Diego Doncel. (hoy.es) |
Diego Doncel (Malpartida, Cáceres, 1964) es poeta, novelista y crítico literario y teatral. Ha trabajado en la docencia y en el ámbito de la gestión cultural y es colaborador habitual en prensa escrita, labor que ha sido reconocida con el Premio Internacional de Periodismo "Mercedes Calles-Carlos Ballesteros". Ha publicado los libros de poesía El único umbral (1991, Premio Adonáis 1990), Una sombra que pasa (1996), En ningún paraíso (2005, Premio Gil de Biedma) y Porno ficción (2011, Premio Ciudad de Burgos), libros que reúne en Territorio bajo vigilancia (2015), al que siguen El fin del mundo en las televisiones (2015, Premio Tiflos) y La fragilidad (XXXIII Premio Loewe). Es autor, además, de las novelas El ángulo de los secretos femeninos (2003), Mujeres que dicen adiós con la mano (2010) y Amantes en el tiempo de la infamia (2013, Premio Café Gijón de novela 2012).
La fragilidad es un libro sobre la vulnerabilidad del ser humano, como indica su título. Un libro de duelo que surge como homenaje al padre del poeta, fallecido por una negligencia médica tras ocho meses en coma. Pero también quiere ser un tributo a la generación del padre, aquellos que vivieron la posguerra siendo niños, según explica el autor en entrevista con Carmen R. Santos para ABC:
Para mí es la generación más importante de nuestra historia última: heredaron un país en ruinas, vieron cómo los pueblos se vaciaban por la emigración, se adaptaron a las nuevas costumbres para las que nunca fueron educados, crearon una familia, consiguieron que sus hijos llegaran a la universidad... Y, finalmente, muchos de ellos han muerto en residencias de ancianos por un virus terrible, sin poder despedirse de nadie, absolutamente abandonados. Por eso, al hablar de la vida de mi padre, de una u otra forma, también estaba hablando de toda una generación.
A pesar de todo, según su autor, "La fragilidad" no es un libro sobre la muerte sino sobre la vida, porque está lleno de recuerdos y de amor, un libro contra el dolor con el que el autor se propone "crear un territorio moral para que la felicidad sea posible, para que mediante la poesía entremos en un territorio donde la mirada encuentre reposo y pueda descansar". No es extraño, por tanto, que el poemario se cierre con el poema "Hacia la felicidad", la composición preferida por el autor.
Bonito el poema y precioso el texto dedicado a la generación de la Guerra y la Posguerra a la que también mis padres pertenecen. Especialmente el poema, dedicado al padre muerto me emociona porque también está dedicado al mío.
ResponderEliminarAh, claro, nunca había pensado que los extremeños tienen la playa portuguesa a tiro de piedra. Eso une a todos peninsulares.
Carlos San Miguel