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Cerezos en flor. Foto: Josefina López
A UN CEREZO EN FLOR
Despertar, ser en la mañana de abril la blancura de este cerezo; arder de las hojas a la raíz, florecer de esta manera o dar versos. Abrir los brazos, acoger en las ramas al viento, a la luz, a lo que sea; sentir el tiempo, fibra a fibra, tejiendo el corazón de una cereza.
De Las manos y los frutos, 1948
DESPEDIDA
Coge todo el oro del día en el tallo más alto de la melancolía.
De Ostinato Rigore, 1964 Incluidos en Todo el oro del día. Trad. Ángel Campos Pámpano, Pre-Textos, 2004 |
Otros poemas del autor en este blog:
-"Memoria de los días" y "Haz una llave, aunque sea pequeña...":
AQUÍ-"Es un lugar al sur" y "Herencia":
AQUÍ
¡ Agradable sencillez... el del primero porque el segundo, aún siendo más sencillo en su estructura, me deja con la duda de si habla de lo que parece tan aparente como puede ser una rama iluminada por el último rato de sol del día.
ResponderEliminarCarlos San Miguel