http://elhacedordesuenos.blogspot.com.es/2010/11/poema-de-la-semana_297.html
domingo, 29 de diciembre de 2013
"La nieve está en mi corazón...", de Julio Llamazares
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domingo, 22 de diciembre de 2013
"El combate por la luz", de Carlos Marzal
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jueves, 19 de diciembre de 2013
"Historia de cuatro ciudades", de Joaquín Lostal y Arturo Ansón
Joaquín Lostal Pros y Arturo Ansón Navarro, Historia de cuatro ciudades: Salduie, Caesaraugusta, Saraqusta, Zaragoza. Ayuntamiento de Zaragoza-Caja Inmaculada, 2001, 227 páginas.
Este
libro nos habla de la evolución de Zaragoza, desde los primeros asentamientos hasta el siglo XX, de una manera muy didáctica, llena de
imágenes, fotografías, planos, que nos sitúan en lugares reconocidos de la
ciudad.
Es
una manera de recorrer la historia de nuestra ciudad muy entretenida, nada
ardua, con un lenguaje claro, asequible a todos los públicos, desde jóvenes
hasta mayores algo perezosos para leer un libro de historia más estricto. Muy
recomendable para toda persona orgullosa de su ciudad que quiera saber un poco
más de ella y, de paso, hacer aprecio a sus autores, uno de los cuales se encuentra todavía tan cerca, en nuestra comunidad educativa.
Patricia Raluy, madre de alumna
domingo, 15 de diciembre de 2013
"Nochebuena con Rosa", de José Agustín Goytisolo
José Agustín Goytisolo (Barcelona, 1928-1999), hermano mayor de los escritores Juan y Luis Goytisolo, fue, además de traductor y crítico literario, el poeta más conocido de la generación del medio siglo pues su obra formó parte del repertorio de cantautores como Paco Ibáñez, Rosa León, Joan Manuel Serrat, Amancio Prada, Mercedes Sosa o Soledad Bravo.
De familia burguesa castellano-hablante, su vida y su obra se vieron marcadas por la prematura muerte de su madre, Julia Gay, en 1938, durante un bombardeo de la aviación italiana sobre la ciudad. En 1945 comenzó en Barcelona los estudios de Derecho, que acabaría en Madrid pues fue expedientado por motivos políticos. En la capital se relacionó con poetas como Valente* o Caballero Bonald*, y en el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe, donde se alojaba, convivió con un grupo de estudiantes hispanoamericanos, entre ellos el nicaragüense Ernesto Cardenal*, que despiertan su interés por Latinoamérica. A su regreso a Barcelona comienza a frecuentar las tertulias del grupo catalán de los cincuenta (Gil de Biedma*, Barral, Costafreda...) y publica su primer poemario, El retorno, accésit al premio Adonáis en 1953. Su disconformidad con la realidad social y política del país conducen a su vinculación con el Partido Comunista y al compromiso político en los textos recogidos en Claridad (1961). En 1959 participa con otros miembros de su generación en el homenaje a Machado celebrado en Collioure para conmemorar el XX aniversario de su muerte. Junto a sus amigos barceloneses, comienza a publicar en la colección "Colliure" de la editorial Barral (dirigida por José María Castellet), participa en diversas actividades de promoción (Conversaciones Poéticas de Formentor y Jueves Poéticos del Ateneo) y en otras de carácter político. Casado con Asunción Carandell, tuvieron una única hija, llamada Julia en memoria de la madre muerta y a quien Goytisolo dedicó el conocido poema "Palabras para Julia". José Agustín Goytisolo falleció el 19 de marzo de 1999 al precipitarse al vacío desde una ventana de su casa, sin que se haya podido aclarar si fue un hecho fortuito o el suicido de un hombre que se confesaba cansado vivir.
Es autor de una vasta obra integrada por los siguientes poemarios: El retorno, Salmos al viento (1956, premio Boscán) y Claridad (1961, premio Ausiàs March), que agrupó en el volumen Años decisivos (1961); Algo sucede (1968), Bajo tolerancia (1973), Taller de arquitectura y Del tiempo y del olvido (1977), Palabras para Julia y otras canciones (1979), Los pasos del cazador (1980), A veces gran amor (1981, recopilación de poemas amorosos), Sobre las circunstancias (1983), Final de un adiós (1984), El rey mendigo (1988), La noche le es propicia (1992, premio de la Crítica), Novísima oda a Barcelona (1993), Elegías a Julia Gay (1993), Como los trenes de la noche (1994), Cuaderno de El Escorial (1995) y Las horas quemadas (1996). En su poesía, de tono conversacional, conjuga la vena lírica y elegíaca con la ironía, y el sentimiento amoroso con una visión crítica del mundo. La experiencia urbana y de la vida cotidiana, así como la presencia constante de la mujer, son otras notas características. La mujer a la que se dirige el poema elegido ha sido identificada como la hispanista italiana Rosa Rossi, cuya presencia en Barcelona debió de animar al grupo de amigos (entre ellos Carlos Barral y su esposa Ivonne) a salir a la calle y participar del ambiente festivo.
