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domingo, 6 de marzo de 2022

'Chicas en tiempos suspendidos', de Tamara Kamenszain [fragmento]



I
POETISAS


1. 
Poetisa es una palabra dulce
que dejamos de lado porque nos avergonzaba
y sin embargo y sin embargo
ahora vuelve en un pañuelo
que nuestras antepasadas se ataron
a la garganta de sus líricas roncas.
Si él me llama le dices que he salido
había pedido Alfonsina mientras se suicidaba
y eso nos dio miedo.
Mejor poetas que poetisas
acordamos entonces entre nosotras
para asegurarnos aunque sea un lugarcito
en los anhelados bajofondos del canon.
Y sin embargo y sin embargo
otra vez nos quedamos afuera:
no sabíamos que los poetas
gustan de volverse vates
mientras a las chicas en lenguaje inclusivo
la palabra vata no nos suena
porque las mujeres no escribimos
para convencer a nadie.
Por eso la poetisa que todas llevamos adentro
busca salir del clóset ahora mismo
hacia un destino nuevo que ya estaba escrito
y que al borde de su propia historia revisitada
nunca se cansó de esperarnos.

2.
Quisimos llamarnos como ellos:
por el apellido.
Rosenberg, Moreno, Bellessi, Gruss
y sin embargo y sin embargo
viene llegando la hora de los nombres
las uruguayas siempre tuvieron
nombre. Juana, Idea, Circe, Amanda.
Delmira, la primera divorciada del Uruguay.
Delmira, la primera víctima de feminicidio.
Es claro que lo que empezó como poesía
tuvo que terminar como novela
porque Delmira ya se había divorciado
pero tenía cita con su ex marido
en una pensión de barrio
donde él la estaba esperando
con un revólver cajoneado en la mesa de la luz.
"Él se suicidó sobre el pecho sangrante de la amada"
tituló El Día de Montevideo evitando hablar de ella.
Entre la metáfora modernista de un pecho sangrante
y la palabra feminicidio que no existía
Delmira se las ingenió para hacer y deshacer con la lengua
lo que le quedaba por decir.
Extraño amado de mi musa extraña,
le había escrito ella  a ese muso
que escarmentó el verso
hasta hacerlo sangrar.

3.
Cuando en 1999 escribí un ensayo sobre Delmira
me estaba separando después de 25 años
de matrimonio.
Lo titulé "La divorciada del modernismo".
Me refería a ella, por supuesto,
y sin embargo  y sin embargo
¿hablaba también de mí?
Lejos de querer desplegar
por la deriva de este confesionario
algún tonto guiño psicologista
mi pregunta va dirigida al corazón
de aquella vieja crítica literaria
que desprecia la vida privada
en aras de una severa
pureza textualista.
Es cierto que el viejo biografismo
del que se reía Pezzoni en sus clases
fue un bochorno.
En el mejor de los casos resultó
en un no menos irritante
psicoanálisis aplicado.
Y sin embargo y sin embargo
los autores mientras escriben viven vidas
que valen la pena ser leídas.
Barthes ya intuía eso que llamó
la nebulosa biográfica
volver a poner en la producción intelectual
un poco de afectividad, nos dijo mientras confesaba
"Terminé prefiriendo a veces leer la vida de ciertos autores más
que sus obras".
Y la vida de Delmira y la mía cuando escribí sobre ella
estaban conectadas. Mientras yo pasaba por el sombrío trámite
-"la sentencia de divorcio llegó por correo", se queja Anne Carson-
anticipé los dolores del papeleo y puse
como epígrafe de un libro que estaba escribiendo
estos versos de Delmira:
"Ven, oye, yo te evoco.
Extraño amado de mi musa extraña".
Y sin embargo y sin embargo
lejos de dejar que se desangre
la inspiración de la poetisa
suturé la boca de mis versos
para ofrendarle a la crítica
el producto medido callado digno
de una poeta.
Una vez más lo que empezó como poesía
tuvo que terminar como novela
porque yo solo quería que por fin
me llamaran por el apellido.

