A
jugar con el bastón
Un día el
pequeño Claudio jugaba en el zaguán, y por la calle pasó un hermoso anciano con
lentes de oro, que caminaba encorvado, apoyándose en un bastón, y precisamente
delante del portón se le cayó el bastón.
Claudio fue presuroso a
recogérselo y se lo dio al viejo, que le sonrió y dijo:
—Gracias, pero no me sirve. Puedo
caminar muy bien sin él. Si te gusta, tenlo —y sin esperar respuesta se alejó,
y parecía menos encorvado que antes.
Claudio permaneció allí con el
bastón entre las manos y no sabía qué hacer. Era un bastón común de madera, con
el mango curvo y la punta de hierro, y no se notaba nada más especial. Claudio
golpeó dos o tres veces la punta en el suelo, después, casi sin pensarlo, montó
a horcajadas el bastón y he aquí que no era más un bastón, sino un caballo, un
maravilloso potro negro con una estrella blanca en la frente, que se lanzó al
galope alrededor del patio, relinchando y haciendo salir centellas de los
guijarros.
Cuando Claudio, un poco maravillado
y un poco asustado, logró poner el pie en el suelo, el bastón era nuevamente un
bastón, y no tenía cascos sino una sencilla punta oxidada, ni crines de
caballo, sino el mismo mango encorvado.
—Quiero probar de nuevo —dijo
Claudio, cuando logró recobrar el aliento.
Montó de nuevo el bastón, y esta
vez no fue un caballo, sino un solemne camello con dos jorobas, y el patio era
un inmenso desierto para atravesar, pero Claudio no tenía miedo y observaba
desde lejos, para ver aparecer el oasis.
“Ciertamente es un bastón
encantado”, se dijo Claudio, montándolo por tercera vez. Ahora era un automóvil
de carreras, todo rojo con el número escrito en blanco sobre el capó, y el
patio una pista ruidosa, y Claudio llegaba siempre el primero a la meta.
Después, el bastón fue una motonave y el patio un lago con aguas tranquilas y
verdes, y después una nave espacial que surcaba los espacios, dejando tras de
sí una estela de estrellas.
Cada vez que Claudio ponía el pie
en tierra el bastón tomaba su aspecto pacífico. La tarde pasó rápida entre
aquellos juegos. Hacia la noche Claudio se asomó a la carretera, y he aquí que
ve al viejo con lentes de oro. Claudio lo observó con curiosidad, pero no pudo
ver en él nada especial: era un viejo señor cualquiera, un poco cansado por el
paseo.
—¿Te gusta el bastón? —preguntó
sonriendo a Claudio.
Claudio creyó que se lo pedía, y
se lo alargó, enrojecido. Pero el viejo hizo señal de que no.
—Tenlo, tenlo —dijo—. ¿Qué hago
yo con un bastón? Tú puedes volar, yo solo podré apoyarme. Me apoyaré en el
muro y será lo mismo.
Y se fue sonriendo, porque no hay
persona más feliz que el viejo que puede regalar alguna cosa a un niño.
El escritor Gianni Rodari (infoLibre) |
Nació en 1920 en Omenga, Piamonte, donde sus padres eran panaderos. Se aficionó pronto a la lectura de libros de Julio Verne y de Salgari, que, al parecer, leía de noche a la luz de una farola que iluminaba su cuarto. Al morir el padre en 1929, la madre se trasladó con sus dos hijos a Gavirate, de donde era originaria. A partir de entonces fue criado por una tía, y más tarde, educado en seminarios e internados. Muy aficionado a la música, consiguió sus primeros ingresos tocando el violín en las tabernas, pero en 1937 obtuvo el título de maestro y al año siguiente ocupó la plaza de tutor en casa de una familia judía que había huido de Alemania, y más tarde impartió clases en diferentes escuelas.
Sus problemas de salud le permitieron librarse de participar en la Segunda Guerra Mundial. Para conseguir trabajo como maestro, se vio obligado a afiliarse al Partido Nacional Fascista, requisito exigido a todo funcionario. En diciembre de 1943 fue movilizado por la República de Saló (estado títere de la Alemania nazi que se estableció en el norte de Italia cuando los aliados tomaron las regiones del sur) y destinado al hospital del barrio milanés de Baggio. Conmocionado por la deportación de su hermano a un campo de concentración alemán, del que sobrevivió, y por la muerte de sus dos grandes amigos durante la guerra, estrechó sus contactos con la resistencia lombarda (en cuyas acciones llevaba tiempo participando teniendo como cobertura su pertenencia al partido fascista), desertó y se afilió al Partido Comunista.
