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jueves, 30 de julio de 2020

"El espiritista de O Grove", un relato de Domingo Villar


Cementerio de Rubiáns. GONZALO SALGADO (diariodearousa.com)


El espiritista de O Grove[1]

Augusto Sueiro apareció un domingo de marzo en la puerta del cementerio de San Martiño asegurando que podía hablar con los muertos y ofreciéndose como espiritista a los que quisieran conversar con sus difuntos. Vestía ropas harapientas y llevaba una pipa humeando en la boca y un letrero con la tarifa colgado en el pecho.
     Nadie en O Grove lo conocía y su aspecto generó desconfianza al principio, pero con el paso de los días, cuando se fueron acostumbrando a su presencia, fue creciendo en ellos el prurito de la curiosidad.
     La primera cliente de Augusto Sueiro fue Consuelo, una viuda que todos los días pasaba un rato junto a la tumba de su hombre. Augusto le cobró por adelantado y la siguió por el cementerio hasta el nicho. "¿Qué le quiere decir a Balbino?", inquirió el espiritista, leyendo el nombre en el mármol. "Que cómo está", respondió ella con rubor. Entonces Augusto colocó las manos alrededor de la boca para hacer retumbar la voz, se acercó al nicho y chilló: "¡Balbino, pregunta Consuelo que cómo estás!". Después pegó la oreja al mármol para escuchar la respuesta y se la trasmitió a la mujer: por lo visto, Balbino había perdido un poco de peso, pero en general se encontraba bien.
    Aquella fue la primera de las muchas ocasiones en que Augusto medió entre los vivos y los muertos de O Grove aquella primavera en que la gente no dejó de hablar del hombre de la pipa. Unos pensaban que era un charlatán. Otros, que había escapado de un frenopático[2]. También había quien mantenía que era un aparecido, un muerto que se había quedado encerrado en este lado tras una excursión nocturna con otros difuntos, y que de ahí le venía la intimidad que tenía con ellos.
     Un mes y pico después, uno de sus clientes se interesó por si, además de la facultad de hablar con los muertos, no tendría poderes adivinatorios. Augusto confesó con cierta modestia que, como los augures de la antigua Roma, era capaz de ver el futuro en las cosas sencillas de la naturaleza, como el vino o la empanada[3], siempre que no fuera de chocos[4], porque la tinta emborronaba las predicciones. Tampoco podía visualizar el porvenir más de dos veces cada día por el esfuerzo inmenso que comportaba el presagiar. Cuando en la villa se supo que Augusto Sueiro podía revelar el futuro, hasta los vecinos más descreídos fueron venciendo sus prejuicios. De a dos, algunos de los que renegaban pasaron por el cementerio llevando lambonadas[5] al médium.
     Una tarde Augusto recibió la visita de Tacho el Moscón, un contrabandista célebre de Vilagarcía[6] atraído como los otros hasta el oráculo por la posibilidad de conocer el futuro. El rufián se interesó por los signos de la quiniela y Augusto Sueiro trató de quitárselo de encima con el pretexto de que era capaz de ver el futuro pero no podía influir en él. En cuanto el Moscón sacó la pistola, el espiritista, muerto de miedo, le dio los catorce signos al tuntún[7]. La tercera semana que acertó, el Moscón fue detenido  acusado de lavar dinero negro y juró vengarse de Augusto que, asustado y perplejo, escapó.
     Un taquillero del puerto de Vigo[8] contó que un hombre de aspecto alocado con una pipa en los labios se había acercado a la estación marítima con la intención de comprar un pasaje para América. Acabaron por venderle un billete de ida y vuelta para las Cíes[9] y el hombre partió entre los turistas. Nunca lo volvieron a ver.

(Domingo Villar, Dos gotas en el mar. Cuentos, Siruela 2019, edición no venal*)



[1] O Grove (El Grove): municipio gallego situado en la provincia de Pontevedra, a la entrada de la ría de Arousa (Arosa).
[2] frenopático: coloq. Hospital o clínica donde se trata a los enfermos mentales (rae).
[3] empanada: masa de pan rellena de carne, pescado, verdura, etc., cocida en el horno (rae).
[4] choco: sepia (rae).
[5] lambonada: cosa de comer, generalmente dulce, que se toma más por gusto que para alimentarse (Dicionario Real Academia Galega).
[6] Vilagarcía de Arousa (Villagarcía de Arosa): localidad de la provincia de Pontevedra.
[7] al tuntún: sin cálculo ni reflexión o sin conocimiento del asunto (rae).
[8] Vigo: ciudad  situada junto a la ría del mismo nombre,  en la costa noroeste de España, provincia de Pontevedra.
[9] Cíes: archipiélago formado por tres islas situado en la boca de la ría de Vigo.

*Las notas son nuestras.

El escritor Domingo Villar (elcorreogallego.es)
Domingo Villar (Vigo, 1971) es un escritor español de novela negra que escribe en lengua gallega. Con Ojos de agua (2006), su primera novela, inaugura la exitosa serie protagonizada por el inspector Leo Caldas. Su segundo título, La playa de los ahogados (2009), que obtuvo excelentes críticas y fue llevada al cine por Gerardo Herrero, supuso su consagración internacional. El último barco (2019) es la última entrega de  una serie que ha sido traducida a más de quince idiomas y cosechado numerosos premios, entre los que cabe destacar el Novelpol en dos ocasiones, el Antón Losada Diéguez, el Premio Sintagma, el Premio Brigada 21, el Frei Martín Sarmiento y Libro del Año de la Federación de Libreros de Galicia. También ha sido finalista de los Crime Thriller Awards y Dagger International en el Reino Unido, del premio Le Point du Polar Européen en Francia y del premio de la Academia Sueca de Novela Negra.

Actualización:
Domingo Villar ha fallecido hoy, 18 de mayo de 2022, tras sufrir un ictus. Tenía 51 años.

2 comentarios:

  1. Genial este también. Me recuerda, cómo no, a Él bosque animado y su espíritu cándido y misterioso.
    Carlos San Miguel

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  2. Lo he leído en "Algunos cuentos completos" fabulosamente ilustrado por Carlos Baonza. Simplemente excepcional.

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