*Ver entradas relacionadas en este blog.
De familia burguesa castellano-hablante, su vida y su obra se vieron marcadas por la prematura muerte de su madre, Julia Gay, en 1938, durante un bombardeo de la aviación italiana sobre la ciudad. En 1945 comenzó en Barcelona los estudios de Derecho, que acabaría en Madrid pues fue expedientado por motivos políticos. En la capital se relacionó con poetas como Valente* o Caballero Bonald*, y en el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe, donde se alojaba, convivió con un grupo de estudiantes hispanoamericanos, entre ellos el nicaragüense Ernesto Cardenal*, que despiertan su interés por Latinoamérica. A su regreso a Barcelona comienza a frecuentar las tertulias del grupo catalán de los cincuenta (Gil de Biedma*, Barral, Costafreda...) y publica su primer poemario, El retorno, accésit al premio Adonáis en 1953. Su disconformidad con la realidad social y política del país conducen a su vinculación con el Partido Comunista y al compromiso político en los textos recogidos en Claridad (1961). En 1959 participa con otros miembros de su generación en el homenaje a Machado celebrado en Collioure para conmemorar el XX aniversario de su muerte. Junto a sus amigos barceloneses, comienza a publicar en la colección "Colliure" de la editorial Barral (dirigida por José María Castellet), participa en diversas actividades de promoción (Conversaciones Poéticas de Formentor y Jueves Poéticos del Ateneo) y en otras de carácter político. Casado con Asunción Carandell, tuvieron una única hija, llamada Julia en memoria de la madre muerta y a quien Goytisolo dedicó el conocido poema "Palabras para Julia". José Agustín Goytisolo falleció el 19 de marzo de 1999 al precipitarse al vacío desde una ventana de su casa, sin que se haya podido aclarar si fue un hecho fortuito o el suicido de un hombre que se confesaba cansado vivir.
Es autor de una vasta obra integrada por los siguientes poemarios: El retorno, Salmos al viento (1956, premio Boscán) y Claridad (1961, premio Ausiàs March), que agrupó en el volumen Años decisivos (1961); Algo sucede (1968), Bajo tolerancia (1973), Taller de arquitectura y Del tiempo y del olvido (1977), Palabras para Julia y otras canciones (1979), Los pasos del cazador (1980), A veces gran amor (1981, recopilación de poemas amorosos), Sobre las circunstancias (1983), Final de un adiós (1984), El rey mendigo (1988), La noche le es propicia (1992, premio de la Crítica), Novísima oda a Barcelona (1993), Elegías a Julia Gay (1993), Como los trenes de la noche (1994), Cuaderno de El Escorial (1995) y Las horas quemadas (1996). En su poesía, de tono conversacional, conjuga la vena lírica y elegíaca con la ironía, y el sentimiento amoroso con una visión crítica del mundo. La experiencia urbana y de la vida cotidiana, así como la presencia constante de la mujer, son otras notas características. La mujer a la que se dirige el poema elegido ha sido identificada como la hispanista italiana Rosa Rossi, cuya presencia en Barcelona debió de animar al grupo de amigos (entre ellos Carlos Barral y su esposa Ivonne) a salir a la calle y participar del ambiente festivo.
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Entrada relacionada:
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sábado, 14 de diciembre de 2013
Encuentro con el escritor Félix Teira
Félix Teira acompañado por Javier Aznar e Inés Jiménez |
ENCUENTRO
CON FÉLIX TEIRA
Actividad organizada por el departamento de Lengua y Literatura
El pasado
día veinte de noviembre nos visitó el escritor y profesor Félix
Teira, exalumno del Instituto Goya.
