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jueves, 4 de junio de 2020

"Rumores", de Cristina Peri Rossi

Berlín


Rumores


A finales del siglo XX se propagaron rumores sobre las ciudades. Algunos hablaban de su consunción; otros, de un raro renacimiento de los escombros. Grupos clandestinos y secretos cuchicheaban sobre ciudades todavía habitables, donde se podía caminar, ver un pájaro, recorrer un museo o contemplar el color del cielo. Pero eran las menos. Poco a poco se empezó a hablar de Berlín. No en público, ni en los diarios, ni en reuniones sociales. El nombre de Berlín empezó a circular como una clave secreta, una consigna mística, una cifra de iniciados sin sentido para los demás. Se hablaba de Berlín recogidamente, en la intimidad de la conversación luego del amor o en una habitación apartada, entre amigos escogidos. Una mujer desnuda, a la tenue luz de un cuarto privado, decía a su amiga, por ejemplo: 
    — He oído decir que en las calles de Berlín todavía crecen los tilos y hay cisnes en los lagos.
    O: 
   — Los mirlos cantan entre la nieve, en Berlín, y se bebe té en tazas de porcelana, con manteles de hilo.
    El hecho de que Berlín estuviera entre muros no desestimulaba a nadie: daba, a la ciudad, esa calidad de símbolo de los sueños que falta a tantas otras.
    Las amigas se pasaban recetas de strüdel entre ellas, como si de raros poemas se tratara, y al atardecer, detrás de las ventanas de metal o en los ásperos andenes deletreaban der traum in leben, a punto de comprender la lengua sólo por el deseo.
    Otros hablaban de San Francisco, pero una horrible peste anuló su prestigio: los elegidos eran también los apestados y la ciudad se hundió en un letargo de sábanas y cloroformo, convertida, de pronto, en una célula cancerosa en el redondel del mundo.
    Había ciudades —como Madrid— donde cundía una breve euforia, igual que la alegría antes de morir, y ciudades, como París, ensimismadas, vueltas hacia su antiguo prestigio, ahora llenas de indolencia.
   Pronto no quedó adonde ir y quienes huían hacia El Cairo, Praga, Buenos Aires o Varsovia lo hacían sin ilusión, sólo para demorar un poco más la muerte. La declinación de las ciudades se  extendió como una mancha de petróleo sobre las aguas.
    Quien esto escribe, en las postrimerías del siglo XX, no sabe si hay futuro, no sabe si hay ciudades, no sabe si hay lectura.

                  (Cristina Peri Rossi, Cosmoagonías, Laia/Literatura, Barcelona, 1988)


Cristina Peri Rossi
Cristina Peri Rossi nació en Montevideo, Uruguay, en 1941. Es una escritora y activista política, hija de inmigrantes italianos. Su madre, que era maestra, alentó su amor por la literatura y la música y la educó en los ideales feministas de igualdad. Trabajó y estudió hasta licenciarse en Literatura comparada. Ha sido profesora de literatura, traductora y periodista. Perseguida por la dictadura uruguaya, en 1972 se exilió en España, donde vive desde entonces. Se nacionalizó en 1975. Actualmente posee la doble nacionalidad.  Está considerada una de las escritoras más importantes en lengua castellana, de la que la crítica ha destacado su enorme imaginación y su lirismo. Su obra ha sido traducida a más de veinte idiomas. Cultiva el cuento, la poesía y la novela. Ha colaborado con El País, Diario 16 y El Periódico de Catalunya. 

Sus primeras obras narrativas fueron los libros de cuentos Viviendo (1963),  Los museos abandonados (1969) e Indicios pánicos (1970), y la novela El libro de mis primos (1970, Premio Marcha). En 1971 apareció Evohé, su primer libro de poemas, que escandalizó por su erotismo transgresor. Entre su producción posterior destacan los poemarios Descripción de un naufragio (1975), Diáspora (1976), Lingüística general (1976),  Babel bárbara (1991, Premio Ciudad de Barcelona 1990), Estado de exilio (2003, Premio Rafael Alberti),  Habitación de hotel (2007, Premio Ciudad de Torrevieja), Playstation (Premio Loewe 2008) y Estrategias del deseo (2013, Premio Don Quijote de poesía); las novelas La nave de los locos (1985), su libro más conocido, Solitario de amor (1988),  La última noche de Dostoievski (1992), El amor es una droga dura (1999) y Todo lo que te pude decir (2017), además de sus colecciones de relatos La rebelión de los niños (1980), El museo de los esfuerzos inútiles (1983), Una pasión prohibida (1986), Habitaciones privadas (2010, Premio Vargas Llosa) y Los amores equivocados (2016). El erotismo, el humor y la angustia están siempre presentes en su obra narrativa.

Actualización (10 de noviembre de 2021): Cristina Peri Rossi ha sido galardonada con el Premio Cervantes 2021.

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[Imagen inicial: Berlín es turismo. Foto de la autora: buscabiografías.com]

1 comentario:

  1. Buff pues desde la tercera década del siglo XXI, puedo asegurar que lo único que tiene éxito es la ciudad, la gran ciudad, si bien ha comenzado a cambiar algo la mentalidad y hay alguna pequeña iniciativa de resurgimiento de lo rural...pero que no puede prosperar salvo la debacle metropolitana que auguras.
    Inquietante ¿minirrelato? ¿minirreportaje distópico?
    Carlos San Miguel

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