San Juan de la Cruz (Fontiveros, Ávila, 1542-Úbeda, Jaén, 1591), religioso y poeta místico, se llamó Juan de Yepes y Álvarez y nació en una familia muy humilde. En Arévalo y Medina del Campo fue aprendiz de diversos oficios (carpintero, sastre, entallador, escultor y pintor) y se ejercitó en el cultivo de la música y la poesía popular. Más tarde trabajó cuidando a los enfermos terminales en un hospital, lo que le permitió continuar estudios en el colegio de la Compañía de Jesús en Medina del Campo, desde los diecisiete a los veintiún años. Estos estudios lo familiarizaron con la gramática, la retórica, el latín y el griego; además le proporcionaron el manejo práctico de la métrica latina y romance. También debió leer a los poetas castellanos, sobre todo a Garcilaso, cuya influencia será definitiva en su obra poética de madurez.
En 1563 profesó en el convento de los carmelitas de Medina del Campo con el nombre de fray Juan de Santo Matías. De 1564 a 1568 estudió en la Universidad de Salamanca, donde seguramente conoció la poesía de fray Luis de León y entró en contacto con teólogos como Melchor Cano. En 1568 conoció a Santa Teresa de Jesús, que ya había emprendido la reforma del Carmelo en su rama femenina, y esta le encomendó la tarea de reformar los conventos de frailes. El 28 de noviembre de 1568 (en el convento reformado de Duruelo, fundado por él) hizo profesión de seguir la Regla primitiva y tomó el nombre de fray Juan de la Cruz, con el que pasaría a la historia. Las conmociones religiosas a que dio lugar la reforma carmelita lo alcanzaron también: los carmelitas tradicionales (calzados) lo secuestraron en 1577 y, con los ojos vendados, lo trasladaron a Toledo, donde estuvo once meses en un calabozo miserable, del que logró evadirse haciendo una cuerda con las sábanas. Más tarde alcanzó importantes puestos en la Orden y continuó su labor fundadora. Tras su muerte, fue beatificado en 1675, y canonizado en 1726. Pío XI lo proclamó Doctor de la Iglesia en 1926.
Su producción poética es muy escasa: no llega a los mil versos. En ella alternan las formas métricas castellanas con los metros y estrofas importados de Italia por Garcilaso. Es recordado principalmente por tres poemas: "Cántico espiritual", "Noche oscura" y "Llama de amor viva" (publicados tras su muerte junto con sus extensos comentarios en prosa), pero escribió también otros poemas menores: cinco glosas, diez romances y dos cantares.
La poesía de San Juan presenta dificultades para el lector derivadas del tema que trata: la experiencia mística, una experiencia inefable, es decir, que no puede ser expresada con palabras. El poeta se enfrenta al empeño de hacer inteligible con palabras aquello que, por definición, es inefable. Esa necesidad comunicativa será la que lo obligue a crear todo un repertorio de instrumentos expresivos: palabras, imágenes, símbolos, alegorías..., para simbolizar la unión del alma con su Dios. En esta lucha con las limitaciones del lenguaje, sabe sacar el máximo partido de los recursos que le proporciona la tradición poética bíblica (Cantar de los cantares), la poesía de los Cancioneros, el petrarquismo y Garcilaso, poesía amorosa que él vuelve "a lo divino".
Su poema "Noche oscura" describe la unión del alma con Dios usando la imagen de la amada que se escapa por la noche de su casa ya en silencio para acudir a la cita con el amado. En "Cántico espiritual" la esposa (el alma) sale en busca del esposo (Cristo) en un ambiente bucólico, pregunta a las criaturas y clama por su presencia hasta que, por fin, ve sus ojos reflejados en una fuente en la que ella se mira; entre ambos se establece un diálogo que termina en la unión mística. El poema describe las tres etapas del camino místico: la vía purgativa, la iluminativa y la unitiva."Llama de amor viva" tiene también la apariencia de un poema de amor. Fue compuesto en el convento de los Mártires de Granada hacia 1584; se trata del poema más puramente místico del autor, que prescindiendo de las vías purgativa e iluminativa, intenta expresar la emoción y el deleite de la unión mística
¡Jo, leo esto a esta hora del medio día, entre el ruido ambiental, y no me entero de nada...
ResponderEliminar¡Iconos y bajorrelieves medievales, porfa! Mucho debió de desarrollarse el conocimiento en cuatrocientos años porque si estos místicos consideraban en el siglo XVI que el pueblo ya les podía comprender estos textos...
Lo intentaremos en el el silencio nocturno.
Carlos San Miguel