|
Cinamomo o árbol del paraíso, en flor
TIEMPO
I
NO conocer el nombre de los pájaros pero reconocer en ellos a aquellos que anunciaban el verano. Exactamente ellos. La misma inexpresable soledad. La finísima hoja azul de la promesa —un pan de oro limpio sobre el cielo—. Ese canto abre un túnel estás exactamente allí el níspero la higuera los rosales —su corona de luz—
el lilo las celindas el jazmín.
La minúscula flor del cinamomo.
El melocotonero.
No conoces el nombre de los pájaros te dicen lo que esperabas fue. Aún esa profunda desesperación
aún
esa belleza.
II
SE movían las ramas. Se movían las sombras tumbada bocarriba feliz sobre la tierra bajo las encinas. El olor de la hierba. Las traía la brisa —algunas flores blancas amarillas moradas a veces en el plano de visión—. Y el tiempo se hizo tres. Se hizo tres mi cerebro —cuánto me asombraba de niña la imagen de Moisés dividiendo las aguas. Pensaba en los cangrejos los erizos. Pensaba en tanta gente atravesando tropezando sus pies. Pensaba aquellos muros a punto de cerrarse sobre sus cabezas. Pensaba en esos muros. Moviéndose. De agua. Y en la ausencia del Sol el brillo de su carro fulgurando tan lejos—. Y con qué claridad —os decía— se hizo tres mi cerebro. Exactamente como si el mar se hubiera abierto en tres mitades. Una era yo de pequeña sintiendo —olfato vista tacto— primavera tardía aire tibio el campo de mi tierra el mundo suspendido en la contemplación. La otra era yo en aquel momento. La misma plenitud. Igual felicidad. La tercera llegó con una lacerante nitidez: el recuerdo —o, mejor, la conciencia— de haber sentido entonces con más intensidad —¿serás tú, intensidad, la palabra que busco?—. La tercera era yo añorando mis ojos el olfato mi tacto añorando ese yo que sentía ese campo sintiéndose partícipe de toda esa belleza. Perfectamente pude sentir —¿o recordar?— cómo sentía. Perfectamente pude darme cuenta. Y me vi desde arriba —un plano cenital una mujer tumbada—. Una Eva en el paraíso expulsada. El agua de sus lágrimas bajando por las sienes. Empapando su pelo. Un plano cenital una mujer
saliéndose del mundo.
(De Arqueologías, Pre-Textos, 2022) |
Escribe el poeta Jordi Doce en su magnífica reseña* del último poemario de Ada Salas que toda la poesía última de la extremeña "toma la forma de soliloquio, de un diálogo con ese 'tú' —aprendido en Cernuda y en Valente, entre otros— que es uno mismo, pero que engloba al lector y lo vuelve oyente privilegiado de lo que ahí se dice".
Añade Jordi Doce que, al igual que en Descendimiento (2018), el anterior libro de Ada Salas, en el cual establecía un diálogo con el cuadro homónimo de Rogier van der Weyden, en Arqueologías insiste en la idea de descenso, de ingreso en "lo oscuro", en este caso en el ámbito de los yacimientos arqueológicos:
Dividido en dos secciones más o menos simétricas, "Antiquarium" y "Civitas", con un poema suelto a modo de introducción, este libro está obsesionado con lo oculto, lo que vive bajo tierra, lo que es exhumado y vuelve a la luz. Pero esta realidad material lo es también temporal: se trata de restos y objetos del pasado, presencias ("instantes") que hablan de un tiempo que ya no es pero que sigue existiendo a través de ellos y nos interpela.
"Tiempo", perteneciente a la segunda sección, forma parte de un grupo de poemas que, en palabras de Jordi Doce, "son epifanías, escenas del pasado que exploran el vínculo con la naturaleza y buscan, una vez más, curar la herida del tiempo".
*En: http://jordidoce.blogspot.com/2022/08/incursiones-en-un-pasado-que-nunca-se.html
Me habría gustado un ejemplo de los poemas "arqueológicos", de esa exploración de lo oscuro y enterrado. Pero me ha gustado esa evocación del paso por el Mar Rojo.
ResponderEliminarEs que el verano... el verano se ha convertido en una estación temible.
Carlos San Miguel
A mí me va apeteciendo ya un poema clásico de los renacentistas o barrocos. O uno que leímos en clase de un miembro de la Generación del 27 que hablaba en un verso sobre la testuz de un toro y empleaba la palabra congelado...algo parecido...y que yo pensaba que era de Cernuda pero que no logro encontrar ...
ResponderEliminarCarlos San Miguel
Pues en las próximas semanas tengo previsto publicar uno muy clásico, que habrás leído muchas veces. Pero mañana toca otro actual. Paciencia. :)
ResponderEliminar