera, artística y hermosa y libre y desquiciada.
*numinoso: (del lat. numen, -minis, "numen" y -oso). Perteneciente o relativo al numen como manifestación de poderes divinos.
Pecado contra el mar Fábula
Han dicho que la moda de tapa este verano se llamará crujiente de medusa. Las lluvias calurosas les han dado la potestad del mar, y ahora su gelatina electrizada amenaza la arena turística del piélago. Los gastrónomos han recomendado degustar a esas primas de Afrodita que aúnan, como eros, belleza con veneno. Hay algo mórbido, culposo en esa dieta. Rememoro el grabado de Hokusai, Sueño de la mujer del pescador: un pulpo que se adhiere, obsceno y tierno, y enfila los brocales. Imagino a mi amigo bajo la gelatina de una medusa húmeda y gigante con su hambre de escualo.
Para tanta medusa no hay perseos*.
Devoramos, letárgicos, nuestros propios errores.
*El héroe mitológico Perseo dio muerte a Medusa, una de las tres gorgonas, que tenía serpientes venenosas vivas en lugar de cabellos y cuyos ojos convertían en piedra a todo el que la mirara directamente. Medusa, el personaje de la mitología grecolatina, dio nombre a la medusa, el celentéreo marino, por la similitud de sus tentáculos colgantes con los cabellos de la gorgona. (Las notas son nuestras)
De Un número finito de veranos, Milenio, 2021
|
Qué buenos son estos también.
ResponderEliminarSupongo que la última oración será la de un creyente en la perpetuidad porque, ya lo hemos dicho por aquí, nuestro afán por sobrevivir, el miedo y la falta de imaginación para evocar una realidad sin nuestra consciencia de ella, no nos dejarán mantener el ateísmo que es fácil sostener en la llevadera cotidianeidad. Aunque sepamos que Aurora tiene razón.
¡Y qué divertido es el segundo...¡Cómo aúna la cultura clásica y la vulgaridad consumista actual, siempre atenta a la moda. (Bueno, aunque los clásicos griegos también estuvieran prestos a comprarse lo último y a comer la última invención del cocinero de Pericles, cómo no)
carlos
Aún no había visto la pintura japonesa a la que alude Pecado contra el mar...
ResponderEliminarCasualmente, esta semana vi la peli de terror japonesa Onibaba (terror, pero y elegante; o mejor dicho: lo terrorífico es el contexto el comportamiento humano por la deshumanización a la que lleva la guerra y la escasez porque lo sobrenatural se queda en algo bello y pinturero) que si no la has visto te la recomiendo....ah, pero lo digo porque esa peli es de 1964 y sorprende a un occidental por el tratamiento hecho con total naturalidad del desnudo y lo erótico en esos años en que en Europa y Estados Unidos todavía había una censura sexual sobre lo cinematográfico Parece que Japón siempre ha ido por delante en este asunto de la naturalidad.
Carlos