La escritora Anne Carson. (rtve.es)
II. PERO UNA DEDICATORIA SOLO ES AFORTUNADA SI SE REALIZA EN PRESENCIA DE TESTIGOS. ES ESENCIALMENTE UNA PÚBLICA RENDICIÓN COMO LA DE ESTANDARTES EN UNA BATALLA
Sabes que hace años estuve casada y cuando se fue mi marido se llevó mis libretas. Libretas con espiral. Ya sabes ese frío y ladino verbo escribir. Le gustaba escribir, no le gustaba tener que empezar él mismo cada pensamiento. Utilizaba mis comienzos con varios propósitos, por ejemplo en un bolsillo encontré una carta que había empezado (a su amante de aquel momento) que contenía una frase que yo había copiado de Homero: ΄εντροπαλιζομένη, es como cuenta Homero que Andrómaca se fue cuando se separó de Héctor: "mirando a menudo hacia atrás" bajó de la torre de Troya y se fue a través de la calles empedradas hasta la casa de su leal marido y ahí con sus mujeres entonó un lamento por un hombre con vida en su propia morada. Leal a nada mi marido. ¿Entonces por qué le amé desde la temprana adolescencia hasta entrada la madurez y la sentencia de divorcio llegó por correo? La belleza. No tiene mucho secreto. No me da vergüenza decir que le amé por su belleza. Como volvería a hacerlo si se acercara. La belleza convence. Ya sabes que la belleza hace posible el sexo.
La belleza hace el sexo sexo. Tú lo entiendes mejor que nadie... silencio, pasemos
a las situaciones naturales. Otras especies, que no son venenosas, a menudo tienen coloraciones y estampados parecidos a las especies venenosas. Esta imitación de una venenosa por otra especie que no lo es se llama mimetismo. Mi marido no era mimético. Hablarás sin duda de los juegos de guerra. Me oíste quejarme a menudo cuando estaban aquí toda la noche con los tableros tirados y tapetes y lucecitas y cigarrillos como la tienda de Napoleón, supongo, ¿quién podía dormir? Después de todo mi marido era un hombre que sabía más acerca de la batalla de Borodino que sobre el cuerpo de su propia mujer, mucho más. La tensión se derramaba por las paredes y el techo, a veces jugaban desde el viernes por la noche hasta la mañana del lunes sin parar, él y sus pálidos y furiosos amigos. Sudaban mucho. Comían carne de los países en los que jugaban. Los celos no eran precisamente una pequeña parte de mi relación con la batalla de Borodino. Lo odio. ¿Ah, sí? Por qué jugar toda la noche. Es en tiempo real. Es un juego Es un juego real. Es eso una cita. Ven aquí. No. Necesito tocarte. No. Sí.
Aquella noche hicimos el amor "de manera real", cosa que no habíamos intentado aunque lleváramos seis meses casados. Gran misterio. Ninguno de los dos sabía dónde poner la pierna y hasta hoy aún no sé si lo hicimos bien. Parecía feliz. Eres como Venecia dijo encantador. A la mañana siguiente temprano escribí una breve conferencia ("Sobre la desfloración") que me robó y publicó en una pequeña revista trimestral. Por encima de todo esa era una característica interacción entre nosotros. O debería decir ideal. Ninguno de los dos había estado nunca en Venecia.
XI. HAZ TUS DIVISIONES DE ACUERDO CON LAS ARTICULACIONES NATURALES DE LA FORMA LE DIJO SÓCRATES A FEDRO CUANDO ESTABAN DISECCIONANDO UN DISCURSO SOBRE EL AMOR
Por qué la naturaleza me entregó esta criatura; no digáis que lo elegí sino que me aventuré: por cierta pura gravedad de la propia existencia, ¡una conspiración del ser! Éramos quince. Era en clase de latín, primavera tardía, al final de la tarde, perifrástica pasiva, por alguna razón me giré en mi sitio y ahí estaba él. Ya sabes dicen que un carnicero zen hace un solo corte preciso y el buey entero se derrumba como un puzle. Sí un tópico y no pido perdón porque como digo yo no tuve la culpa, estaba sin escudo cara a cara con la existencia y la existencia depende de la belleza. Al final. La existencia no parará hasta que alcance la belleza y entonces ahí seguirá con todas las consecuencias hasta el final. Inútil interponer análisis o hacer sugerencias contrafácticas. Quid enim futurum fuit si... Qué hubiera ocurrido si, etc. La voz del profesor de latín subía y bajaba en suaves oleadas. Una perifrástica pasiva
puede ocupar el lugar del imperfecto o del subjuntivo pluscuamperfecto en una situación contraria a los hechos. Adeo parata seditio fuit ut Othonem rapturi fuerint, ni incerta noctis timuissent. Tan avanzada estaba la conspiración que hubieran podido capturar a Otón si no hubieran temido los peligros de la noche. ¡Por qué conservo esta frase en la memoria como si hubieran pasado tres horas y no treinta años! Sin escudo aún, de noche ya. Cuánta razón tenían de temer sus peligros.
De La belleza del marido. Trad. de Andreu Jaume. Lumen, Barcelona, 2019 |
¡Caray, qué ironía, cuánto despecho y qué dardos tira a su ex...(bueno, imagino que algo tendrá de biográfico). Lo cierto es que todo esto lo hace divertido. Aunque da un poco de pena todo este desamor y decepción, por muy realista que sea.
ResponderEliminarUna poeta muy sincera, diría yo.
Ah, y lo que me ha gustado es la cita inicial sobre las dedicatorias; eso de " una pública rendición, como los de los estandartes tras una batalla"
Carlos San Miguel