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domingo, 9 de julio de 2023

"Tú me quieres blanca", de Alfonsina Storni

  

Azucenas


TÚ ME QUIERES BLANCA

Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada.

Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,
Tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía 
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!

Huye hacia los bosques;
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lévate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.

                  (De El dulce daño, 1918)

El dulce daño es el segundo poemario de Alfonsina Storni (1892-1938). Pertenece, por tanto, a su primera etapa, en la que los estudiosos de su obra perciben influencias de los románticos y los modernistas.  Con veintiséis años, Alfonsina había publicado ya dos libros de poemas y se había convertido en una escritora de éxito, que agotaba las ediciones de su libros, enormemente populares, sobre todo entre las mujeres jóvenes de diversos sectores sociales. Pero también había sufrido un doloroso desengaño amoroso y la censura social cuando en 1912, a los veinte años, dio a luz a su hijo Alejandro, fruto de su relación con un hombre casado, y se convirtió en madre soltera, lo que la llevó a abandonar la ciudad de Rosario para trasladarse a Buenos Aires. 

De forma que, como ha explicado María Vicens*, la figura de Alfonsina va asociada en sus inicios tanto al éxito como al escándalo:

"y ambas dimensiones se entrecruzarán en dos aspectos centrales de sus primeros libros: la temática erótico-amatoria y la superposición del yo poético y la historia de su vida, lectura que propone ella misma desde sus dedicatorias y prefacios".

Sus vivencias personales, además de proporcionarle materia para su poesía, le hicieron tomar conciencia muy tempranamente de la desigual relación entre los sexos, algo contra lo que se rebela y denuncia en poemas como el seleccionado. "Tú me quieres blanca" alcanzará pronto notoriedad y será relacionado con otro poema muy conocido: "Hombres necios que acusáis...", de Sor Juana Inés de la Cruz, ambos compuestos desde una perspectiva feminista, si bien el de Storni se caracteriza por un tono  más personal. En él, un yo lírico femenino se dirige a un tú masculino ("buen hombre") para reprocharle sus exigencias de castidad y pureza en la mujer mientras él se entrega a todos los placeres sin ningún tipo de censura. Solo cuando el hombre se haya purificado y redimido, cuando su conducta sea irreprochable,  puede exigir lo mismo en la mujer.

-Puedes leer un comentario del poema: Aquí

*María Vicens, "Poesía, público y mercado: Alfonsina Storni en la Cooperativa Editorial de Buenos Aires". Telar 22 (enero-junio/2019)

[Imagen: Interflora]

2 comentarios:

  1. ¡Y con toda la razón del mundo! ¡Qué absurdo hipócrita ha gobernado el mundo quizá desde los matriarcados primitivos... y lo malo es que -viendo el comportamiento de algunos y algunas jóvenes relacionados en muchos casos con ideas pandilleras importadas de Sudámerica (reguetón y todas esas sandeces), y no sé en qué grado con el de otras culturas como la musulmana- se extienden peligrosamente estas creencias retrógradas e ilógicas que aquí logramos atemperar algo... Y es que está visto que se debe disciplinar en valores que la mayor parte del personal puede considerar como positivos en una sociedad igualitaria y progresista, a la juventud desde pequeños ( y a los padres, obviamente), con una firmeza que el Estado ha olvidado equivocadamente, confundiendo libertad con un libertinaje que nos está llevando a la decadencia ética.
    Carlos San Miguel

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  2. Ah, y que me han gustado mucho esas imágenes poéticas como la de la corola cerrada inmune al rayo de luna que no se haya filtrado por ella. Y esa indignación que se trasluce a lo largo del poema ("¡Dios te lo perdone") y su exigencia final tan digna.
    Carlos

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