“Este paisaje cretense se asemejaba, pensé entonces, a la buena prosa: bien cincelada, exenta de superfluas riquezas, potente y contenida. Expresaba lo esencial con los más sencillos medios. No se chanceaba, negábase a todo artificio. Decía cuanto había de decir, con viril austeridad. Pero entre las líneas severas se advertían una sensibilidad y una ternura imprevistas; en las hondonadas, los limoneros y los naranjos embalsamaban el aire, y, más allá, del infinito mar emanaba inagotable poesía.”
Así nos describe Nikos
Kazantzakis su amada patria, Creta, en una de sus inmortales obras, Vida y hechos
de Alexis Zorba. No será ésta la única
obra en la que Nikos Kazantzakis presente
como escenario de las vivencias de sus personajes los paisajes cretenses, por ejemplo en los cantos IV a VIII de su Odisea, Ulises se
enfrenta en Creta a su particular Laberinto, mito que influyó particularmente en la obra de Kazantzakis , hecho
nada extraño si tenemos en cuenta que nació muy cerca del famoso Laberinto, el
Palacio de Knossos. En su Odisea, su obra
más lograda, secuela moderna de la Odisea de Homero en la que a lo largo de sus 33.333
versos se compenetra de manera absoluta con la epopeya de Homero, logrando transformar el paso de Ulises por la tierra en la
más formidable metáfora del ser humano total, describe la llegada de Ulises a Creta de la siguiente manera: “A la diestra se
extendía la amiga del sol, la isla de Creta, como un gran espinazo
de fiera que salía entre las olas.” (canto VIII 998-999).
Y es que el autor
amaba profundamente su patria y sabe
como nadie dibujar con palabras la agreste sensualidad de sus contrastes.
Creta, la isla más grande de Grecia, tiene una personalidad fascinante.
Anexionada a Grecia hace apenas un siglo, en 1913, su condición de puente entre
Occidente, Oriente y África y la presencia de grandes civilizaciones han hecho que su territorio se asemeje a un telar, cuyos hilos han
tejido una colorida alfombra con alma propia. Cuna de la primera cultura
occidental, la cultura minoica (3.000-1400 a.C), por ella pasaron aqueos,
dorios, fenicios, los macedonios de Alejandro Magno, romanos, bizantinos, sarracenos, musulmanes
andalusíes de Córdoba, venecianos, egipcios, otomanos y piratas tan
famosos como Hızır
bin Yakup, el apodado Barbarroja.
Su paisaje posee grandes contrastes, fértiles montañas pobladas de
olivos, grandes llanuras, bosques de palmeras o pinos, abismos sobre el mar,
gargantas profundas como la de Samariá, cuevas misteriosas, cuna de Dioses, playas
de arena dorada y aguas cristalinas, todo ello debido a su particular clima, y lo más importante, una gente hospitalaria y
amante de la buena mesa.
Kazantzakis en su Carta al Greco, otro ilustre cretense por cierto, nos dice de sí mismo: “mi
cerebro es occidental, el impulso de mi empuje hacia arriba es oriental y mi
corazón africano”. Esta descripción que hace de sí mismo bien podría
servir para comprender la particular idiosincrasia del pueblo cretense.
Algunos paisajes cretenses:
Garganta de Samariá |
Garganta de Samariá |
Garganta de Samariá |
Gambrousa |
Elafonisi
Iglesia bizantina en Fodele |
Tumbas romanas en Mátala |
Escenarios cretenses relacionados con la novela Vida y hechos de Alexis Zorba y con su autor, Nikos Kazantzakis:
(Para la sinopsis, comentario y referencias del autor ver el artículo de este blog en la sección Actividades organizadas por la biblioteca, con fecha de 29 de enero de 2013: http://elhacedordesuenos.blogspot.com.es/2013/01/alexis-zorba-el-griego.html)
Creta es el escenario donde Kazantzakis sitúa las vivencias de sus dos protagonistas, después de conocerse en el puerto del Pireo. Creta es el lugar donde se produce lentamente la conversión del joven jefe a la filosofía zorbaniana.
Nuestros dos protagonistas recalan en primer lugar en Heraclion, patria del autor y capital de Creta.
Nuestros dos protagonistas recalan en primer lugar en Heraclion, patria del autor y capital de Creta.
