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domingo, 12 de julio de 2020

"Amanecer" y otro poema de Roberto Bolaño






AMANECER

Créeme, estoy en el centro de mi habitación
esperando que llueva. Estoy solo. No me importa 
terminar o no mi poema. Espero la lluvia,
tomando café y mirando por la ventana un bello paisaje
de patios interiores con ropas colgadas y quietas,
silenciosas ropas de mármol en la ciudad, donde no existe
el viento y a lo lejos sólo se escucha el zumbido
de una televisión en colores, observada por una familia
que también, a esta hora, toma café reunida alrededor
de una mesa: créeme: las mesas de plástico amarillo
se desdoblan hasta la línea del horizonte y más allá:
hacia los suburbios donde construyen edificios
de departamentos, y un  muchacho de 16 sentado sobre
ladrillos rojos contempla el movimiento de las máquinas.
El cielo en la hora del muchacho es un enorme
tornillo hueco con el que la brisa juega. Y el muchacho
juega con ideas. Con ideas y escenas detenidas.
La inmovilidad es una neblina transparente y dura
que sale de sus ojos.
Créeme: no es el amor el que va a venir,
sino la belleza con su estola de albas muertas.
 

De La universidad desconocida, 2007


LOS PASOS DE PARRA

Ahora Parra camina
ahora Parra camina por Las Cruces
Marcial y yo estamos quietos
y oímos sus pisadas
Chile es un pasillo largo y estrecho
sin salida aparente
El Flandes indiano que se quema allá a lo lejos
un incendio rodeado de huellas
o los restos de un incendio
y los restos de unas huellas
que el viento va borrando
o diluyendo
nadie te da la bienvenida a Dinamarca
todos estamos haciendo
lo indecible
nadie te da la bienvenida a Dinamarca
aquí está lloviendo
y las cruces exhiben huellas
de hormigas y de incendios
oh el Flandes indiano
el interminable pasillo de nuestro descontento
en donde todo lo hecho parece deshecho
el país de Zurita y de las cordilleras fritas
el país de la eterna juventud
sin embargo llueve y nadie se moja
excepto Parra
o sus pisadas que recorren
estos tierrales en llamas
petrificadas
estos camposantos arados por bueyes
inmóviles
Oh el Flandes indiano de nuestra lengua esquizofrénica
toda pisada deja huella
pero toda huella es inmóvil
nada que ver con el hombre o la sombra
que una vez pasó
o que en el último suspiro intentó
materializar la cobra
del sueño inmóvil
o de lo que en el sueño sobra
representaciones representaciones
carentes de sustancia
En el Flandes indiano de la fractura
infinita
pero nosotros sabemos que todos
nuestros asuntos
son finitos (alegres, sí, feroces,
pero finitos)
la revolución se llama Atlántida
y es feroz e infinita
mas no sirve para nada
a caminar, entonces, latinoamericanos
a caminar a caminar
a buscar las pisadas extraviadas
de los poetas perdidos
en el fango inmóvil
a perdernos en la nada
o en la rosa de la nada
allí donde sólo se oyen las pisadas
de Parra
y los sueños de generaciones
sacrificadas bajo la rueda
y no historiadas


 De Los perros románticos, 1993

Roberto Bolaño. (elcultural.com)

Roberto Bolaño Ávalos
, escritor chileno afincado en España en la década de los setenta, nació en Santiago de Chile el 28 de abril de 1953.  Pasó su infancia en distintas ciudades chilenas, donde cursó sus primeros estudios. En 1968 la familia se trasladó a Ciudad de México. Allí el joven Bolaño, decidido a ser escritor, empezó a publicar algunos artículos. En 1973, en los meses previos al golpe de estado de Pinochet, regresó a Chile para apoyar al gobierno de Salvador Allende. Fue detenido y liberado a los ocho días gracias a la intercesión de dos policías, excompañeros de colegio de Bolaño. De vuelta a México, fundó con un grupo de poetas mexicanos el movimiento poético vanguardista denominado infrarrealismo.

Después marchó a El Salvador y, tras viajar por distintos países europeos y por África, en 1977 llegó a Barcelona, donde vivía su madre desde hacía unos años.  Fueron tiempos difíciles para Bolaño, obligado a realizar trabajos de muy diversa índole para sobrevivir antes de ganarse el sustento gracias a los premios literarios. Tras mudarse a Gerona, en 1985 se casó con Carolina López y se instalaron en Blanes, donde nacieron sus hijos. A partir de entonces, sin abandonar la poesía, decidió volcarse en la narrativa por motivos económicos. En 1984 logró publicar  sus primeras novelas: Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce (en colaboración con Antonio García Porta) y La senda de los elefantes (Premio Félix Urabayen).

En 1993 se le diagnostica una grave enfermedad hepática. A partir de ese momento se vuelca con mayor dedicación en la creación literaria, obsesionado con dejar un importante legado. Ese mismo año publica Los perros románticos, que reúne su obra poética compuesta entre 1977 y 1990, y la novela La pista de hielo. En 1996, La literatura nazi en América y Estrella distante. Al año siguiente gana el prestigioso Premio Municipal de Santiago de Chile con el libro de cuentos Llamadas telefónicas. Su carrera literaria se consolidó con la novela Los detectives salvajes, Premio Herralde 1998 y Rómulo Gallegos 1999. Un año antes había conseguido viajar a Chile tras veinticinco años de ausencia. Fruto de este viaje es su novela Nocturno de Chile (2000), sobre la dictadura de Pinochet.  En los años siguientes publica Putas asesinas (2001), Una novelita lumpen y Amberes, ambas de 2002. 

A la espera de un trasplante de hígado, falleció en Barcelona el 15 de julio de 2003, un año antes de la publicación de 2666, la novela que lo consagró como uno de los escritores hispanoamericanos más importantes del siglo XX, Premio Salambó  y Premio de la Fundación José Manuel Lara Hernández 2004. Su hijo Lautaro  tenía trece años y su hija Alexandra, dos. Poco antes había entregado a su editor el manuscrito del libro de cuentos El gaucho insufrible. Carmen Pérez de Vega fue su pareja durante los seis últimos años de su vida.
Bolaño, con Nicanor Parra e Ignacio Echevarría. (elcultural.com)

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[Imagen inicial: Asociación Andaluza de Fotografía]

1 comentario:

  1. !Vaya jugarreta le gastó el destino al final a este escritor!
    Aunque para mí son difíciles, molan los poemas (sí,aunque no lo creas me gusta casi todo lo que sale por aquí) pero hay una cosa que me ha fascinado de verdad...¿sabes qué es...? ¡la primera foto, que es magnífica
    Carlos San Miguel

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