Dante Alighieri fue un pensador y poeta italiano autor de la Divina Comedia, la obra maestra de la
Sandro Boticelli, Retrato de Dante, 1495 |
Su verdadero nombre era Durante di Alighero degli Alighieri. Son pocos los datos que conocemos sobre su vida, casi siempre transmitidos de manera indirecta por el propio poeta. Nació en Florencia, cuando Italia estaba formada por un mosaico de pequeños estados, en el seno de una antigua familia noble venida a menos: un tatarabuelo suyo fue un ilustre Cacciaguida, a quien el escritor colocaría en el Paraíso (XVI) de la Comedia. Su padre, el notario Alighero di Bellincione, que había hecho fortuna con el comercio, contrajo matrimonio con una joven noble, Gabriella (Bella) degli Abati, muerta cuando Dante era un niño. Desconocemos la fecha exacta de su nacimiento, pero teniendo en cuenta las alusiones autobiográficas diseminadas por su obra se cree que pudo nacer entre el 21 de mayo y el 21 de junio (en el Paraíso afirma haber nacido bajo el signo de Géminis) del año 1265 (en el Infierno indica que en 1300, al iniciar su gran obra, se encuentra "nel mezzo del camin di nostra vita", es decir, que tendría treinta y cinco años, ya que entonces se fijaba en setenta la duración de la vida humana). Sí se conoce, en cambio, la fecha de su bautismo, el 26 de marzo de 1266, en una ceremonia colectiva celebrada en el baptisterio de San Giovanni. En su ciudad natal aprendió retórica y filosofía con el maestro Brunetto Latino -a quien sitúa en el Infierno (XV), entre los homosexuales, pero le muestra gran veneración- y fue amigo del poeta Guido Cavalcanti, uno de los creadores de la corriente poética denominada dolce stil novo. Parece que estudió en la universidad de Bolonia.
A los nueve años, según afirma en su Vita nuova, se enamoró de una niña de casi su misma edad a quien llama "Beatrice", "la que da felicidad". No volvió a verla hasta nueve años después. El segundo encuentro tuvo lugar en el puente de la Santísima Trinidad de Florencia la tarde el 30 de abril de 1283, cuando Beatriz, vestida de blanco, caminaba en compañía de dos mujeres y lo saludó amablemente. Dante intentaba ocultar su pasión fingiendo amar a otras mujeres y su amada, más tarde, le retiró el saludo. Beatriz encarnará para él el ideal de donna angelicata, un concepto clave en el dolce stil novo, corriente poética de la que formará parte Dante. La donna es encarnación de todo lo ideal y espiritual, inspiradora de un amor "purificado y purificador", que eleva espiritualmente al amante Según la Vita nuova, Beatriz murió en 1290, a los veinticuatro años, después de que el poeta la hubiera visto muerta en un sueño. Un año más tarde el poeta conoce a otra mujer de la que cree estar enamorándose, cuando tiene una visión en la que Beatriz lo exhorta a no volver a hablar de ella hasta poder hacerlo más dignamente. Beatriz ha sido identificada con Bice Portinari, que vivió en Florencia en una casa próxima a la de Dante y contrajo matrimonio en 1287 con el banquero Simone dei Bardi. J. L.Borges resume así, en Nueve ensayos dantescos, la relación entre Dante y Beatriz:
Enamorarse es crear una religión cuyo Dios es falible. Que Dante profesó una adoración idolátrica es una verdad que no cabe contradecir; que ella una vez se burló de él y otra vez lo desairó son hechos que registra la Vita nuova [...]. Infinitamente existió Beatriz para Dante. Dante, muy poco, tal vez nada, para Beatriz: todos nosotros propendemos por piedad, por veneración, a olvidar esa lastimosa discordia inolvidable para Dante.