Los invasores árabes provenientes de Andalucía, que fundaron el emirato de Creta, trasladaron en la década de 820 la capital de la isla, Gortina, a lo que era un castillo llamado rabḍ al-ḫandaq "Castillo del foso". Este fue helenizado como Χάνδαξ o Χάνδακας y latinizado como Candia, nombre que se mantuvo en otras lenguas europeas.
Así, Candía fue el nombre que recibió toda la isla de Creta y la ciudad en sí desde que fue ocupada por los venecianos (siglo XIII) hasta inicios del siglo XX.
Tras la reconquista bizantina, la ciudad fue conocida localmente como Megalo Kastro o Castro (Castillo Grande) y sus habitantes fueron llamados kastrinoi o castrini, los habitantes del castillo.
El antiguo nombre de Ηράκλειον fue revivido en el siglo XIX y deriva del nombre del cercano puerto romano de Heracleum ("ciudad de Heracles"), cuya ubicación exacta se desconoce.
Fuente de los leones (Heraclion) |
Fortaleza veneciana (Heraclion) |
En Heraclion fue enterrado Nikos Kazantzakis después de morir de leucemia en Alemania en 1957. Sus restos son
devueltos a su Creta natal, donde la Iglesia Ortodoxa Griega se niega a
darles sepultura en un cementerio, para indignación de sus seres queridos
y admiradores. En el sur del casco
histórico, en una de las torres de la antigua muralla se encuentra su tumba, una tumba sencilla, como corresponde a la personalidad del personaje, y sin nombre. Llama la atención la tosca cruz de madera
que finalmente consiguieron colocar junto a la misma y cabe preguntarse
qué habría dicho Kazantzakis al respecto, aunque seguramente él estaba por encima de estas menudencias. En la parte posterior de la lápida y sobre cemento aparece grabado el epitafio que él mismo deseó tener en su tumba:
Δεν ελπίζω τίποτα. Δε φοβάμαι τίποτα. Είμαι λέφτερος
No espero nada. No temo nada. Soy libre
Versos sacados de su Odisea y que resumen su filosofía.
Tumba de Nikos Kazanzakis (Heraclion) |
Epitafio en la tumba de Nikos Kazantzakis |
Entierro de Nikos Kazantzakis (en griego)
A 15 kilómetros de Heraclion, en el pueblo antiguamente lamado Barbari y hoy Myrtiá, se encuentra el Museo Nikos Kazantzakis, en el lugar que ocupaba la casa paterna del autor. En él se recogen objetos personales, manuscritos del autor, las primeras traducciones de sus obras en varios idiomas y obras de otros autores con los que tuvo relación a lo largo de su vida. En la confección de la colección que se exhibe en el museo participó su última esposa, Helena Kazantzakis.
Museo de Nikos Kazantzakis |
Estatua de San Francisco de Asís, en referencia a la novela de Kazantzakis El pobre de Asís |
Vídeo sobre el Museo de Nikos Kazantzakis
Otra ciudad nombrada en la obra es La Canea, la actual Chaniá. En ella Zorba se gasta el dinero de su jefe en juergas con la prostituta Lola.
Chaniá, también conocida como La Canea, es una de las ciudades más interesantes y hermosas de Creta. Situada sobre el antiguo asentamiento minoico de Kydonia, fue habitada desde la época neolítica y, después de la destrucción de Knossos, se convirtió en el centro neurálgico de la isla de Creta. Con la llegada de los árabes, la ciudad vivió un periodo de decadencia, pero con la llegada de los venecianos, La Canea floreció y se convirtió en la “Venecia del Este”. Los turcos ocuparon más tarde la ciudad durante 250 años, desde 1646 a 1898. Más tarde, Chaniá fue la capital de la isla hasta 1971, y hoy en día es la segunda mayor ciudad de Creta, después de Heraclion.
Situada a los pies de los Lefta Ori (montaña Blancas), dispone de un pintoresco puerto, y un entramado de calles que forman una ciudad salpicada por edificios venecianos, fortificaciones (sobre todo alrededor del puerto), vestigios de la época otomana y un hermosos faro, recuerdo de su ocupación egipcia.
Puerto veneciano de Chaniá |
Puerto veneciano de Chaniá con las montañas Blancas de fondo |
Calle del casco histórico de Chaniá |
La mezquita de los Jenízaros |
Faro egipcio |
Salvo Heraclio y La Canea, Kazantzakis da pocos datos geográficos de los lugares donde sitúa sus escenas, pero por las descripciones que hace nos hemos aventurado a situar algunos de ellos.Cerca de La Canea (Chaniá), estaría la playa junto a la cual se situaba la cabaña donde viven los protagonistas y las minas de lignito que intentan explotar.