De Chicas en tiempos suspendidos, Eterna Cadencia, 2021

Tamara Kamenszain (elcomercio.pe)
Tamara Kamenszain (Buenos Aires, Argentina, 1947-2021) fue docente, periodista cultural, ensayista y poeta argentina perteneciente a la generación de poetas de los setenta, llamados "neobarrocos". Está considerada una de las voces que más ha influido en las jóvenes generaciones de poetas.

Como Alejandra Pizarnik, Mirta Rosenberg y Juan Gelman, era descendiente de judíos europeos huidos de las masacres de sus  países de origen. Estudió filosofía y empezó trabajando como periodista para después dedicarse  a la docencia en literatura. En 1978 se exilió junto a su marido, Héctor Libertella, con quien tuvo dos hijos: Mauro y Malena. Vivió y trabajó en México hasta que en 1984 regresó a su país. Estuvo al frente del área de literatura del Centro Cultural Rojas, donde impartió talleres literarios, y en la Universidad Nacional de las Artes, en Buenos Aires, donde fue profesora titular, fundó la licenciatura en Artes de la Escritura. Falleció en Buenos Aires el 28 de julio de 2021 a los 74 años.

Además de Chicas en tiempos suspendidos, publicó otros nueve libros de poesía reunidos en La novela de la poesía (2012):  De este lado del Mediterráneo (1973), Los no (1977), La casa grande (1986), Vida de living (1991), Tango Bar (1998), El ghetto (2003), Solos y solas (2005), El eco de mi madre (2010) y El libro de los divanes (2014).

Es autora también de libros de ensayo: El texto silencioso (1983), La edad de la poesía (1996), Historias de amor y otros ensayos sobre poesía (2000), La boca del testimonio (2007), y Una intimidad inofensiva: los que escriben con lo que hay (2016) y Los libros chiquitos (2020), así como del volumen de memorias El libro de Tamar (2018). Sus ensayos sobre poesía argentina y latinoamericana son material de estudio en universidades de su país y del exterior.

Recibió, entre otros reconocimientos, el Premio Honorífico José Lezama Lima, otorgado por Casa de las Américas, Cuba (2015); el Konex de Platino (2014); el Premio de la Crítica al mejor libro de 2012, otorgado por  la Feria del Libro de Buenos Aires a La novela de la poesía; el Primer Premio de Poesía Festival de la Lira (2011); Primer Premio Municipal de Ensayo de la Ciudad de Buenos Aires (trienio 1993-1996) por La edad de la poesía; la beca de la Fundación John Simon Guggenheim (1988-89), y la Medalla de Honor por el Centenario de Pablo Neruda otorgada por la Presidencia del Gobierno de Chile (2004).

Chicas en tiempos suspendidos, dedicado a su gran amiga la escritora mexicana Margo Glantz, es un largo poema-ensayo sobre la literatura escrita por mujeres, la pandemia, la enfermedad y la muerte. Escrito durante la larga cuarentena de 2020, y publicado unas semanas antes de la muerte de su autora, el libro se divide en cinco partes: Poetisas, Abuelas, Chicas, Antivates y Fin de la historia. Habla de un tiempo que no es el de las fechas -aclara Dolores Pruneda Paz-, sino el tiempo de la literatura, el del lenguaje, el de las edades del espíritu y las resignificaciones de los feminismos. Junto a las reflexiones sobre el "virus de los estereotipos", sobre  la enfermedad y la muerte, el libro tiene como ejes principales la poesía escrita por mujeres y la 'lírica ronca del amor'  en un "linaje que incluye a las poetas mencionadas" (Alfonsina Storni, Delmira Agustini, Juana Bignozzi, Cecilia Pavón o Celeste Diéguez) y a los chilenos Nicanor Parra ("el antipoeta más antivate del universo") y Enrique Lihn, como ha explicado Daniel Gigena en La Nación.

[Imagen inicial publicada en facebook por Megan Abell]

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