Dante en un retrato atribuido a Andrea del Castagno, c. 1450. Ufizzi |
Tras su matrimonio, tomó parte en algunos hechos de armas contra enemigos de Florencia y en la década de los noventa, una época muy convulsa en la historia de Florencia, comenzó a intervenir en la política comunal, para ello los nobles debían adscribirse a un gremio, y Dante lo hizo en el de los médicos y farmacéuticos. En el ejercicio de la política, el escritor, que llegó a ser nombrado prior de la ciudad en 1300, se vio envuelto en la sangrienta disputa entre las dos facciones (blancos y negros) en que se dividió el partido de los güelfos, que dominaba la ciudad. Los güelfos defendían el poder temporal del papa, frente a los gibelinos, los altos potentados feudales, partidarios del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Dante era seguidor de los güelfos moderados o blancos, que aceptaban las demandas populares y propugnaban un acercamiento entre el emperador y el papado, mientras que la facción de los güelfos negros era liderada por su cuñado, Corso Donati. Cuando en 1294 Bonifacio VIII llegó al papado, quiso tomar el control de la ciudad de Florencia con el apoyo de los negros. En 1301, mientras Dante acudía a una embajada ante el papa, los negros tomaron el poder en la ciudad y desterraron a los blancos. El escritor, retenido en Roma contra su voluntad, fue acusado de varios delitos (corrupción, malversación, fraude..., y de haber obstaculizado la voluntad de Bonifacio durante su etapa como prior), se le impuso una multa de 5.000 florines y fue condenado a dos años de destierro y a inhabilitación permanente para ocupar cargos públicos. Como se negó a comparecer ante el tribunal en marzo de 1302 ya que no se consideraba culpable, fue condenado en rebeldía y sentenciado a ser quemado vivo en la hoguera. Nunca regresaría a su ciudad.
Poco a poco perdió la esperanza en el regreso que mantuvo los primeros años y, desilusionado de sus compañeros de partido, fue aproximándose a las posiciones de los gibelinos pues puso en Enrique VII de Luxemburgo, emperador germánico que se propone ejercer una autoridad unificadora en Italia, las esperanzas de que restableciera el orden en Florencia, defraudadas definitivamente con la muerte de este en 1313. Con la amnistía de 1315 las autoridades florentinas le ofrecieron la posibilidad de regresar a su tierra a condición de pagar una importante multa, vestir saco de penitente y reconocer públicamente su culpabilidad, pero él se negó a aceptar una proposición tan injusta como humillante. Durante sus años de destierro desempeñó tareas diplomáticas y escribió la Divina Comedia. Vivió protegido por distintos señores antes de aceptar en 1318 la hospitalidad de Guido da Polenta, señor de Rávena, con quien ejerció como secretario. Este, en 1321, lo envió a Venecia para que mediara en el litigio que los enfrentaba por la adjudicación de unas salinas. Triunfó como diplomático consiguiendo que la explotación de las salinas siguiera en manos de Rávena, pero se infectó de malaria y, con cincuenta y seis años, falleció en la noche del 13 al 14 de septiembre en Rávena, ciudad donde recibió sepultura por expreso deseo del escritor. Los florentinos, que llevan siglos reclamando sus restos, le construyeron un cenotafio en la basílica de Santa Croce, en el que puede leerse: "Honrad al más alto poeta".
Tumba de Dante en Rávena. GIACOMO BANCHELLI. (turismo.ra.it) |
OBRA POÉTICA
Dante empieza siendo un poeta del dolce stil novo, escuela poética de la que él mismo se considera el mejor poeta, tras haber superado con el tiempo a Guido Guinizzelli y Guido Cavalcanti, como afirma en un pasaje de su Comedia. Su obra juvenil, que incluye otras rimas como las Rime pietrose, alcanza su mayor dimensión en la Vita nuova, obra escrita entre 1292 y 1293, poco después de la muerte de Beatriz. Escrita en toscano (lengua vulgar que se convertirá en matriz del italiano), consta de cuarenta y dos capítulos en los que narra su pasión por Beatriz e intercala treinta y un poemas, explicando las circunstancias de su composición y comentando tanto el contenido como la estructura. Para Esperanza Seco Santos, la Vita nuova
Es un lamento inextinguible, es el incienso que el alma de Dante eleva a Beatriz, vino a ser el anuncio de su inmortalidad, porque después crearía la mayor epopeya por la cual sería luego llamado el "Homero cristiano".
