Ayer se cumplieron 26 años de la
muerte de Roald Dahl y el pasado mes de septiembre se cumplió el centenario de
su nacimiento. Como los alumnos de 2º de ESO estamos leyendo Boy, relatos de la infancia, novela
basada en sus recuerdos de niño, hemos investigado sobre la vida de este
escritor y sobre su personalidad. Os presentamos los datos más interesantes de
su biografía y también su rutina y sus manías.
Roald Dahl nació en Llandaf (Gales,
Gran Bretaña). Sus padres, de origen noruego, le pusieron Roald como nombre en
honor al explorador Roald Amundsen, todo un héroe nacional en esa época. Desde
muy pequeño tuvo pérdidas en su entorno: perdió a su hermana a los tres años
por apendicitis y, unas semanas después, perdió a su padre por una neumonía.
Cuando su padre murió comenzaron los problemas económicos y tuvieron que
mudarse a una casa más pequeña. La madre prefería seguir viviendo en Inglaterra
antes que mudarse a Noruega, para cumplir el sueño de su padre de poder educar
a sus hijos en las escuelas británicas.
Asistió a la Escuela de la Catedral,
pero a los ocho años fue expulsado por dejar un ratón muerto en el tarro de los
dulces. A partir de ese momento, tuvo que ir a otra escuela, St. Peter’s
School, un colegio privado. A los trece años empezó a estudiar en otra escuela,
la Repton School. Una fábrica de los alrededores enviaba barritas de chocolate
a esa escuela para que las probaran los alumnos. Desde ese momento, su sueño
fue inventar una nueva barrita de chocolate, la cual le sirvió como inspiración
para su libro Charlie y la fábrica de
chocolate.
A los 18 años se hizo explorador.
Luego trabajó como vendedor en la compañía multinacional petrolífera Shell, en
África, en contra de las recomendaciones de su madre para que cursara estudios
universitarios.
En noviembre de 1939 se unió a la
Royal Air Force, después de un entrenamiento de casi ocho meses.
Desafortunadamente, fue derribado en combate y se fracturó el cráneo, se rompió
la nariz y quedó ciego. Fue rescatado y llevado a un puesto de primeros
auxilios en el que recuperó la consciencia, pero no la vista. Le trasladaron al
hospital Royal Navy, donde después de ocho semanas de ceguera, recuperó la
vista. Empezó a escribir cuando fue trasladado a Washington como militar aéreo.
Estuvo casado treinta años, con la
actriz estadounidense Patricia Neal, con la que
tuvo 5 hijos. También tuvo pérdidas, ya que su hija pequeña Olivia
falleció de encefalitis por el virus de sarampión. Tres años después su esposa
Patricia Neal sufrió una peligrosa enfermedad que estuvo a punto de dejarla
ciega e inválida. Además, su hijo Theo sufrió un grave accidente de carretera
que le causó daños en el cerebro cuando tenía tan solo tres años. Dahl pasó
meses trabajando en una válvula especial que sirviera para sacar líquidos de la
cabeza de su hijo y le permitiera vivir sin necesidad de estar conectado a una
máquina, aunque sin éxito.
Su entrada en el mundo de la
literatura infantil estuvo motivada por los cuentos que leía a sus hijos. En
1964 publicó su primera obra Charlie y la
fábrica de chocolate. Escribió también guiones para películas; concibió a
famosos personajes como los Gremlins, y algunas de sus obras han sido llevadas
al cine.
LA RUTINA Y LAS MANÍAS DE ROALD DAHL
Roald Dahl tenía una rutina muy
estricta. Se tomaba el desayuno en la cama y abría su correo (también en la
cama). A las 10:30 se iba a su casita en el jardín y trabajaba hasta las 12.00,
cuando se iba de vuelta a su casa para comer. Cuando llegaba a casa (antes de
comer) se tomaba un gin-tonic, seguido de gambas noruegas con ensalada y
mayonesa. Al final de cada comida, Roald y su familia tomaban de postre una
barrita de chocolate sacada de una caja roja de plástico. A continuación dormía
un poco y después, de 4 a 6, volvía al trabajo. A las seis en punto exactas
volvía a casa, donde le esperaba la cena.
Siempre escribía a lápiz, pero con un
tipo de lápiz en concreto, un lápiz amarillo con una goma al final. Antes de
empezar a escribir siempre comprobaba que tenía 6 lápices preparados (con su
punta sacada). Solo le duraban 2 horas.
Roald Dahl también era especial en
cuanto al tipo de papel que usaba. Escribió todos sus libros en papel amarillo
americano, que le mandaban desde Nueva York. Escribía y reescribía, hasta que
estaba seguro al cien por cien de que todo estaba perfecto. Un montón de hojas
amarillas acababan tiradas a la papelera. Una vez al mes, cuando su papelera ya
estaba rebosando de papeles tirados en ella, los echaba a la hoguera.
Cuando Roald Dahl terminaba de
escribir un libro, le daba la pila de hojas amarillas a su secretaria, Wendy, y
ella lo transformaba en un impreso manuscrito, para enviarlo a su editor.
Susana Frankland García, 2º B
de ESO
Lucía
de Inza Abadía, 2º B de ESO
Si queréis saber más de Roald
Dahl, no os perdáis el siguiente mini-documental de poco más de 3 minutos que
el programa Página 2 de RTVE le
dedicó hace un año en el 25 aniversario de su muerte: http://www.rtve.es/alacarta/videos/pagina-dos/pagina-dos-aniversario-25-anos-muerte-roald-dahl/3385945/
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