jueves, 28 de junio de 2012
¿Qué leer este verano?
Lecturas Verano 2012 Este año "El hacedor de sueños" no cierra por vacaciones, seguiremos con vosotros durante todo el verano. Os deseamos que disfrutéis de este tiempo de ocio y esperamos que encontréis en él un hueco para la lectura. En nuestros cuadernillos os ofrecemos una pequeña selección de libros con la esperanza de que os resulten de interés. FELIZ VERANO Y FELICES LECTURAS.
lunes, 25 de junio de 2012
"CON EL AGUA AL CUELLO", de Petros Márkaris
Título original: Τα Ληξιπρόθεσμα Δάνεια
(Los préstamos amortizados)
Autor: Petros Márkaris.
Editorial: Tusquets Editores.
Año de publicación: 2011
MERCEDES ORTIZ
Entradas relacionadas:
domingo, 24 de junio de 2012
"Soy una mujer sin problemas", de Juana Bignozzi
Juana Bignozzi (Buenos Aires, 1937) es una de las más destacadas poetas argentinas. Formó parte del grupo poético "El pan duro", creado por Juan Gelman en 1955. Residió en Barcelona desde 1974 a 2004, cuando regresó a Buenos Aires. En sus versos ha plasmado, junto a la pasión amorosa, la experiencia del exilio y de la militancia política, así como el desencanto de la misma. Se dio a conocer con Los límites (1960), libro al que siguieron Tierra de nadie (1962), Mujer de cierto orden (1967), Regreso a la patria (1989), Interior con poeta (1994), Partida de las grandes líneas (1996), La ley tu ley (2ooo, obra reunida), Quién hubiera sido pintada (2001) y Antología personal (2009). Su obra ha sido reconocida con el Premio Municipal de Poesía 2000 y el Premio Konex por el quinquenio 1999-2003.
Actualización: Falleció en Buenos Aires el 5 de agosto de 2015.
domingo, 17 de junio de 2012
"A ti sólo se llega", de Pedro Salinas
jueves, 14 de junio de 2012
Manuel Rivas:La resistencia de las bibliotecas
"Habitación de hotel", Edward Hopper (Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid) |
El libro siempre ha sido algo eléctrico. Y el acto de leer, electrizante. ¡Por fin a solas, con el libro deseado! Abrirlo y que te abra. ¿No oyen la crepitación? ¿No siente el estremecimiento, la quemadura incluso? Con razón, Clarice Lispector tituló a ese encuentro 'la felicidad clandestina'. Ese roce erótico es lo que percibimos en la iconografía de la lectura. Suelen ser cuadros que hoy vemos con una inquieta melancolía. Como el de la lectora que retrata Edward Hopper, con una maleta al lado, en una especie de habitación nómada. La mirada se nos vuelve táctil. La mujer tiene una cita. Un amor en verdad libre. ¡Un libro, claro!*
Así comienza el artículo de Manuel Rivas La resistencia erótica de la bibliotecas, publicado en El País, el domingo 10 de junio de 2012. En él reflexiona sobre la necesidad de la literatura y sobre la amenaza que se cierne sobre el libro y el periódico de papel, "las dos criaturas predilectas de la era Gutenberg". El escritor gallego se confiesa "un pesimista esperanzado" que cree compatibles el libro electrónico y el de papel, apostando por una re-existencia del libro con nuevas cualidades estéticas. Pero lo que es indudable es que el incierto porvenir del libro está asociado al de las librerías y bibliotecas públicas, que Rivas reivindica como imprescindibles centros ciudadanos de encuentro en los que, como explica en la última parte de su artículo, necesidad y emoción se dan la mano:
Preguntarse por el futuro del libro es también, y
sobre todo, preguntarse qué pasará con el ecosistema del libro. Con las
librerías y las bibliotecas. En especial con las redes de bibliotecas públicas.
Sin librerías y bibliotecas, no existe la ciudad*. En psicogeografía,
hay el lugar y el no lugar. El lugar es una unidad
de emoción y memoria. Podríamos ser más precisos y hablar del tercer
lugar. El lugar donde a la memoria y la emoción se suma el encuentro.
Hoy es difícil señalar un lugar donde se dé mayor diversidad, mayor mezcla
entre gente de diferentes generaciones, clases sociales, géneros, orígenes,
ideologías, creencias o estéticas que en una biblioteca pública. Se habla mucho
de los bajos índices de lectura en España, pero se habla poco de la gran
revolución vivida en muchas ciudades, grandes y pequeñas, al crear, y con bajo
coste, redes de bibliotecas públicas*. No hay ninguna entidad, ni siquiera
deportiva, que en proporción tenga tantos asociados como las bibliotecas
públicas.
Algunas instituciones, por desgracia, ya han recortado
los gastos en el suministro de libros a las bibliotecas. Esto sí que es fundir
los plomos de la “civilización”.* Cuando el urbanismo
humanista, avanzado, imaginó la ciudad como una ciudad-jardín, tenía la forma
de círculos concéntricos, en los que cada círculo era un anillo verde. En el
centro estaban los servicios públicos. Y desde luego, como una célula madre, la
biblioteca. En la ciudad pluricéntrica, la biblioteca (concebida
ya como un taller plural de artes) debería ocupar los lugares de referencia,
la primera marca en las coordenadas humanas de la ciudad.* El lugar
sentipensante, de resistencia y re-existencia. En ese
sentido ecológico, el lugar de lo necesario coincide con el deseo. Un espacio
donde una ley no establecida dice: no dominar. El lugar erótico, donde puedan
encontrarse Anna Karenina y uno que dice ser Ulises, mientras Falstaff murmura:
“Nadie sabe lo que puede pasar si viene junio un poco caliente”.
* Sin negrita en el original.
Un artículo necesario que puedes leer completo en:
http://elpais.com/elpais/2012/06/04/opinion/1338836104_071734.html
miércoles, 13 de junio de 2012
Cuaderno de biblioteca nº 8
domingo, 10 de junio de 2012
"Si el hombre pudiera decir", de Luis Cernuda
El poeta Luis Cernuda fotografiado en 1935
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo como una nube en la luz; si como muros que se derrumban, para saludar la verdad erguida en medio, pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando solo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo, que no se llama gloria, fortuna o ambición, sino amor o deseo, yo sería aquel que imaginaba; aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos proclama ante los hombres la verdad ignorada, la verdad de su amor verdadero. Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío; alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina por quien el día y la noche son para mí lo que quiera, y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu como leños perdidos que el mar anega o levanta libremente, con la libertad del amor, la única libertad que me exalta, la única libertad por que muero. Tú justificas mi existencia: si no te conozco, no he vivido; si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
[Luis Cernuda, “Si el hombre pudiera
decir”, en Los placeres prohibidos
(1931)]
[Selección de la profesora Esther
Ortas Durand]
Puedes escuchar el poema leído por el autor en:
http://youtu.be/hQSj_rpq4LA Otro poema del autor en este blog: |
martes, 5 de junio de 2012
"La chica de Quintana", de Javier Viguera Sancho
Javier Viguera y Francisca Soria en el acto de presentación del libro |