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jueves, 20 de noviembre de 2014

Leer juntos Hoy: "14", de Jean Echenoz




Grupo de lectura I “Leer juntos Hoy” del IES Goya. 

Sesión del 3 de noviembre de 2014.


Obra comentada: ‘14’ (Minuit, 2012), trad. publicada por Anagrama en 2013.

Autor: Jean Echenoz (Orange, Francia, 1947). Premio Goncourt 1999 por Je m'en vais.



El autor se sirve de un diario de guerra, perdido en el desván de la familia, para contar la I Guerra Mundial. Se acerca a la guerra desde su interior y desde la destrucción del ser humano.

En apenas 100 páginas -15 breves capítulos–, recuerda cómo, en un caluroso y tranquilo día de agosto, se rompió la vida de un pequeño pueblo de la Vendée, región tradicional y periférica de Francia. Y cómo, a partir de ese momento, sus habitantes vieron sus vidas alteradas, truncadas y destruidas. En realidad se rompió la vida de toda Europa y la de millones de personas durante más de medio siglo. Las consecuencias de la guerra afectaron a varias generaciones.

Sólo seis personajes: cinco hombres, Anthime, Charles, Bossis, Arceler, Padioleau, y una mujer, Blanche, que se pasa los días esperando el regreso de Charles y Anthime. En los 500 días que Anthime estuvo en la guerra, murieron Charles, Bossis y Arcenel; él y Padiauleau resultaron mutilados.


Estos datos, aparentemente insuficientes para contar toda la guerra, en el frente y en la retaguardia, están entretejidos con un argumento lleno de tensiones e intrigas, que sirven para profundizar en los sentimientos de barbarie y destrucción. La intriga se mantiene escamoteando la relación afectiva entre los tres personajes principales. Tienen que pasar varios capítulos para que el lector descubra que Charles y Anthime son hermanos. Y sólo al final descubrirá el meollo de un extraño e incomprensible triángulo amoroso entre Blanche, Charles y Anthime.

Un narrador omnisciente, frío y distante, relata unos hechos espeluznantes, que cobran mayor dimensión gracias a su mirada casi objetiva. La sorpresa no está en los hechos, sobradamente conocidos, sino el punto de vista con que este narrador sabe recrear la realidad. El lector, sin las valoraciones del narrador, se siente tan desasistido como los soldados del frente y tiene que sacar sus propias conclusiones. El narrador objetivo no apela a los sentimientos ni busca causar emociones fuertes. La emoción brota de los acontecimientos mismos y de unas descripciones impresionistas, sin adjetivos valorativos, con una precisa selección de los detalles. El efecto es de un expresionismo brutal. Nos podemos imaginar a los personajes de la época y al propio lector con una cara como la del “Grito” de Edvard Munch. En este sentido, es una novela moderna, una novela que exige gran colaboración del lector y que se cierra de manera diferente con cada lectura. Una opera aperta, tal y como definió Umberto Eco a este tipo de novelas.

¿Qué cuenta de la I Guerra Mundial? Nada: “Todo esto se ha descrito mil veces, quizá no merece la pena detenerse de nuevo en esta sórdida y apestosa ópera” (p. 62). Pero lo intuimos todo: el lugar, la batalla y el mando militar, entre otras cosas. Conocemos el resultado. La acción en su conjunto resulta verosímil, porque va incorporando datos concretos que le dan el aire de verdadera. Los soldados se apuntan en el 93º Regimiento de Infantería y se especifica hasta el número de registro del soldado: 4221. Pero como en literatura nada es gratuito, el 93º regimiento de infantería, el mismo que había elegido Víctor Hugo, se convierte en una clave importante para entender el profundo sentido romántico que late en el fondo de estas páginas.

<- Uniforme de infantería francés, 1914  






Uniforme de infantería francés, 1915 ->                                                        


En cada capítulo desvela un pasaje, un aspecto específico de la Gran Guerra: su esperado anuncio, la alegre despedida, el optimismo de la brevedad y el triunfo esperados, el imaginado regreso envuelto en honores, el largo camino hasta el frente, el clima, el abastecimiento, la alimentación, la higiene, el vistoso e inadecuado uniforme, las trincheras, la aviación, las armas químicas, el valor etílico, el uso y abuso de los animales, la deshumanización, la muerte, la mutilación, la tristeza, el relevo laboral, el día siguiente, entre otros.

 Le Depart des Poilus, le 2 août 1914' (Albert Herter) en la Gare de l’Est

El valor histórico de esta novela reside en su forma de presentar el escenario: la gente, el frente y la retaguardia, el ambiente, el miedo y hastío del soldado, la dificultad del día a día, la tristeza del día siguiente. Esta es, desde mi punto de vista, la mayor contribución de la literatura a la historia. La Historia, aséptica y analítica, la hacen los historiadores; los escritores ponen el “atrezzo” y despiertan los cinco sentidos que nos permiten captar el ambiente y dar vida a los protagonistas, en un tono humano, personal y subjetivo.

Podemos hablar de un texto minimalista, en el sentido de que prevalece la economía de las palabras, bien seleccionadas para expresar lo esencial. Y lo hace de forma incisiva pero delicada (léanse las dos últimas frases del libro), no exenta de humor. Junta, con acierto, una minuciosa documentación y una imaginación romántica. En algunos momentos el texto español se resiste, pero se debe a una traducción no muy acertada.

En la sesión de “Leer juntos” que le dedicamos, esta novela de espíritu antimilitarista fomentó un interesante e intenso debate sobre la literatura, la historia, la gran carnicería de la Gran Guerra, la transformación de los bravos “poilus” en víctimas de la sinrazón y el destino de las generaciones, entre otras cosas. Hablamos quizá más de guerra que de literatura, de las consecuencias humanas de las guerras, del difícil destino de Europa en el s. XX y de la difícil articulación de las posguerras. La sesión fue nuestro particular homenaje al armisticio del 11 de noviembre de 1915.


Concha Gaudó Gaudó

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