Fernando Beltrán (biblioasturias.com) |
Es profesor del Instituto Europeo de Diseño y de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, y creador del estudio El Nombre de las Cosas -pionero en España en la creación de denominaciones para marcas-, fundador del Aula de las Metáforas, así como de una Biblioteca poética y espacio para la imaginación en la Casa de Cultura del Grado (Asturias).
Su obra poética abarca, entre otros, los títulos Aquelarre en Madrid (1983, 1998, 2005), Ojos de agua (1985), Cerrado por reformas (1988), Gran Vía (1990), El gallo de Bagdad (1991), Amor ciego (1995), Bar adentro (1997, 1998, 1999, 2000), La semana fantástica (1996), Trampas para perder (2003), El corazón no muere (2006), el libro de prosas poéticas Mujeres encontradas (2008) y La curación del mundo (2020), Premio Francisco de Quevedo 2021. Su obra ha sido recogida en la antología El hombre de la calle (2001), traducida al francés con el título L'Homme de la Rue, en la antología de temática amorosa La amada invencible (2006) y en Donde nadie me llama (2011). Es autor de los manifiestos "Perdimos la palabra" (1987) y "Hacia una Poesía Entrometida" (1989). Sus artículos y ensayos han sido publicados por la Universidad de Valladolid bajo el título de La vida en ello (2017). Ha sido galardonado con el Premio Asturias de las Letras y el premio Foro Europeo.
"Tacto" pertenece a la serie de poemas que Fernando Beltán escribió tras su ingreso hospitalario por Covid 19 -enfermó en marzo de 2020 y tardó meses en recuperarse-, reunida en La curación del mundo. El poema está dedicado a la enfermera Eva García Perea, y se editó como plaquette en mayo de 2020. Fernando Beltrán plasma en este libro el miedo y la esperanza de las víctimas de la pandemia. Jesús García Calero (abc.es) explica que el libro nació a las puertas de la UCI, mientras el poeta luchaba por salvar su vida:
Se aferraba a las palabras, y con algunas de ellas buscaba un sentido a las manos enguantadas de la enfermera, a las agujas, al pájaro que se posó en la ventana, al sonido del tren que atravesaba el paisaje de su angustia, que es también una ciudad confinada. Metáforas le nacieron del temor o fueron el salvavidas que le guiaba en su recuperación.
En entrevista concedida a Marcos Gutiérrez (lavozdeasturias.es), Beltrán explica así la génesis de esta obra:
Surge porque de pronto aparece una luz en las persianas del hospital, tras la noche más infernal de la que pensé no saldría jamás vivo, y uno escribe mentalmente en su cabeza tres versos: Nunca / la luz del día / tanta luz. Versos celebratorios que luego resultaron ser los primeros de una serie, pero sin voluntad de libro. Eso viene luego, meses después. Como la voluntad de compartirlos.
Pues a nivel emocional e individual, para quien haya padecido las secuelas de la enfermedad, probablemente nada volverá a ser igual, pero para la sociedad, que se acostumbra a todo y que con seguridad terminará por inmunizarse, todo volverá a ser lo mismo, a nuestra implacable destrucción del planeta y suicidio ecológico.
ResponderEliminarCarlos San Miguel