EL CAMELLO (Auto de los Reyes Magos)
El camello se pinchó con un cardo en el camino y el mecánico Melchor le dio vino. Baltasar fue a reportar, más allá del quinto pino... e intranquilo el gran Melchor consultaba su "Longinos".
—¡No llegamos no llegamos y el santo parto ha venido! —Son las doce y tres minutos y tres reyes se han perdido—.
El camello cojeando más medio muerto que vivo va espeluchando su felpa entre los troncos de olivos.
Acercándose a Gaspar, Melchor le dijo al oído —Vaya birria de camello que en Oriente te han vendido.
A la entrada de Belén al camello le dio hipo. ¡Ay qué tristeza tan grande en su belfo y en su tipo!
Se iba cayendo la mirra a lo largo del camino, Baltasar lleva los cofres, Melchor empujaba al bicho.
Y a las tantas ya del alba —ya cantaban pajarillos— los tres reyes se quedaron boquiabiertos e indecisos, oyendo hablar como a un Hombre a un Niño recién nacido. —No quiero oro ni incienso ni esos tesoros tan fríos, quiero al camello, le quiero. Le quiero —repitió el Niño.
A pie vuelven los tres reyes cabizbajos y afligidos.
Mientras el camello echado le hace cosquillas al Niño.
De Poeta de guardia. En Obras incompletas, Cátedra, 23ª ed., 2017, págs. 240-241
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Como siempre, Gloria Fuertes, nos despierta el niño que llevamos dentro.
ResponderEliminarY una vez más nos hace sonreír con esta simpática y heterodoxa versión, tan distinta a la tradicional. Gracias por tu comentario, Carmen. :)
Eliminar¡Este poema es genial y antológico! Debía de salir en el Senda lecturas de 1°de EGB... Jajaja ¡Qué grande doña Gloria ¡Con lo que se han reído de ella Martes y Trece...quiero creer que con cariño
ResponderEliminarCarlos San Miguel