Rememoró
sus vivencias en nuestro centro, nos habló de su libro Padres
e hijos y expuso su manera de concebir la
vida a través de la literatura:
- Un escritor no es una persona especial, desempeña un oficio en el que hay que leer, rellenar bocetos, buscar información…, y esto se consigue a través de muchas horas de trabajo.
- Ser lector es meterse en otra piel, lo que te da más amplitud de miras.
- El libro que le marcó profundamente en su vida literaria fue El lazarillo de Tormes, que cuenta la verdad desnuda de una época.
- La vida no se entiende y jugamos con la literatura para entenderla, pasamos la vida intentando vernos a través de una fábula.
- Es en la juventud donde fraguamos nuestras decisiones, y nuestras ilusiones harán que esa juventud perdure en el tiempo.
HIJOS
Y PADRES
Su
novela no tiene ninguna de las normas del best-seller.
Es una literatura áspera, dura, espinosa, incómoda, que pretende
crear dudas y provocar.
Mónica Ariza Samper y Leticia Gracia Sáenz (B1A)
El
autor nos invitó a plantearle preguntas relacionadas con el libro,
preferiblemente cuestiones impertinentes, que a su juicio tendrían
un trasfondo más interesante.
Esta
es una muestra de algunas de ellas:
¿Se ha inspirado en su juventud para escribir esta novela?
¿Se ha inspirado en su juventud para escribir esta novela?
No,
más bien me inspiraron mis alumnos. Algunos con gran capacidad
crítica.
¿Los
personajes se corresponden con personas reales?
El
Roda está basado en un chico que como él vendía drogas, ganaba
dinero y tenía muchos problemas.
El
personaje de Virila está inspirado en una limpiadora de un club de
la cual decían que era prostituta; la gente le destrozó la vida con
sus habladurías.
Algunos
alumnos piensan que se excede con el uso de la jerga ¿Está de
acuerdo?
Es
cierto que no todos los jóvenes la utilizan del mismo modo, pero
conozco a muchos chicos que la utilizan habitualmente. Todo depende
del círculo en que uno se mueve.
¿Por
qué Luisón no tiene capítulo propio?
Para
que la historia se tenga en pie, no es necesario desarrollar las
experiencias vitales de todos los personajes. Siempre hay personajes
secundarios, cuyas trayectorias solo quedan apuntadas.
¿Le
costó escribir la historia?
No,
disfruté con ello.
¿En
qué se inspiró para que Gemelo hablara con su hermano?
Gemelo
tiende al autismo, pero gracias a su abuelo logra abrirse a los demás
poco a poco.
Los
abuelos para el autor son personajes siempre entrañables.
En
todos sus libros los personajes tienen cualidades positivas, pero
también defectos, como Geme y Adri.
Cree
en el contraste optimismo y pesimismo.
En
su época de estudiante, ¿los jóvenes tenían los mismos problemas
que ahora?
Algunos
coinciden (los que tienen que ver con los problemas de la
adolescencia) y otros no. Por ejemplo, en mi época las posibilidades
de trabajo eran amplísimas.
¿Cómo
se siente cada vez que le publican un libro?
La
primera vez es muy emocionante: cuando publican tu libro vas a las
librerías para verlo en las estanterías expuesto.
¿Un
consejo para seguir sus pasos?
Trabajo
y algo de perseverancia. Y, sobre todo, creer en lo que haces.
¿Tiene
algún personaje favorito?
Arregui,
por proteger a su hermano. Además, soy un enamorado del cine como
él. Este personaje tiene una evolución: ilusión y desengaño.
Los
finales de los capítulos son abiertos, ¿los cerrarás en un futuro?
No
habrá segunda parte. Cerrar las historias es un error pues la vida
está abierta.
¿Que
historia te costó más contar?
Meterse
en la piel de una mujer es muy difícil. En el caso de la Sucia se
toca un tema sensible, el acoso escolar.
¿Qué
quiere enseñar al lector?
Reflejar
el panorama de la crisis, que nos ha sacado de nuestro sitio. Esas
circunstancias están reflejadas en los personajes.
¿Le
gustaría que se hiciera una película de su novela?
Ha
habido intentos de llevar al cine alguna de mis novelas, como La
ciega.com. Sería interesante, aunque creo que
no tendría que ver con lo que pienso, pero aún así me encantaría.
Gracias
a su cercanía a los jóvenes, Félix Teira supo despertar en
nosotros cierto interés por la literatura, la cual él concibe como
un modo de vida, más que como un entretenimiento.
Nos
animó a leer y a escribir y, sobre todo, a no rendirnos nunca, sea
cual sea la meta que nos propongamos.