Playa cercana a Chaniá, donde se rodó parte de la película Zorba el Griego |
El monasterio donde vive el padre Zaharia bien podría ser el monasterio de Agia Triada, a 15 kilómetros de Chaniá.
Monasterio de Agia Triada |
Y el pueblo donde viven la viuda, doña Hortensia, y el viejo Anagnosti podría ser cualquiera de los pequeños pueblos cercanos a Chaniá y que hoy se han convertido en centros vacacionales, atestados de turistas.
Calle de pueblo típico cretense |
Otras obras que tienen como escenario la isla de Creta:
Aunque son muchas las obras, tanto de ficción como históricas, que tienen como escenario principal o secundario la isla de Creta, voy a comentar otras dos cuyo contenido me parece especialmente interesante para aquel que quiera conocer un poco más sobre la historia moderna de la isla.
La primera es una narración histórica de la toma de Creta por las tropas hitlerinas durante la Segunda Guerra mundial. El propio Nikos Kazantzakis tuvo que vivir esta amarga experiencia y fruto de aquellos durísimos años de ocupación fue la obra anteriormente citada, Vida y hechos de Alexis Zorba, pues la redactó durante la ocupación alemana, publicándola en 1946, en plena ocupación alemana. La obra se titula La batalla de Creta y es obra del autor británico Antony Beevor (2006, Editorial Crítica).
Sinopsis:
Sinopsis:
En mayo de
1941, tras la invasión de Grecia y Yugoslavia, Hitler ordenó la ocupación de
Creta, la isla más meridional del Egeo, para culminar la campaña del
Mediterráneo oriental y proteger los yacimientos de petróleo rumanos de la
amenaza de los bombardeos aliados. Los nazis lanzaron un espectacular
despliegue aerotransportado sobre Creta en el que intervinieron 500 aviones de
transporte y, por lo menos, otros tantos entre bombarderos y cazas, constituyendo la única conquista exclusivamente por aire de un territorio en la historia militar. Los
ingleses no consiguieron rechazar la invasión y la caída de Creta supuso una de
las inflexiones más críticas de la segunda guerra mundial porque privó a los
aliados de una base fundamental y permitió a los alemanes proteger su flanco
sur para iniciar la invasión de la Unión Soviética. Antony Beevor nos ofrece en
este libro el estudio más documentado y brillante que existe tanto sobre la
batalla como sobre la épica resistencia del pueblo de Creta contra el invasor
alemán.
El autor: Antony Beevor, hijo de una familia de escritores, estudió en el Winchester College y en la Real Academia de Sandhurst. Es miembro del comité de la Biblioteca de Londres y profesor invitado de las cátedras de Historia, Ciencias de la Antigüedad y arqueología de la Universidad Birkbeck de Londres. Su obra es fundamentalmente histórica, aunque también ha escrito novela de ficción histórica. Se caracteriza por su forma amena de narrar los hechos lo que hace que la lectura de sus obras sea fácil, sin menoscabo de describir situaciones de gran dureza y dramatismo. Como militar que fue del Ejercito Británico, tuvo acceso a datos reservados de la Segunda Guerra Mundial, que le permitieron describir con minuciosidad hechos con los que documentó sus libros sobre batallas importantes de este periodo. Algunas de sus obras: Berlín la caída, 1945; Stalingrado; El día D. la batalla de Normandía.
La geografía cretense está jalonada de las tristes cicatrices que dejó esta parte de su historia, pues a los dos cementerios militares, uno alemán cerca del pueblo de Maleme y otro británico y neozelandés en Suda (ambos cerca de Chaniá), hay que añadir los múltiples monumentos en muchos de sus pueblos y ciudades que recuerdan los numerosos hombres, mujeres y niños asesinados por la barbarie nazi, y todavía puedes conocer a ancianos que recuerdan cómo los alemanes invadieron sus pueblos, siendo ellos niños.
El autor: Antony Beevor, hijo de una familia de escritores, estudió en el Winchester College y en la Real Academia de Sandhurst. Es miembro del comité de la Biblioteca de Londres y profesor invitado de las cátedras de Historia, Ciencias de la Antigüedad y arqueología de la Universidad Birkbeck de Londres. Su obra es fundamentalmente histórica, aunque también ha escrito novela de ficción histórica. Se caracteriza por su forma amena de narrar los hechos lo que hace que la lectura de sus obras sea fácil, sin menoscabo de describir situaciones de gran dureza y dramatismo. Como militar que fue del Ejercito Británico, tuvo acceso a datos reservados de la Segunda Guerra Mundial, que le permitieron describir con minuciosidad hechos con los que documentó sus libros sobre batallas importantes de este periodo. Algunas de sus obras: Berlín la caída, 1945; Stalingrado; El día D. la batalla de Normandía.
