Con este libro -una visión crítica de la sociedad actual, presentada "con humor, cinismo e ironía"-, Cristina Peri Rossi se convirtió en la primera mujer en ganar el Premio de Poesía Fundación Loewe en su vigésimo primera edición. El poemario fue escrito tras la convalecencia de un accidente de tráfico: la atropelló un coche en Barcelona y se pasó tres meses inmovilizada, con la pierna derecha en alto y jugando a la playstation, recuerda en uno de los poemas del libro. En él, la autora explora la soledad urbana, el anecdotario de una escritora que contrapone la poesía a la realidad de su escasa presencia en la vida diaria. Los poemas son una especie de monólogo lleno de humor negro que, no obstante, encierran cierta piedad por el destino de soledad y desencanto de los seres humanos. La Playstation, la maquinita del título, es un refugio adictivo que nos consuela de nuestros fracasos. Perdido el refugio del marxismo y del psicoanálisis, solo nos queda el frío consuelo de la técnica.
El pasado viernes 22 de abril, víspera de Día del Libro, tuvo lugar la ceremonia de entrega del Premio Cervantes, que en la edición de 2021 correspondió a Cristina Peri Rossi. La autora no asistió a la ceremonia debido a su delicado estado de salud. Recogió el premio, en su nombre, la actriz Cecilia Roth, que fue también la encargada de leer el discurso de la ganadora.
De la misma autora puedes leer en este blog:
-El cuento "Rumores": AQUÍ.
-Los poemas "Detente, instante, eres tan bello", "El viaje", "Historia de un amor" y "Genealogía": AQUÍ.
¡Qué bueno ¡estupendo poema. Y es que, a mi nivel, yo también he sentido ese desinterés por la lectura de libros; en la escuela, en el Instituto -y después cuando me compraba las novelas que anhelaba leer desde que las descubrí en los manuales de Literatura, o esos libros best seller de aparentemente calidad literaria inferior, de la literatura fantástica o de la Ciencia Ficción inglesa- era una sensación maravillosa, como de viajero que visita una ciudad soñada, el poder tener entre las manos y abstraerse de todo con su lectura. Pero ahora, entre la tecnología de Internet y el natural hastío con que la edad va lastrando todos los intereses juveniles -y en el caso de los libros físicos de papel, el importante problema del espacio que ocupan y el mantenimiento de su limpieza- apenas ya compro y leo.
ResponderEliminarY luego, que tampoco es que puedas hablar con todo el mundo sobre tus lecturas por un desinterés generalizado en ciertos estratos sociales, claro...
Así que el humor que dices que impregna el poemario aquí no lo veo; quizá sea humor negro pero, ante todo, me parece muy pesimista.
Ah, con lo que no estoy de acuerdo con la autora es con ese desprecio del retrete como "centro de lectura"...apuesto a que su uso como tal es mucho mayor de lo que estamos dispuestos a confesar jajaja
Carlos San Miguel
Una sensación emocionante era la de leer las novelas un poco a escondidas...en teoría, lo que había que hacer la mayor parte del tiempo era estudiar, pero siempre era más interesante dejarse llevar por las historias de los libros. ¿Y tener en casa un escondrijo para leer...? jajaja. Hacer como que te habías marchado pero subir sin hacer ruido a la terraza, o la falsa o buhardilla, y pasarte allí un tiempo precioso leyendo en plan "La historia interminable" sin que tu madre te molestara o te mandara hacer algo... ¡Impagable irresponsabilidad!
ResponderEliminarCarlos