Mónica Ariza Samper y Leticia Gracia Sáenz (B1A)
miércoles, 11 de diciembre de 2013
"El libro del Cementerio", de Neil Gaiman
Neil Gaiman: El Libro del Cementerio, Roca, 2009, 304 páginas
El libro
del cementerio cuenta la historia de un bebé
que consigue escapar de su casa la noche en la que toda su familia es
asesinada. El niño llega hasta el cementerio seguido por el asesino, ya que su misión principal era acabar con él.
Afortunadamente,
el niño es protegido por los fantasmas del cementerio, también en
parte gracias a la Dama de Gris (una mujer pálida que monta sobre un
caballo), quien representa a la muerte. Esta les convence para que ayuden al pequeño y lo nombran “ciudadano honorífico del cementerio”,
lo que le otorga poderes dentro del recinto, como ver en la
oscuridad, hablar y ver a los fantasmas… El señor y la señora
Owens deciden hacerse cargo del huérfano y ser sus padres adoptivos;
le ponen el nombre de “Nadie”, aunque será apodado como “Nad”.
Silas, el
guardián del cementerio, una criatura no viva, pero tampoco muerta,
echa de allí al asesino, el hombre Jack. También se compromete a
ser el tutor del pequeño Owens y le enseña lo básico durante su
niñez. A medida que Nad crece, se hace más curioso y se pasa el
día explorando el cementerio, donde descubre tumbas con tesoros
escondidos, portales a universos paralelos, y donde también hace
amigos. Cuando aún es niño conoce a Scarlet, una niña mortal de su
misma edad que cree que Nad es su amigo imaginario, pero se tendrán
que despedir cuando Scarlet se mude de la ciudad. Tiempo después el
pequeño de los Owens también empieza una relación de amistad con
Liza Hempstock, una bruja a la que ahogaron.
Nadie Owens
vive muchas aventuras tanto dentro como fuera del cementerio, pero
solo cuando cumple la edad para ir al colegio le dejan salir de
allí por primera vez. Nad no pasa desapercibido, así que no tiene
otro remedio que volver al cementerio, ya que se mete constantemente
en problemas. Finalmente, Nadie Owens descubre la organización de
los “Hombres Jack”, la cual había encargado asesinarlos a él y
a su familia quince años atrás, ya que estos habían predicho que
un niño acabaría con su clan; y así fue. Nadie Owens, con la ayuda
de los habitantes del cementerio y la de Scarlet, la amiga de la
infancia con la que se reencuentra posteriormente, consigue
deshacerse de los últimos componentes del grupo de los Jack; de los demás se habían ocupado Silas y sus compañeros.
Después
de esto, Silas decide borrarle la memoria a Scarlet. Con el paso del
tiempo Nad deja de poder ver a los fantasmas, y es entonces cuando se
da cuenta de que su vida en el cementerio ha terminado, hace sus
maletas y se va. A la puerta del cementerio se encuentra a su madre
adoptiva, la señora Owens, la cual lo despide entre sollozos,
también le dice adiós su amiga Liza Hempstock con un tono entre
cariño y odio. Nadie abandona el cementerio sin mirar atrás, una
nueva vida llena de aventuras le espera.
En mi
opinión El libro del cementerio
es un libro fascinante que consigue entrelazar el género de terror
con el de fantasía sin que resulte pesado. Es un libro que realmente
se lee en muy poco tiempo, ya que engancha desde el principio, desde
la ternura de las primeras páginas, que hablan de cómo el pequeño
Nadie Owens consigue ponerse a salvo en un cementerio lleno de una
vida especial, hasta las últimas páginas plenas de tensión, en las
que Nad y sus compañeros luchan contra la hermandad de “Los
hombres Jack”.
La verdad es
que, desde mi punto de vista, este libro lo puede disfrutar cualquier
persona, no hace falta que sea fan del propio género de terror o de
fantasía, ya que aunque esos sean los principales, salen rasgos de
bastantes más, como de aventuras, acción, comedia, amor…porque… ¿a quién
no le gusta una bonita historia de un niño aventurero que esquiva a
la muerte y que consigue salvar al mundo de una secta de hombres
despiadados?