Tras la liberación de Italia, en 1945 comenzó a trabajar como periodista en publicaciones de su región: primero, en la revista 'Cinque punte' (Cinco puntas) y después dirigiendo 'L'Ordine Nuovo', periódico de la Federación Comunista de Varese, donde publicó sus primeros textos literarios bajo el seudónimo de Francesco Ariscocchi. En 1947 comienza su colaboración en el periódico milanés 'L'Unita', ligado también al PCI, donde dos años después comenzó a dirigir la sección dirigida a los niños 'La domenica dei piccoli' (El domingo de los pequeños), etapa en que descubrió su vocación de escritor para niños. En esa época nacieron sus primeros libros infantiles: El libro de las retahílas y Las aventuras de Cipollino. Este último, que tiene como protagonista al niño Cebolla, luchador contra la opresión y las desigualdades frente al malvado caballero Tomate, tuvo un éxito extraordinario en la URSS, donde fue adaptado al cine de animación.
En 1950 se traslada a Roma y, junto a la periodista Dina Rinaldi, crea la revista 'Pioniere' (Pionero), publicación oficial de la Associazione Pionieri d'Italia (una organización juvenil del PCI), en la que los editores proponían una alternativa al modelo de los Boy Scouts, que consideraban militarista y colonialista. El éxito de la revista y las ideas sobre la lucha de clases difundidas a través de sus páginas, que tacharon de adoctrinamiento de niños, hicieron saltar las alarmas del Vaticano, y en 1951 —siendo papa Pío XII—, tras la publicación de Il manuale del pioniere (Manual del pionero), Rodari fue excomulgado, medida acompañada de la quema de sus libros en los patios de las parroquias. Al año siguiente, el escritor viajó por primera vez a la Unión Soviética y en 1953 contrajo matrimonio con Maria Teresa Ferretti, miembro del Frente Democrático Popular, una coalición entre el Partido Socialista y el Comunista creada para las elecciones de 1948, que se mantuvo hasta 1956. En los años siguientes colaboró en diferentes publicaciones y empezó a trabajar con la RAI y con la BBC. En 1957, año del nacimiento de su hija Paola, pudo ingresar en el colegio de periodistas, tras muchos años de ejercicio de la profesión.
Gianni Rodari, en una escuela. (El Confidencial) |
En la década de los sesenta se concentró en el trabajo con los niños, como pedagogo al servicio de la renovación pedagógica, y comenzó a recorrer las escuelas italianas. Allí, a través del contacto directo y la interacción con los niños mientras leía sus cuentos, observó las reacciones de su audiencia y tomó notas para tratar de averiguar la técnica correcta a la hora de crear buenas historias. Esta actividad culminó en la publicación de Gramática de la Fantasía; introducción al arte de inventar historias (1973), libro de no ficción. En 1976 fundó la asociación de promoción social llamada Coordinación de Padres Democráticos, una ONG comprometida con la enseñanza y práctica de los valores de la escuela antifascista, secular y democrática.
Gianni Rodari falleció en Roma el 14 de abril de 1980 mientras se le practicaba una intervención quirúrgica. Tenía 59 años.
Recibió numerosos premios literarios entre los cuales destaca el Premio Andersen, “Nobel” de la Literatura infantil, en 1970. Es un escritor muy reconocido en todo el mundo, especialmente en Italia. Sus libros —Cuentos por teléfono, Cuentos para jugar, El libro de los porqués, El libro de los errores y Juegos de fantasía, entre otros— están cargados de humor, imaginación y fantasía desbordante, pero sin olvidar la crítica del mundo actual. Por ello siguen despertando el interés de niños y adultos desde hace más de medio siglo.
Referencias:
-Paula Corroto, "Gianni Rodari, el comunista que enseñó a los niños a amar los libros", El Confidencial, 25/01/2020.
-Clara Morales, "Gianni Rodari, historia de un rebelde", en Los diablos azules / infoLibre, 11/12/2020.
-"Gianni Rodari", Qué Leer, 23/10/2020.
-Página web de la Editorial Juventud.
-Página web de la Editorial SM.
Imagen tomada de Estirniq |
ahhhh qué precioso cuento... ME ha encantado.
ResponderEliminarJo, y la bio del autor también. Precisamente, este verano emiten un programa en Radio Clásica titulado "Gramática de la fantasía", que algo tiene que ver con este autor.
Carlos San Miguel