Fracaso
Cuanto he tomado por
victoria es sólo humo.
Fracaso, lenguaje del fondo, pista de otro espacio más exigente,
difícil de entreleer es tu
letra.
Cuando ponías tu marca en mi frente, jamás pensé en el mensaje
que traías, más precioso que
todos los triunfos.
Tu llameante rostro me ha perseguido y yo no supe que era para
salvarme.
Por mi bien me has relegado a los rincones, me negaste fáciles
éxitos, me has quitado salidas.
Era a mí a quien querías defender no otorgándome brillo.
De puro amor por mí has manejado el vacío que tantas noches
me ha hecho hablar afiebrado a
una ausente.
Por protegerme cediste el paso a otros, has hecho que una mujer
prefiera a alguien más
resuelto, me desplazaste de oficios suicidas.
Tú siempre has venido al quite.
Sí, tu cuerpo llagado, escupido, odioso, me ha recibido en mi más
pura forma para entregarme a
la nitidez del desierto.
Por locura te maldije, te he maltratado, blasfemé contra ti.
Tú no existes.
Has sido inventado por la delirante soberbia.
¡Cuánto te debo!
Me levantaste a un nuevo rango limpiándome con una esponja
áspera, lanzándome a mi
verdadero campo de batalla,
cediéndome las armas que
el triunfo abandona.
Me has conducido de la mano a la única agua que me refleja.
Por ti yo no conozco la angustia de representar un papel,
mantenerme a la fuerza en
un escalón, trepar con esfuerzos propios,
reñir las jerarquías,
inflarme hasta reventar.
Me has hecho humilde, silencioso y rebelde.
Yo no te canto por lo que eres, sino por lo que no me has dejado
ser. Por no darme otra
vida. Por haberme ceñido.
Me has brindado sólo desnudez.
Cierto que me enseñaste con dureza ¡y tú misma traías el cauterio!,
pero también me diste la
alegría de no temerte.
Gracias por quitarme espesor a cambio de una letra gruesa.
Gracias a ti, que me has privado de hinchazones.
Gracias por la riqueza a que me has obligado.
Gracias por construir con barro mi morada.
Gracias por apartarme.
Gracias.
(De Falsas maniobras,
1966)
Ars
poética
Que cada palabra
lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.
No he de
proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad.
Somos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis palabras. Me
poseen tanto como yo a ellas.
Si no veo
bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame la impostura,
restriégame la estafa. Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.
(De
Intemperie, 1977)
You
Tú apareces,
tú te desnudas,
tú entras en la luz,
tú despiertas los colores,
tú coronas las aguas,
tú comienzas a recorrer el tiempo como
un licor,
tú rematas la más cegadora de las
orillas,
tú predices si el mundo seguirá o va a
caer,
tú conjuras la tierra para que acompase
su ritmo a tu lentitud de lava,
tú reinas en el centro de esta
conflagración
y del primero
al séptimo día
tu cuerpo es un arrogante
palacio
donde vive
el
temblor.
(De Una isla, 1958)
¡Quien no se consuela es que no quiere, desde luego! jejeje. Me ha gustado esa manera de ver las virtudes que conlleva el fracasar en nuestros anhelos. Y es consolador eso de que "el fracaso no existe y sólo nace de nuestra soberbia".
ResponderEliminarDesde luego, el triunfo -y sobre todo cuando se obtiene en la juventud- debe de ser muy pesado de mantener y peligroso puesto que nos engaña (o nos autoengañamos, puesto que tampoco debe de existir, según Cadenas) y nos empuja a la decadencia, tal como vemos continuamente en tantos ídolos caídos que no han tenido la suerte de morir jóvenes.
Bueno, bueno... un poco extremista me parece su actitud ante la Poesía... Toda está bien, la conceptista y la culterana; la minimalista y la exuberante; la sincera y la mentirosa... Si todo fuera uniforme, la vida sería un erial.
¡Feliz día de San Jorge; por la Literatura y por Aragón.
Carlos San Miguel
Feliz día para ti, Carlos, y para todas las lectoras y los lectores.
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