Ariadna
Ferrer, 1º de bachillerato B
sábado, 7 de diciembre de 2013
"El viejo", de Constantino Kavafis
Entradas relacionadas:
En 2013 se han cumplido 150 años del nacimiento del autor. En este enlace encontrarás más información sobre las celebraciones:
jueves, 5 de diciembre de 2013
"Las voces bajas", de Manuel Rivas
El reciente viaje de Manuel Rivas a nuestra Comunidad para participar en el programa "Conversaciones con el autor", nos ha traído a la memoria su última obra, Las voces bajas , las voces "de los que no quieren dominar y se alimentan de palabras y cuentos."
Aunque en la contraportada se dice que es "la novela de la vida", Las voces bajas no es propiamente una novela, sino una narración con mucho de autobiográfica, en la que Manuel Rivas evoca con una mirada poética, pero también cargada de ironía y humor, el mundo de su infancia y adolescencia, un mundo ya desaparecido: el de la Galicia de posguerra, poblado de seres que luchan por la vida, de héroes anónimos; la Galicia de la emigración, la Galicia del analfabetismo, la de los cuentos al amor de la lumbre; un lugar donde lo extraordinario se mezcla y confunde con la cotidianeidad. Esa rememoración no sigue un orden cronológico, sino que los capítulos se organizan en torno a personajes, lugares o motivos distintos, de manera que cada uno constituye casi un relato que puede ser leído de modo independiente, pero que adquiere su verdadero sentido en relación con el resto de la obra.
Aunque en la contraportada se dice que es "la novela de la vida", Las voces bajas no es propiamente una novela, sino una narración con mucho de autobiográfica, en la que Manuel Rivas evoca con una mirada poética, pero también cargada de ironía y humor, el mundo de su infancia y adolescencia, un mundo ya desaparecido: el de la Galicia de posguerra, poblado de seres que luchan por la vida, de héroes anónimos; la Galicia de la emigración, la Galicia del analfabetismo, la de los cuentos al amor de la lumbre; un lugar donde lo extraordinario se mezcla y confunde con la cotidianeidad. Esa rememoración no sigue un orden cronológico, sino que los capítulos se organizan en torno a personajes, lugares o motivos distintos, de manera que cada uno constituye casi un relato que puede ser leído de modo independiente, pero que adquiere su verdadero sentido en relación con el resto de la obra.
El fragmento seleccionado recoge los recuerdos ligados a la casa de su abuelo materno, en Corpo Santo, un lugar que "sabía a cerezas", donde el abuelo escribe cartas para los emigrantes y se cuentan historias junto al fuego:
Quien de verdad se comunicaba con gran parte del mundo era mi abuelo. Lo hacía desde una pequeña mesa que tenía en el piso a modo de escritorio. [...] En el escritorio de Corpo Santo había postales y cartas de la diáspora emigrante. Direcciones, sellos y vistas fotográficas en las que fermentaba, intensa y primaria, la cuatricomía de la Tierra Prometida. Las postales componían allí un atlas. Él era un verdadero escritor. Como decían los antiguos griegos, "un intérprete de intérpretes". Lo que escribía eran cartas para emigrantes. Venían las "viudas de vivos" y él ponía caligrafía a las noticias y a los sentimientos que pasarían el mar más allá del islote de la Marola, la marca del adiós en la boca de la bahía. Tenía muy buena letra. Las cartas parecían paisajes vegetales. Allá, en América, si el lector se fijaba, podía leer la palabra y también ver en ella aquello que se nombraba, y acaso algo más. Lo que no se decía.
Junto al pequeño escritorio planetario, había en Corpo Santo otro lugar extraordinario. Una escalera con peldaños de pino, tabicada también en madera. Era la que comunicaba la planta baja, con suelo de tierra prensada, y la planta superior, con piso de madera y donde estaban los cuartos de dormir y los arcones con lo más valioso: los ajuares, las semillas y las escrituras.
