EL BLOG DE LA BIBLIOTECA "IRENE VALLEJO" DEL IES GOYA DE ZARAGOZA


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martes, 30 de noviembre de 2021

XIII Semana de la literatura de misterio y terror

 Hace ahora un mes, al despedir octubre y a punto de entrar en noviembre, celebramos en el instituto la Semana de la literatura de misterio y terror, en su decimotercera edición. Este año el Grupo de Biblioteca y el departamento de Lengua castellana y literatura han trabajado en las aulas de ESO la temática de las leyendas populares sobre almas en pena.

Partiendo de lo que conocen ampliamente nuestros alumnos, que es la fiesta de Halloween celebrada al modo norteamericano, estudiamos el origen de la palabra y de la festividad, para después dar a conocer una pequeña muestra de las diversas costumbres y leyendas aragonesas relacionadas con el Día de difuntos y la Noche de las ánimas. 

Fotografía de turismosomontano.es

Se dice que las ánimas -o “almetas”, como se llaman en muchos lugares de Aragón- son almas errantes que han abandonado el mundo de los vivos pero no han logrado todavía entrar en el de los muertos debido a que, seguramente, tienen alguna tarea pendiente de realizar en este mundo. Para ayudarles a alcanzar el descanso definitivo, las gentes de muchos lugares rezaban por ellas y realizaban ciertos ritos. En otros lugares, de lo que se trataba era de lograr su buena disposición para la paz y tranquilidad de los vivos, dado que se tenían como intermediarias entre el mundo terrenal y el más allá.

En bastantes pueblos de nuestra comunidad, en la noche del 1 de noviembre, todavía se acostumbra a adornar las calles con calabazas vaciadas a las que se perforan ojos, nariz y boca, y se iluminan con una vela en su interior. Esta tradición, que se ha transmitido durante generaciones, se realiza en honor de los difuntos. En muchas casas se colocan lamparillas en las ventanas.

Fotografía de turismosomontano.es

 En algunas localidades próximas al Moncayo, las calabazas-calaveras se colocaban de camino al cementerio para guiar a las almas en su transición al otro mundo. Y, mientras tanto en casa, las familias se reunían para rezar el rosario. O, en otros pueblos, a la luz del hogar, por la noche, los mayores solían contar a los niños historias de miedo.

 En relación con las tradiciones aragonesas en un ambiente mágico, os recomendamos el siguiente podcast, que escuchamos en algunas clases: El Leyendario-013-Noche de Ánimas, de Chema Lera para TEA FM – Escuela de Radio. Desde su casal, y al canto del fogaril, Chema nos relata de forma intimista historias que mezclan lo real y lo fantástico.

En clase recordamos también antiguos relatos en los que aparecen fantasmagóricos desfiles nocturnos de almas errantes, desde las leyendas de Galicia y del noroeste peninsular sobre la Santa Compaña, hasta la leyenda, menos conocida incluso en nuestra ciudad, de las apariciones de las Santas Masas en Zaragoza.

Pero las leyendas de aparecidos y de almas en pena no solo nos llegan de la historia y de la tradición; en nuestros días se siguen generando multitud de leyendas populares -“leyendas urbanas” se llaman ahora- que circulan y se reelaboran constantemente por todas partes, tanto en el ámbito urbano como en el rural, y que saltan de un país a otro: “la niña de la curva”, “la apuesta del cementerio” o “Verónica ante el espejo” son tres ejemplos de los relatos que narraron algunos de nuestros alumnos a sus compañeros.

Partiendo de las investigaciones que han hecho los alumnos preguntando a su familia, buscando en internet o en libros de relatos, han escrito ellos sus propias versiones sobre leyendas de este tema, que muy pronto daremos a conocer en la revista “Cuadernos de Biblioteca”.

Las principales fuentes de información que manejamos son las siguientes: 

-         Leyendas y tradiciones aragonesas más allá de Halloween (Heraldo de Aragón) 

-         Leyendas de Aragón | La identidad de Aragón (wordpress.com)

-         La noche de ánimas en Aragón/ A nuei d’almetas (recursos didácticos y actividades para trabajar las tradiciones y la cultura de Aragón)

-         Mitos y leyendas terroríficos: del mundo rural a la tradición urbana (Biblioteca Virtual Cervantes)

-         Leyendas urbanas para sembrar el terror en la noche de Halloween (El Mundo)

-         Leyendas urbanas tan espeluznantes como universales (Esquire)

Por otra parte, desde el departamento de Inglés/Grupo de biblioteca, se propuso una actividad a los alumnos de 2º B de ESO, en la que cada uno confeccionó un póster sobre un personaje terrorífico del mundo del cine, la literatura o la mitología. Cada trabajo consistía en una descripción en lengua inglesa del personaje elegido, su procedencia y su poder maligno, acompañada de un dibujo o una fotografía ilustrativos. Estos carteles se expusieron en el vestíbulo del pabellón central y con ellos se realizó una yincana con preguntas de búsqueda de información en varios grupos de la ESO.

Los alumnos valoraron muy positivamente la actividad ya que, según sus palabras, además de pasárselo muy bien, aprendieron muchos detalles que desconocían.