La geografía cretense está jalonada de las tristes cicatrices que dejó esta parte de su historia, pues a los dos cementerios militares, uno alemán cerca del pueblo de Maleme y otro británico y neozelandés en Suda (ambos cerca de Chaniá), hay que añadir los múltiples monumentos en muchos de sus pueblos y ciudades que recuerdan los numerosos hombres, mujeres y niños asesinados por la barbarie nazi, y todavía puedes conocer a ancianos que recuerdan cómo los alemanes invadieron sus pueblos, siendo ellos niños.
Cementerio aliado en Suda |
La segunda novela tiene como título La isla y es obra de otra autora británica, Victoria Hislop (Debolsillo, 20013). Esta novela tiene como escenario Spinalonga, pequeña isla situada en el golfo de Elounda, en la costa noreste de Creta.
Breve historia de Spinalonga:
En 1578 los venecianos encargaron al ingeniero Genese Bressani planificar las fortificaciones de la isla, para defender el golfo de Elounda de posibles ataques enemigos.
En 1715, los turcos otomanos capturaron Spinalonga tomando el control
de la fortaleza veneciana y eliminando el último trazo de presencia
militar italiana de la isla de Creta.
Fue uno de los últimos refugios de familias otomanas en Creta después del estallido de la Revolución, viviendo en Spinalonga hasta 1903. Posteriormente la isla fue utilizada como lazareto o leprosería
desde 1903 hasta 1957. Fue una de las últimas colonias de leprosos que
funcionaron en Europa. El último habitante fue un sacerdote, quien
partió de la isla en 1962.
Sinopsis:
Alexis, joven arqueóloga británica de origen griego, decide viajar a
Grecia para desentrañar la misteriosa historia de su familia que jamás
se han atrevido a contarle. Antes de partir, su madre le da una carta
para que la lleve a una vieja amiga, prometiéndole que le ayudará a
desvelar los acontecimientos que marcaron a la
Lo más interesante de esta novela es el hecho de que Victoria Hislop ha conseguido hacer ver qué era lo que pensaban sobre ellos mismos los enfermos de lepra, puesto que en aquellos años tenerla era sinónimo de muerte. Los síntomas, el proceso y cómo la medicina
quiere encontrar, no sólo medidas paliativas para que no sufran los más
enfermos, sino una cura; todo ello es recogido en esta novela y tratado
con mucho cuidado.
La autora: Escritora y periodista inglesa, Victoria Hislop es conocida principalmente por el éxito de su primera novela, La isla (2005) que se convirtió en un superventas, siendo adaptada a la televisión y vendiendo más de un millón de ejemplares. En 2013 se publicó su tercera novela traducida al castellano, Los hilos de la memoria.
Hoy Spinalonga se ha convertido en un destino obligado para aquellos que visitan esta parte de la isla. A partir de la publicación de esta novela por la que su autora recibió el premio Galaxy British Book a la mejor novelista debutante en 2007, con un éxito fulgurante de ventas en Reino Unido, Grecia y otros países y el éxito de la serie de televisión griega basada en dicha novela y considerada por muchos la mejor serie de televisión griega de todos los tiempos, Spinalonga atrae a miles de turistas que quieren descubrir en sus calles desiertas el recuerdo de aquellas personas que, a pesar de su terrible destino, nunca cayeron presas del desánimo.
Calle de Spinalonga |
Spinalonga |
Mercedes Ortiz, profesora del IES Goya
Parafraseando a Kazantzakis, dichosa tú, Mercedes, que has navegado este verano por las aguas del Egeo. Gracias por proponernos este delicioso viaje.
ResponderEliminar¡MAravilloso reportaje geográfico-literario! No tenía ni idea que los musulmanes cordobeses se habían aventurado a conquistar este territorio al otro lado del Meditérraneo (supongo que sin ayuda de sus rivales árabes). Pero, entonces, ¿por qué nosotros la llamamos Creta? es que creo que, al final, no se explica su etimología actual en español...
ResponderEliminarCarlos San Miguel