Por el día trabajaban sin descanso. Pero cuando se atravesaba la frontera del crepúsculo se producía una profunda metamorfosis. Los seres silenciosos dejaban el trabajo en el colgador de la ropa y eran convocados a una segunda vida. Alrededor de la comida, el vino, el fuego, acudían las palabras con sus novedades y sus cuentos. En la planta baja, a un lado estaba el lar y al otro, la cuadra del ganado. Las vacas asomaban las cabezas por los pesebres, tres fuerzas incesantes succionando hierba y exhalando nubes de vaho. Ese aliento animal era el que cubría todas las mañanas el valle de Corpo Santo. La fábrica de niebla, tan verosímil, ése era un cuento para niños. Ellos tenían otros para sí. Cuentos de la Santa Compaña, de muertos con saudade, que echaban de menos el café con gotas de aguardiente, cuentos de lobo, con sus lobisomes pero también sus mujeres lobas. Cuentos de aventura y viaje, la infinita saga de la emigración. El polizón emigrante que no se decide a bajar del barco, y así toda la vida, de ida y vuelta, escondido, un hombre secreto. Historias de huidos al monte, de los maquis. De crímenes y venganzas. El hombre que va a la fiesta, con el propósito de matar al rival, pero cuando ya se oye la música de la verbena medita sobre el asunto y decide deshacerse de la navaja, y al terminar el baile, el otro, el que iba a morir, encuentra el arma, gotas de luna y rocío en la hoja, y va y se hace con ella, decidido, con un propósito... Cuentos de amores apasionados. [...]
Y ahí, en los cuentos de amores, y de peleas por los amores, era el momento en que nosotros debíamos subir a los territorios del sueño. Aunque sabíamos que aquella expulsión era fingida. Que quedaríamos invisibles y clandestinos, sentados en el peldaño más alto, bajo una lámpara que comunicaba el viento de fuera, la intensidad de los cuentos, el rescoldo del fuego y nuestra propia brasa.[...] En los cristales de la ventana del lavadero, veíamos reflejados los rostros que hablaban en el claroscuro, como desde otro tiempo, que no era pasado, sino eso, otro tiempo. Las palabras alimentaban las llamas, pero llegaba el momento en que huían del fuego, ahumadas, pero al fin libres, hacia la oscuridad.
Manuel Rivas: Las voces bajas, Alfaguara, Madrid, 2012, pp. 37-39
Recomendamos leer el artículo "Rivas merodea por su memoria" que, sobre esta obra, publicó Tereixa Constenla en El País:
De Manuel Rivas también puedes leer en este blog:
-Un fragmento de su artículo "La resistencia erótica de las bibliotecas": AQUÍ.
-Tres poemas: AQUÍ.
-El cuento "La lengua de las mariposas": AQUÍ.
domingo, 1 de diciembre de 2013
"Ahora es el momento de prender el cabello brillante con el verde mirto", de Horacio
Mirto en flor |
HORACIO (Quintus Horatius Flaccus) fue un poeta latino (Venusia, 65-Roma, 8 a. C.), considerado como modelo de la lírica clásica. Hijo de un esclavo liberto, estudió en Roma y Atenas, donde conoció a Marco Bruto (uno de los asesinos de César), que lo nombró tribuno militar de sus soldados, y recorrió con él Macedonia y Asia. En la batalla de Filipos (42 a. C.) se enfrentaron al ejército de Marco Antonio y Octavio (futuro emperador Augusto) y fueron derrotados. La concesión de una amnistía general le permitió regresar a Roma, donde trabajó como escribano y empezó a componer versos. El poeta Virgilio lo introdujo en el círculo de Cayo Mecenas, quien lo presentó al emperador Augusto y le regaló una propiedad en las colinas de Sabina, donde se retiró a escribir. Como poeta cultivó todos los géneros (Sátiras, Épodos y Epístolas), pero sobresalió en las Odas (Carmina), en las que trata sobre todo los temas del amor y del "carpe diem" (invitación a disfrutar del presente mientras sea posible), adoptando las más bellas formas de la poesía griega. Su Epístola a los Pisones o Arte Poética se convirtió en la base de la teoría estética y de la preceptiva literaria occidental.
El texto elegido es un fragmento de una oda de Horacio (la cuarta del libro primero), en el que el poeta invita a Sestio a disfrutar de la vida antes de que la muerte, implacable con todos, lo impida. En este poema, en pocos versos, se concitan motivos o tópicos literarios tan universales como el carpe diem, el tempus fugit y el poder igualatorio de la muerte.
En el mundo clásico, el mirto, arbusto adecuado para tejer coronas vegetales, se asociaba a la diosa Afrodita (deidad del amor y el erotismo) así como a la eterna juventud, por su hoja siempre verde. Las coronas de mirto se usaban en banquetes y celebraciones para representar el culto a la amistad y a la eterna juventud y sus placeres.
Fauno era una divinidad romana asociada al dios griego Pan. Dios de los bosques salvajes, de los campos, de los rebaños y de las llanuras, se le representa con la mitad superior del cuerpo de hombre y la mitad de una cabra. Es un ser lascivo y voluptuoso aficionado a perseguir a las ninfas.
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