Los desaparecidos saltos del Guairá
CUESTIONES DE VIAJE
Aquí hay demasiadas cascadas: arrolladores torrentes bajan rápidamente hacia el mar, y la presión de tantas nubes en las cimas de las montañas los hace desbordarse en una suave cámara lenta sobre las laderas, volviéndose cascadas ante nuestros propios ojos. -Ya que si aquellas venas, aquellas largas millas de brillantes manchas de lágrimas, aún no son cascadas, en una época más o menos rápida, como las que aquí transcurren, probablemente lo serán. Pero si los arroyos y las nubes continúan viajando, viajando, las montañas parecen cascos de volcanes buques con limos colgantes y lapas.
Piensa en el largo viaje a casa. ¿Tendríamos que haber permanecido en casa y pensar en esto de aquí? Hoy, ¿dónde deberíamos estar? ¿Es correcto ser expectadores de extraños que actúan en una obra en el más extraño de los teatros? ¿Qué infantilismo nos empuja, mientras queda un aliento de vida en nuestros cuerpos, a correr para mirar el sol desde el otro lado? ¿Para ver el más pequeño colibrí verde del mundo? ¿Para mirar con atención, alguna vieja, inexplicable obra de piedra, inexplicable e impenetrable, desde todos los puntos de vista, percibida en el acto y siempre, siempre encantadora? Oh, ¿debemos soñar nuestros sueños y también realizarlos? ¿Y nos queda espacio para un poniente plegable de viaje, y todavía lo bastante cálido?
Hubiese sido una lástima, a buen seguro, no haber visto los árboles a lo largo del camino, realmente exagerados en su belleza, no haber visto sus gestos, como nobles pantomimas con vestidos color rosa. -No haber necesitado detenerse a poner gasolina y no haber podido oír esas dos tristes notas de la melodía de madera de unos desaparejados zuecos de madera que, sin cuidado alguno, golpean el suelo manchado de aceite de la gasolinera. (En otro país los zuecos estarían controlados: cada par sonaría con un idéntico tono.) -Sería una lástima no haber escuchado la otra música, la menos primitiva, del gordo pájaro castaño que canta posado sobre la estropeada bomba de gasolina en la barroca iglesia de cañas de los jesuitas: tres torres, cinco cruces de plata.
-Sí, sería una lástima no haber ponderado nunca, sin precisión, indefinidamente, qué relación puede existir durante siglos entre el más burdo calzado de madera y el cuidado y la exigencia de las fantasías en las jaulas de madera. -No haber estudiado historia en la débil caligrafía de las jaulas de los pájaros cantores. -Y nunca haber tenido que escuchar la lluvia, tan parecida a los discursos de los políticos: dos horas de oratoria sin pausa alguna y después, de repente, un silencio de oro durante el cual la viajera toma un cuaderno de notas y escribe:
"¿Es una falta de imaginación lo que hace que vengamos a lugares imaginados, en lugar de quedarnos en casa? ¿O quizá Pascal no tenía razón en aquello de sentarse tranquilo en una estancia?
Continente, ciudad, país, sociedad: la elección nunca es amplia ni libre. Y aquí, o allí... No. ¿Tendríamos que habernos quedado en casa, doquiera fuese?"
VERSIÓN ORIGINAL EN INGLÉS:
QUESTIONS OF TRAVEL
There are too many waterfalls here; the crowded streams hurry too rapidly down to the sea, and the pressure of so many clouds on the mountaintops makes them spill over the sides in soft slow-motion, turning to waterfalls under our very eyes. —For if those streaks, those mile-long, shiny, tearstains, aren't waterfalls yet, ín a quick age or so, as ages go here, they probably will be. But if the streams and clouds keep travelling, travelling, the mountains look like the hulls of capsized ships, slime-hung and barnacled.
Think of the long trip home. Should we have stayed at home and thought of here? Where should we be today? Is it right to be watching strangers in a play in this strangest of theatres? What childishness is it that while there's a breath of life in our bodies, we are determined to rush to see the sun the other way around? The tiniest green hummingbird in the world? To stare at some inexplicable old stonework, inexplicable and impenetrable, at any view, instantly seen and always, always delightful? Oh, must we dream our dreams and have them, too? And have we room for one more folded sunset, still quite warm?
But surely it would have been a pity not to have seen the trees along this road, really exaggerated in their beauty, not to have seen them gesturing like noble pantomimists, robed in pink. —Not to have had to stop for gas and heard the sad, two-noted, wooden tune of disparate wooden clogs carelessly clacking over a grease-stained filling-station floor. (In another country the clogs would all be tested. Each pair there would have identical pitch.) —A pity not to have heard the other, less primitive music of the fat brown bird who sings above the broken gasoline pump in a bamboo church of Jesuit baroque: three towers, five silver crosses. —Yes, a pity not to have pondered, blurr'dly and inconclusively, on what connection can exist for centuries between the crudest wooden footwear and, careful and finicky, the whittled fantasies of wooden cages. —Never to have studied history in the weak calligraphy of songbirds'cages. —And never to have had to listen to rain so much like politicians'speeches: two hours of unrelenting oratory and then a sudden golden silence in which the traveler takes a notebook, writes:
"Is it lack of ¡magination that makes us come to imagined places, not just stay at home? Or could Pascal have been not entirely right about just sitting quietly in one's room?
Continent, city, country, society: the choice is never wide and never free. And here, or there... No. Should we have stayed at home, wherever may that be?"
Elizabeth Bishop, Obra poética. Ed. bilingüe. Prólogo de Sam Abrams, estudio preliminar y trad. de S. Abrans y J. Margarit. Igitur. Montblanc (Tarragona), 2008
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¿Y quién puede tener una imaginación tan portentosa como para imaginar algo mínimamente parecido a lo real que está ahí fuera? ¿Quién pudo imaginar en la Europa medieval que ahí mismo, a unos miles de kilómetros de nada, existían semejantes imperios de los aztecas, mayas e incas?
ResponderEliminarDespués sí; gracias a esos viajeros previos, ahora sí que me podría imaginar algo de aquello sin necesidad de verlo en la tele siquiera.
Menos mal que algunos carecieron de esa pretendida imaginación.
Ese poema del español no es nada lírico pero explica de maravilla el de la escritora americana.
Carlos San Miguel