 







domingo, 28 de noviembre de 2021

Dos poemas de Luis García Montero para Almudena Grandes





La ausencia es una forma del invierno

Como el cuerpo de un hombre derrotado en la nieve,
con ese mismo invierno que hiela las canciones
cuando la tarde cae en la radio de un coche,
como los telegramas, como la voz herida
que cruza los teléfonos nocturnos
igual que un faro cruza
por la melancolía de las barcas en tierra,
como las dudas y las certidumbres,
como mi silueta en la ventana,
así duele una noche,
con ese mismo invierno de cuando tú me faltas,
con esa misma nieve que me ha dejado en blanco,
pues todo se me olvida
si tengo que aprender a recordarte.


Confesiones

Yo te estaba esperando.
Más allá del invierno, en el cincuenta y ocho,
de la letra sin pulso y el verano
de mi primera carta,
por los pasillos lentos y el examen,
a través de los libros, de las tardes de fútbol,
de la flor que no quiso convertirse en almohada,
más allá del muchacho obligado a la luna,
por debajo de todo lo que amé,
yo te estaba esperando.

Yo te estoy esperando.
Por detrás de las noches y las calles,
de las hojas pisadas
y de las obras públicas
y de los comentarios de la gente,
por encima de todo lo que soy,
de algunos restaurantes a los que ya no vamos,
con más prisa que el tiempo que me huye,
más cerca de la luz y de la tierra,
yo te estoy esperando.

Y seguiré esperando.
Como los amarillos del otoño,
todavía palabra de amor ante el silencio,
cuando la piel se apague,
el amor se abrace con la muerte
y se pongan más serias nuestras fotografías,
sobre el acantilado del recuerdo,
después que mi memoria se convierta en arena,
por detrás de la última mentira,
yo seguiré esperando.

En Almudena,Valparaíso ediciones, Granada, 2015

Estos son dos de los poemas que   Luis García Montero (1958) reunió en su libro Almudena. Son las composiciones escritas para su esposa, la escritora Almudena  Grandes (1960-2021), que falleció en Madrid ayer, 27 de noviembre de 2021,  a los 61 años a causa de un cáncer. 

Este quiere ser  nuestro humilde homenaje a la escritora.

La escritora Almudena Grandes ©Daniel Mordzinski


Luis García Montero y Almudena Grandes. (Revista La Otra)

domingo, 21 de noviembre de 2021

"La caída", de Fernando Valverde



Pelícano pescando. (pinterest.es)


LA CAÍDA

A mi madre

¿Recuerdas cómo mueren los pelícanos?
Bajo el sol de la tarde
que golpea las costas del Pacífico
el agua los engulle como al plomo.

Nada puede salvarlos.

Hay tanta dignidad en el vacío,
tanto amor en sus vuelos,
que en el último instante escogen el silencio.
Sólo queda
el golpe de sus cuerpos contra el agua
como un rumor de viento imperceptible.

Desde esta habitación no puede verse el mar,
no existen altas rocas y no queda horizonte
que no hayan destruido.

No importa,
intuyes un rumor en esta noche negra,
puedes tocar su brazo.

Recordarás entonces, al percibir el frío,
que en otoño ese mar que tanto amas
se vuelve gris y deja
los nombres del pasado escritos en la arena.

Te has sentado a mirarlos.

Frente a ti,
torciendo el horizonte,
un niño se sumerge entre las olas.
El levante, tan cálido y perfecto,
lo traiciona y lo empuja.

Has venido a salvarme.

Tus brazos,
tan frágiles ahora,
cubren el cuerpo de mis nueve años
hasta tocar la orilla.

Es cierto,
desde esta habitación no puede verse el mar
pero tiemblan mis manos igual que aquella tarde.
Ahora cojo las tuyas,
siente cómo te amo,
cómo salvas mi miedo con tus gestos,
cómo tienes la vida sujeta entre los dedos.

Deja a un lado la carne,
has golpeado tanto tu rostro contra el agua
que la luz se ha quebrado.

No hay estrellas debajo del océano.

Abre los ojos,
es tan ciega la muerte que el temor te confunde.
Abre los ojos,
búscame ahora en medio de este océano,
voy a agarrarte fuerte con mis brazos,
siente cómo te aprieto,
busquemos nuestra orilla,
el mar no ha dibujado nuestros nombres,
es hoy, no somos el pasado,
es salado el sudor,
es la espuma del mar contra las rocas
este miedo en tus labios.

Nos espera la vida.

De Los ojos del pelícano, 2010


Con Los ojos del pelícano (2010) Fernando Valverde obtuvo en 2009 el Premio Emilio Alarcos del Principado de Asturias. El origen del libro se encuentra en parte, según ha explicado el autor, en uno de sus viajes a Nicaragua. En San Juan del Sur, un pueblo costero del océano Pacífico, observó que los pelícanos planean hasta avistar su presa y de repente se dejan caer en picado. El golpe contra el agua es brutal, pero siempre salen con un pez en el pico. Al poeta  le asombró la perfección de la caza hasta que  un pescador le reveló que el vuelo en picado que le había llamado la atención tenía un alto precio: la ceguera de las aves, de tanto golpearse contra el agua, razón de que muchos pelícanos mueran ciegos, perdidos en el horizonte. "De eso va este libro", escribe Darío Jaramillo Agudelo, "del destino de los pelícanos y de cómo los sueños de la gente normal se estrellan una y otra vez contra la realidad". O, en palabras de Jorge Bocanera, "El hecho funciona como metáfora de una poesía que se debate entre los sueños rotos y el anhelo, los claroscuros del diario vivir que no le borran a Valverde la esperanza", como en el poema elegido, con el que se abre el libro.