TRATADOS EN PROSA
Durante los primeros años de su exilio escribió importantes tratados en prosa. En el primero de ellos, Convivio (1303-1308), obra inconclusa escrita en toscano para que fuese entendida por quienes no sabían latín, pretende reunir, a través del comentario de varios cantos doctrinales, los conocimientos más importantes necesarios para quienes se dedicasen a la actividad pública sin haber cursado estudios regulares. De monarchia (1310), escrito en latín, es una llamada a la unidad de los italianos y un compendio de las ideas políticas de Dante, entre ellas, la necesidad de la existencia de un Sacro Imperio Romano y la separación de la Iglesia y el Estado. La autoridad temporal del emperador y la espiritual del papa, aun siendo autónomas, han de cooperar en la salvación de la cristiandad. De vulgari eloquentia, escrito en latín entre 1303 y 1305, es el primer manifiesto en favor de la creación de una lengua literaria nacional italiana, apta para la expresión de temas nobles, frente al monopolio del latín. Dante no identifica el italiano con ninguno de los numerosos dialectos hablados en la península itálica, sino con la lengua hablada en la corte o la curia, o con la lengua vernácula depurada por los poetas.
LA DIVINA COMEDIA
La Divina Comedia, escrita en su lengua vulgar toscana, es su obra de madurez, que le ha dado fama imperecedera. Dante no tituló su poema, pero se refería a él como "poema sacro" o "comedia", ya que termina felizmente y está compuesto no en el tono elevado de la tragedia sino en el más directo y flexible de la comedia. El adjetivo "divina", añadido por Boccaccio, no figura hasta tardías ediciones del siglo XVI. Se trata de un extenso poema alegórico compuesto por 14.333 versos, en el que Dante trabajó al menos durante los últimos quince años de su vida. Boccaccio, en su Vida de Dante, cuenta que el poeta tuvo la intuición de su gran poema durante su época de prior de Florencia, concretamente el 10 de junio de 1300, mientras contemplaba desde lo alto la ciudad cuya vida trataba de ordenar. Boccaccio añade que, al ser desterrado en 1302, Dante tenía escritos los siete primeros cantos del Infierno, pero los estudiosos creen que el Infierno se escribió entre 1304 y 1308; el Purgatorio, a partir de 1308, y el Paraíso desde 1316 hasta 1320.
El poema refiere el viaje del poeta por las tres regiones de ultratumba de la escatología cristiana: infierno, purgatorio y paraíso. Su rigurosa construcción se articula en torno al número tres, número de la Trinidad cristiana. Compuesto en versos endecasílabos agrupados en tercetos, se divide en tres partes (Infierno, Purgatorio y Paraíso), llamadas Cantigas, formadas por treinta y tres cantos cada una, más uno introductorio, lo que hace un total de cien cantos, el número perfecto según el pensamiento medieval. Nueve (múltiplo de tres) es el número de los círculos infernales y de las plataformas del purgatorio (antepurgatorio, siete gradas del purgatorio y Paraíso terrenal), así como de los cielos del paraíso.
En el canto de introducción el autor se encuentra extraviado en una selva oscura, porque ha perdido la senda verdadera. Divisa a lo lejos un monte y, cuando se dirige hacia él, encuentra el camino cortado por una pantera, una loba y un león, triple alegoría de la lujuria, la codicia y la soberbia. Cuando retrocede espantado, le sale al encuentro el poeta Virgilio, enviado para devolverlo al recto camino, pasando por las regiones del Infierno y el Purgatorio, en las que él será su guía, y por el Cielo con la ayuda de un alma más digna, la propia Beatriz, ya que Virgilio, por su condición de pagano, se encuentra relegado en el limbo y privado de la contemplación de la divinidad.
