Li Qingzhao, poetisa china de la dinastía Song, vivió entre 1084 y 115o. Nació en una familia de letrados en Li Cheng (actual Jinan). Estudió historia y literatura china y pronto comenzó a destacar no solo como escritora, sino también en la interpretación con la lira, la caligrafía, el ajedrez y la pintura. A los 18 años contrajo matrimonio con el hijo del primer ministro, Zhao Mingcheng, estudioso y coleccionista de objetos arqueológicos, con quien compartía intereses artísticos. Por su profesión, Zhao viajaba continuamente mientras Li quedaba en casa esperando la llegada de su amado esposo. Sin embargo, esta vida pacífica y armoniosa se vio truncada por la invasión de los soldados de Kin (o Jin), que redujeron su mansión a cenizas. Su esposo murió en 1129 y Li Qingzhao consiguió llegar a Hangzhou, al sur, con algunas piezas arqueológicas que había conseguido salvar y los borradores de los 'Registros de los Grabados en Bronce y Piedra', acabados por Zhao en 1117. A la ordenación de estos borradores dedicó la autora algunos años de su vida.
En su poesía podemos distinguir dos etapas, separadas por su desplazamiento hacia el sur tras la muerte de su esposo. En la primera, sus poemas hablan de la vida de las mujeres en sus aposentos. Así, "Como un sueño" o "Lamento de un príncipe" describe la vida despreocupada que llevaba en esos momentos, mientras que en otros poemas ("Ebria bajo la sombra de las flores", "Flauta sobre la terraza del Fénix" o "Una ramita de flores de cerezo") expresa sus anhelos de amor o la nostalgia por la ausencia de su amado. Las penurias vitales de la huida y la soledad tras la muerte de su esposo hicieron más profunda su poesía, que refleja la vida en el exilio ("Encantos de la danza budista de una cantora" y "Lenta, lenta canción"), expresa su preocupación por la situación de su país ("La alegría de las eternas uniones") o muestra el dolor causado por el desarraigo en "El orgullo de los pescadores". Consciente de que los días felices se han evaporado para siempre, expresa en su poemas el sentimiento de fugacidad de la vida frente a la naturaleza, que siempre permanece. Li Qingzhao mezcla los sentimientos con el entorno en una poesía salpicada de citas literarias, pero en la que abundan las expresiones coloquiales y los rasgos propios de la lengua oral, cuyo resultado es de tan extraordinaria belleza que ha hecho que sea considerada la mejor poetisa de la historia de China.
Al lado del saber universal de ésta, los trovadores y trobairitz occidentales parecen unos cantorcillos de "Operación Triunfo"...al menos, me queda esa sensación.
ResponderEliminarCarlos San Miguel