Grupo de lectura "Leer juntos
hoy" del IES “Goya”
Sesión del 12 de junio de 2017
Obra comentada: La ley del menor. Anagrama, Panorama de narrativas, 2015.
Autor: Ian McEwan
Ian McEwan es un escritor británico. Nacido en 1948,
estudió literatura inglesa en las universidades de East Anglia y Sussex. Ha
recibido, entre otros premios literarios, el Booker Prize por su novela Amsterdam, el WH Smith Literary Award
por Expiación, el National Book Award
por Chesil Beach. Y también ha recibido
el Premio Shakespeare.
En las novelas de McEwan siempre encontramos dilemas
éticos, situaciones difíciles derivadas de decisiones controvertidas. En La ley del menor se enfrentan justicia y
fe. Es la expresión del conflicto que provocan nuestras creencias y sus consecuencias.
Fiona Maye, juez de familia, es el hilo conductor por el que circulan los casos
que Ian McEwan nos va presentando.
En primer lugar, aparece un conflicto por las
creencias de un matrimonio de judíos ultraortodoxos. Superficialmente, parece
un litigio por la custodia de dos niñas tras un divorcio; sin embargo, en el
fondo, es un problema de educación: en la religión o al margen de ella. Es una
“pelea por sus almas”.
En segundo lugar, surge un conflicto por las creencias
de un matrimonio católico que se niega a separar a sus dos hijos siameses. Uno de
ellos va a morir irremediablemente, pero, si la operación no se realiza,
también morirá el otro, quien, una vez separado, tendría muchas posibilidades de
vivir normalmente. Los padres consideran la operación un asesinato.
Y en tercer lugar, se presenta un conflicto por las
creencias de la familia de testigos de Jehová que rechaza una trasfusión de
sangre para Adam, el hijo enfermo de leucemia. Una trasfusión que salvaría su
vida, en opinión del hospital que está tratando su enfermedad. La juez
protagonista ve algo de especial en este litigio y decide entrevistarse con
Adam, cercano a la mayoría de edad, aunque todavía menor, para recabar más
datos sobre si su decisión es auténticamente voluntaria, ya que, ante todo, hay
que tener en cuenta “el bienestar del menor”.
Pero este caso en particular y el final trágico de
Adam Henry también entran en conflicto no sólo con los sentimientos, sino
también con la vida privada de Fiona Maye, cuya dedicación a la judicatura la
ha condicionado, igual que la religión a los judíos, a los católicos y a los testigos
de Jehová que el autor nos presenta.
La ley del menor es una novela que puede resultar fácil
de leer, pero también es capaz de provocar un cúmulo de sentimientos, consideraciones y
conflictos en la conciencia del lector. Lo invita a tomar partido. Es difícil
quedar indiferente.
Cristina Baselga Mantecón
Cerramos el curso de nuestras tertulias con una
refrescante acuarela que nos envía Inma Martín.