Esquema del Infierno de Dante. (elcuadernodigital.com) |
Junto al poeta latino atraviesa la puerta donde figura la famosa advertencia: "Abandonad toda esperanza los que entráis aquí", y emprende su recorrido por el infierno, situado bajo el monte Gólgota de Jerusalén y concebido como un enorme embudo dividido en distintos círculos que hay que bajar hasta llegar al centro de la Tierra, donde se encuentra Lucifer. En el limbo están los más célebres poetas de la antigüedad. Los condenados se encuentran ordenados siguiendo la escala de Aristóteles: incontinencia, bestialidad y malicia. Dante inventa torturas, espacios y monstruos, y mezcla personajes tomados de la antigüedad grecolatina (Ulises, entre los ladrones; Bruto, traidor a César) con otros del pasado reciente de Italia (los amantes Paolo y Francesca, el conde Ugolino, el caudillo gibelino Farinata, el padre de Guido di Cavalcanti, etc.). De igual modo introduce en el infierno cristiano elementos procedentes de la mitología grecolatina, como Caronte, Minos, las arpías o el Cancerbero, guardianes de los diferentes círculos.
Visión cosmogónica de Dante, Divina Comedia |
Atravesando la tierra desde su centro hasta las antípodas de Jerusalén llegan a la montaña del Purgatorio, que se alza en una isla en medio del océano que ocupa el hemisferio Austral. Un ángel guarda su puerta y escribe siete letras "p" en la frente del poeta, en representación de los siete pecados capitales. En cada repecho de la montaña se purga uno de estos pecados y al pasar a la cornisa siguiente un ángel borra una de las letras de la frente de Dante, simbolizando así el proceso de purificación. La subida es cada vez más ligera a medida que se acercan a la cumbre, donde se encuentra el Paraíso terrenal. Tras un nuevo proceso de purificación y una procesión alegórica, Virgilio, que representa la razón y la sabiduría pagana, abandona a Dante que, guiado por Beatriz, representación de la teología cristiana, se dispone a ascender al Paraíso.
Con la guía de Beatriz, que le alecciona en las verdades teológicas, Dante va subiendo, de una a otra, las nueve esferas que rodean la Tierra, que ocupa el centro del universo. Cada esfera está regida por uno de los planetas hasta entonces conocidos, más la Luna, el Sol y las estrellas fijas. El círculo final, el Empíreo, es la sede de los bienaventurados. En cada esfera halla a personajes relacionados con los influjos astrológicos de cada planeta: en el cielo de la Luna encuentra a aquellos que forzosamente faltaron a sus votos; en el de Mercurio a los que obraron para conquistar fama, entre ellos, el emperador Justiniano, que le cuenta a Dante la historia del Imperio romano; en el de Venus a los que estuvieron bajo el influjo del amor; en el cielo del sol a los espíritus sabios (Tomás de Aquino); en el de Marte a los que lucharon por la fe (su antepasado Cacciaguida); en el cielo de Júpiter, las almas de los hombre justos; el cielo de Saturno alberga los espíritus contemplativos, como san Benito, narrador de la historia de la orden benedictina. Tras una aparición del triunfo de Cristo y de la Virgen, tres apóstoles examinan a Dante sobre las virtudes teologales y Adán le resuelve ciertas dudas. En el noveno cielo, formado por nueve esferas, Dios se muestra como un punto luminoso. En el Empíreo, sede de los ángeles y los santos en forma de rosa, Beatriz lo abandona para ocupar su lugar en el coro de los santos. El poeta escucha la explicación de San Bernardo sobre la estructura del Paraíso, antes de contemplar una visión inefable de la Trinidad, con la que termina su viaje.
