Los romances son breves poemas épico-líricos que se cantaban al son de un instrumento, los más antiguos datan generalmente del siglo XV. El conjunto de estos romances medievales o tradicionales se denomina Romancero viejo, por oposición al Romancero nuevo, corpus de romances compuesto por poetas cultos durante los siglos XVI y XVII. Los romances medievales son de autor desconocido y se han transmitido de forma oral (de ahí que presenten variantes), si bien algunos se conservaron escritos en cancioneros manuscritos o impresos o bien en colecciones de romances denominadas romanceros. Están formados por versos octosílabos con asonancia en los pares y los impares sueltos. Respecto a su origen, existen distintas teorías; una de las cuales considera que los primeros romances son fragmentos desgajados de los cantares de gesta, ello explicaría la abundancia de romances épicos y el fragmentarismo (comienzo abrupto, in medias res, y final truncado); otros, sin embargo, piensan que los romances nacen como un género originalmente independiente de los cantares de gesta (así se comprendería la existencia de numerosos romances líricos y novelescos).
Sobre la difusión y conservación de los romances, escribe Menéndez Pidal:
Pronto los incorpora el teatro y, en menor medida, la novela. Incluso el Quijote debe su idea inicial a una parodia del Entremés de romances. También la poesía religiosa imitaba los romances profanos, tanto en sus cancioneros y romances sagrados como en los autos sacramentales. Los romances se mantienen vivos en la memoria de todos hasta la segunda mitad del siglo XVII; durante el siglo XVIII desaparecieron casi por completo de la literatura y se refugiaron en las zonas rurales, entre las gentes menos letradas. Pero una corriente de rehabilitación iniciada en Inglaterra a mediados del siglo XVIII y continuada en Alemania y Francia supuso una nueva revalorización del romance por parte de los escritores románticos españoles, que se ha mantenido hasta la época actual.
El "Romance de la doncella guerrera", del que se conservan un centenar de versiones distintas, está incluido en Flor nueva de romances viejos, de Menéndez Pidal. Aunque no figura en cancioneros antiguos ni pliegos sueltos, era muy popular en el siglo XVI. De Castilla se difundió por Cataluña y es conocido por los judíos de Tánger, Marruecos, así como por los de Hungría, Servia, Grecia, Constantinopla, Asia Menor y Palestina; traducido al portugués se conoce en Portugal y las islas Azores.
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Sobre la difusión y conservación de los romances, escribe Menéndez Pidal:
Los romances empiezan a ser oídos en los palacios desde 1445, que sepamos, en la corte de Alfonso V de Aragón, desde 1462 en la de Enrique IV de Castilla, y luego en la de los Reyes Católicos; en Aragón servían de modelo a la poesía trovadoresca; en Castilla eran principalmente estimados en su aspecto de poesía política, destinados a mantener el público interés despierto hacia la guerra de Granada.
Como poesía histórica, las crónicas y las historias los incorporaron a veces en sus relatos. Luego la música de salón, la de los vihuelistas, cultiva el romance tradicional en las cortes de Carlos V y Felipe II; muestras de esta moda hallamos desde el arte de la vihuela del caballero Luis Milán (1535) hasta el tratado de música de Salinas (1577).(Flor nueva de romances viejos, página 54)
Pronto los incorpora el teatro y, en menor medida, la novela. Incluso el Quijote debe su idea inicial a una parodia del Entremés de romances. También la poesía religiosa imitaba los romances profanos, tanto en sus cancioneros y romances sagrados como en los autos sacramentales. Los romances se mantienen vivos en la memoria de todos hasta la segunda mitad del siglo XVII; durante el siglo XVIII desaparecieron casi por completo de la literatura y se refugiaron en las zonas rurales, entre las gentes menos letradas. Pero una corriente de rehabilitación iniciada en Inglaterra a mediados del siglo XVIII y continuada en Alemania y Francia supuso una nueva revalorización del romance por parte de los escritores románticos españoles, que se ha mantenido hasta la época actual.
El "Romance de la doncella guerrera", del que se conservan un centenar de versiones distintas, está incluido en Flor nueva de romances viejos, de Menéndez Pidal. Aunque no figura en cancioneros antiguos ni pliegos sueltos, era muy popular en el siglo XVI. De Castilla se difundió por Cataluña y es conocido por los judíos de Tánger, Marruecos, así como por los de Hungría, Servia, Grecia, Constantinopla, Asia Menor y Palestina; traducido al portugués se conoce en Portugal y las islas Azores.
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No sabía de este romance que me ha gustado mucho. Pero tras la lectura de tu texto me queda la duda de su origen porque dices que se compuso en Castilla y pasó a Cataluña...pero ¿y la temática aragonesa (o perteneciente a la Corona de Aragón) sobre la guerra contra Francia? ¿por qué iban los castellanos tratar de guerras que no les afectaban siendo un romance político, tal como dices?
ResponderEliminarAh, muy interesante lo del origen o primera plasmación de los romances en territorios de la Corona antes que en Castilla; yo estaba totalmente equivocado.
Carlos San Miguel
Bueno, he investigado un poco...Leo, pues, que el primer romance escrito es una copia de un estudiante de la Corona, mallorquín, llamado Jaume de Olessa, durante su estancia en la Universidad de Bolonia en 1421. Pero lo escribe en Castellano ¿no es eso?.
ResponderEliminarLuego está un romance sobre el Obispo de Zaragoza en 1426, y después lo que me has dicho del poema de La conquista de Nápoles de Alfonso V de Aragón pero que también son en Castellano...entonces, y perdona que sea tan pesado, ¿puedo asegurar, pues, que aunque los primeros escritos son en territorios de la Corona son siempre en Castellano, o sea que el Romance es genuinamente Castellano y no los hay en esa época en Catalán y mucho menos en Navarroaragonés? Es ya por zanjar el tema y quedarme satisfecho.
Muchas gracias por tu paciencia.
Carlos San Miguel
Eso parece: http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=10977
Eliminarhttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/races-de-la-literatura-aragonesa-0/html/00fa5206-82b2-11df-acc7-002185ce6064_2.html