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domingo, 11 de diciembre de 2022

"La habitación vacía" y otro poema de Juan Vicente Piqueras

 

Edward Hopper, Sol en un cuarto vacío, 1963


LA HABITACIÓN VACÍA

                                               A Carlos Edmundo de Ory

Era uno de tus juegos preferidos.
¿Qué hay en una habitación vacía?,
preguntabas. Guardábamos silencio.

¿Qué hay en una habitación vacía?

Los que no conocían el juego
tal vez decían: Nada, y tú decías: No.
Nada es nada. He dicho qué.

Hasta que alguien decía, por ejemplo:
Silencio.
Y tú decías: .
Y otro decía: Polvo
Y el juego comenzaba a tomar vuelo.

Unas huellas de pasos en el suelo.
Un fantasma. Un enchufe. El agujero
de un clavo. La penumbra.
El cuadrado que deja en la pared
la ausencia de un cuadro. Un hilo.
Una carta en el suelo.
La huella de una mano en la pared.
Un rayito de sol que entra por la ventana.
Una telaraña. Un trozo
de papel. Una uña. Una hormiga extraviada.
La música que llega de la calle
(¿hay música sin alguien que la escuche?).
Una mancha de humo o de humedad.
Garabatos o pájaros o nombres
o un dibujo de Laura en la pared.

Tú ibas diciendo sí o no.
Tú lo sabías. Eras el inventor del juego.
Tú ya sabías, Carlos, lo que hay 
en la habitación vacía donde acabas de entrar.

Era uno de tus juegos preferidos.
-¿Qué hay en una habitación vacía?
-Un fantasma.
-Ya lo han dicho.
-Sí, pero el que yo digo es otro.


EL ALBARICOQUERO QUE YA NO

                                                A Fermín, siempre

Yo creía que el albaricoquero
que crecía en el patio
crecía de la tierra
como todos los árboles.

Y sin embargo ahora me doy cuenta
de que crecía de su corazón. 

Murió cuando él murió.

Dejó de respirar y de repente
el árbol se secó.

Su savia era su sangre.

Su copa era su mano
suplicándole al cielo
limosna de la luz,
lluvia, misericordia.

Por eso ya no como albaricoques.
No me saben a nada.

        (De La habitación vacía, Visor, 2022)

Con La habitación vacía Juan Vicente Piqueras ha ganado el Premio de Poesía Hermanos Argensola 2022.  Se trata de "un libro que medita sobre la muerte y acierta a hacerlo, no desde los tópicos clásicos del tema sino desde el punto de vista de una originalidad radical. La ironía alterna con la metafísica y el ingenio con la gravedad de la exploración de los espacios borrosos que median entre la vida y la muerte. El autor tensa el lenguaje para abolir las relaciones entre el pasado y el presente, la realidad bajo forma de historias de fantasmas", ha precisado Aurora Luque, presidenta del jurado. 

El poema que abre el libro y que le da título le valió al autor el Premio de Poesía Manuel Alcántara, de Málaga, en 2012, dos años después de la muerte de Carlos Edmundo de Ory, el líder del Postismo, a quien dedica el poema. Se trata, por tanto, de una conmemoración cifrada, un testimonio oficial y a la vez íntimo dirigido a cuantos tuvieron relación con el poeta postista,  como ha señalado Elide Pittarello, quien añade que Juan Vicente Piqueras le asigna en el poema el rol de maestro que, por medio del método mayéutico,  entrena a ver cosas de las que no suele percatarse nadie. 

1 comentario:

  1. Me han gustado mucho. Esa atmósfera misteriosa que luego parece que en realidad no lo es, cuando se comprende la intención del juego, hasta que el poeta habla de esa otra "habitación vacía" donde su amigo fallecido ha entrado ahora, es muy sugerente.
    Y la sencillez melancólica del segundo también es emocionante.
    Me voy a ver qué es eso del Movimiento Postista (¿tendrá algo que ver con el anglicismo "post" tan empleado por los bloguistas
    Carlos San Miguel

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