La Comedia es una obra sumamente rica y compleja, ya que en el relato de ese viaje iniciático Dante nos ofrece una síntesis de la sabiduría pagana y la cristiana, así como una reflexión sobre el misterio de la redención. Pero es también un vastísimo fresco del pasado reciente y del presente de la política italiana, incluyendo la reflexión sobre su propio destierro y el ajuste de cuentas con sus enemigos políticos. Refleja, asimismo, numerosos pormenores de la vida cotidiana de su tiempo y una muy variada gama de sentimientos humanos. Por otra parte, las combinaciones numerológicas y el repertorio de símbolos enigmáticos la convierten en un campo de especulaciones esotéricas.
Cristóbal Rojas, Dante y Beatriz a orillas del río Leteo, 1889 |
El poema elegido, del que ofrecemos dos versiones en castellano, es uno de los más conocidos de Dante y se encuentra intercalado en el capítulo XXVI de la Vita nuova. En él se describe "la aparición de la donna amada entre la gente, rodeada de alabanzas y difundiendo un hálito de pureza y bienaventuranza celeste" (Valverde). Así explica Dante las circunstancias de la composición de este soneto:
La gentilísima mujer de quien anteriormente he hablado era tan admirada por las gentes, que cuando iba por las calles corrían todos a contemplarla, lo cual me alegraba sobremanera. Y cuando ella estaba cerca de alguien, tanta honestidad infundíale en el corazón, que no osaba levantar la cabeza ni responder a su saludo [...]. Coronada y vestida de humildad pasaba ella, sin mostrar vanagloria de lo que veía y oía. Y cuando había pasado, decían muchos: "No es una mujer, sino un hermosísimo ángel del cielo". Otros decían: "¡Qué maravilla! ¡Bendito sea el señor que tan admirables obras produce!". Mostrábase, en efecto, tan bella y colmada de hechizos, que quienes la miraban sentíanse invadidos por una dulzura tan honesta y suave, que no podían expresarla, a más de que al principio se habían visto obligados a suspirar. Estos efectos y otros más admirables producía mi amada, por lo cual yo, pensando en ello y queriendo volver al estilo de su alabanza, decidí escribir unos versos en los que diese a entender sus admirables y excelentes influencias, no tan sólo para dirigirlos a quienes podían verla en la realidad, sino para los demás, a fin de que procuren saber de ella lo que las palabras no pueden entender.
Referencias:
-Alighieri, Dante, La vida nueva, www.elaleph.com, 1999.
-Borges, Jorge Luis, Nueve ensayos dantescos, Alianza, 2002.
-Seco Santos, E. (1990). Cultura italiana: Dante y su "Divina Comedia". Didáctica. Lengua y Literatura, 2, 231. Recuperado a partir de https://revistas.ucm.es/index.php/DIDA/article/view/DIDA9090110231A
-Valverde, José María, "Hacia el Renacimiento en Italia. Dante", en M. de Riquer y J. M. Valverde, Historia de la Literatura universal, vol. 4, Planeta, Barcelona, 1984.
-VV. AA., Literatura Universal. Bachillerato, Akal, 1998.
Estatua de Dante en Florencia (detalle). CLÉMENT BARDOT. (Wikimedia) |
¡Corcho, pues sí que son diferentes ambas versiones...¿Tan diferente es el toscano del castellano para permitir tal divergencia. Yo prefiero la primera adaptación.
ResponderEliminar¡Jo, menudo artículo te ha salido ¡Gracias por tamaña explicación de la biografía y la obra maestra de Dante, de la que no conocía nada.
El poema me gusta, claro, pero si lo comparo con el humilde romance castellano "La mañana de San Juan", ese que dice: "Mañanita de San Juan, mañanita de primor cuando damas y galanes van a servir al amor. Allá va la mi señora, entre toda la mejor..." (perdona, que me gusta tanto que casi no puedo parar jeje), convendrás conmigo en que éste, si bien no es tan solemne, es mucho más divertido y encantador.
Carlos San Miguel
A ver, que me he parece que he trocado algún verso al transcribirlo...¡pero que conste que al rexitarlo de carrerilla me lo sé al dedillo jajaja
ResponderEliminarCarlos