Este poema fue publicado por primera vez en Ayuda, Semanario de la solidaridad, núm. 36, Madrid, el 2 de enero de 1937. Juan Cano Ballesta recuerda que se trata de un poema de circunstancias, "como prueba la reiteración insistente de la fecha". Se publica unos días antes de la festividad de los Reyes Magos para apoyar la campaña de Socorro Rojo Internacional que tenía como objetivo recaudar donativos y juguetes en beneficio de la infancia necesitada.
Formado por once cuartetas heptasílabas, el texto reproducido es el de la versión original, en el que aparecen en cursiva las estrofas 1 y 2, 5 y 6, 10 y 11, lo que -según Cano Ballesta- acentúa su carácter de canción que, tras la variación de unas estrofas, viene a desembocar en el motivo principal del estribillo.
Añade Cano Ballesta que "Como en otros poemas de guerra ("El niño yuntero" y "Aceituneros") la experiencia de la pobreza y la miseria, suya y de los suyos, frente a la opulencia de otros, provoca la cólera o rabia del poeta (v. 33), que es personal, pero que al sentirla en común con todos los desposeídos, se transforma en un sentimiento político rebelde y revolucionario".
Respecto a su clara estructura, Serge Salaün (citado por Cano Ballesta) expone ("Pages retrouvées", 371):
El poema se desenvuelve siguiendo una temática simple, pero perfectamente orquestada en torno a unas palabras clave y sus variantes léxicas: cinco de enero (seis), abarca (zapato, calzado, botas), cabra (cabrero, pasto, regato, majada), ventana (puerta). Cada estrofa, que contiene uno o dos elementos de esta temática, remite a la precedente o a la siguiente, siguiendo la estructura tradicional de las canciones populares.
Puedes leer otros poemas del autor en este blog:
-"Antes del odio": AQUÍ.
-"Me llamo barro aunque Miguel me llame": AQUÍ.
-"Vientos del pueblo me llevan": AQUÍ.
Un poema bellísimo y muy bien traído.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen. Transmitiré tu opinión.
ResponderEliminarAquí hay otra versión que hicimos en Nueva York por su homenaje:
ResponderEliminarhttps://youtu.be/oTVS72vwqHo
Muchas gracias, Ana María. La escucharemos con interés.
EliminarEn un día de Reyes, como hoy, este poema de Miguel Hernández: LAS ABARCAS DESIERTAS, me estremece como las gotas de rocío que humedecían mi espalda cuando iba a regar, con mi madre y mi hermanita pequeña, a la viña, en parajes extremeños. Me mueve el canto de este poeta afín a mi universo de infancia, orfandad..., requiebro materno y de mis abuelas... interrogantes a los siete años; muchos interrogantes que no tuvieron respuesta hasta la adolescencia. Ojalá ningún niño tuviera que pasar hambre, sed y otras necesidades en el siglo en que vivimos. Mas sabemos que la maldad anda suelta por los pasillos del alma. Feliz día para todos los seres humanos.
ResponderEliminarY a mí me emociona su comentario. Gracias por compartir sus vivencias y sus sentimientos. Ojalá se cumplieran sus deseos, pero desgraciadamente los Reyes no habrán llegado hoy a muchas casas. Feliz día para usted, Laura.
EliminarEs impresionante siempre lo recordaré como a nosotros algo parecido. Un abrazo fuerte
EliminarY cuando el alma saborea en la infancia el amargo sabor del dolor , si sobrevives de alguna manera ...si te yergues sobre ese infierno...te conviertes en poeta...
EliminarComplacido yo de leerte, Laura, de sentirte humana 'sintiente paciente'. No son buenos tiempos los de ahora para nosotros, humildes testigos de la ausente fraternidad que nos rodea.
ResponderEliminarEs un bello poema (o canción) como todo lo de Miguel Hernández. ¡Cuánto no dice! Es un poema para estos tiempos de neoliberalismo, hambre y mentiras oficiales. Un poema para este tiempo de estadísticas y de sondeos falsos. Un poema para llorar junto a los niños que nada tienen.
ResponderEliminarQué hermoso, qué crudo, qué punzante. Gracias por recuperarlo.
ResponderEliminarUn poema maravilloso y que encaja con las fechas de hoy día tan señalado y especial.
ResponderEliminarNunca olvidemos la ilusión de los niños pobres porque un mundo mejor está por venir.
ResponderEliminarLa pobresa és freda i dura com les avarques. La poesia ho posa tot al seu lloc. Bellíssim poema.
ResponderEliminarBelleza...
ResponderEliminar¡Cuánta belleza y cuánto dolor y desesperanza en unos versos tan cortos!
ResponderEliminarSupongo que hay mucho de manipulación psicológica pero lo que me importa es que creo que Miguel Hernández creía en lo que predicaba. No sé cuánto habría durado sus convicciones en caso de haber ido por otro lado la historia suya y del país, pero necesitamos creer que hay gente fiel a sus ideas ante todas las vicisitudes, favorables o desfavorables para la fortuna de su portador.
Especialmente siento simpatía por Miguel Hernández, aparte de por su origen humilde del que se construyó a sí mismo, por algo que tiende a lo personal, y es que el abuelo de mi cuñado también fue cabrero y amigo, o al menos conocido, de Miguel Hernández, allá en Orihuela, en los años diecitantos...
Carlos San Miguel
Este poema me conecta irremediablemente con mi padre y lo que le tocó vivir. Miseria y compañía, como él decía.
ResponderEliminarAhora que ya no está,al leerlo lo siento más suyo que nunca. Desde hace 3 años, cada día de Reyes lo leo, será porque me ayuda a sentirme un poquito más cerca de
él. Cruel y bonito a partes iguales.
¡Cómo escuece!💗
Un poema hermoso y triste y pensar qué pasan los y esto sigue ojalá no exista en el ningún niño triste gracias por hacermelo leer
ResponderEliminarLeer a Miguel Hernández y presentir que el verso es suyo, emociona y ver los tiempos de tiendas llenas de niños que piden a Papa Noel (con sus padres al lado) lo que quieren recibir.. sabiendo que otros siguen SIN NADA produce rabia e impotencia.
ResponderEliminarAy!, como hieren esas palabras,
ResponderEliminardolientes versos, desesperabas,
eres aquí recuerdo,y así solía,
a no perder tu rabia, y siento,
melancolía,
y odio, ardor y miedo,
lección fue un día,
eterna y para siempre,
melancolía,
saber que fue de duelo,
presagio negro, será porfía,
saberte eterno, y pienso,
melancolía.
Siempre conecte con la poesía de este gran poeta, poesía que me llega muy dentro quizás por las vivencias de carencias y vida dura de la infancia en los años cincuenta.Este poema refleja perfectamente la vida de la gente pobre o humilde de aquellos años y lo hace de una forma que toca el corazón y hace reaccionar contra las injusticias especialmente de los niños.Que pena que circunstancias desgraciadas nos hayan privado de los versos no escritos de gentes sensibles y honestas como Miguel Hernández
Eliminar¡Adoro a este poeta! Los que más me gustan de él son: "Sudor" y"Me sobra corazón"
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