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domingo, 21 de marzo de 2021

"Carta a la madre" (Lettera alla madre), de Salvatore Quasimodo


Ramón Masats, Hilo blanco


Carta a la madre


 

“Mater dulcísima, ahora descienden las nieblas,
y el Naviglio* embiste confuso contra los muelles,
los árboles se hinchan de agua, arden de nieve;
no estoy triste en el Norte: no estoy
en paz conmigo mismo, mas no espero
perdón de nadie, muchos me deben lágrimas
de hombre a hombre. Sé que no estás bien, que vives,
como todas las madres de los poetas, pobre
y con la justa medida de amor
a causa de tus hijos lejanos. Hoy soy yo
quien te escribe”. – Al fín, dirás, dos líneas
de aquel muchacho que huyó de noche con un abrigo corto
y algunos versos en el bolsillo. Pobre, tan generoso,
un día lo matarán en cualquier parte-.
“En verdad, lo recuerdo, fue en aquel gris andén
de trenes lentos que llevaban almendras y naranjas
a la desembocadura del Imera, el río lleno de urracas,
de sal, de eucaliptos. Más ahora te agradezco,
así lo deseo, la ironía que has puesto
sobre mis labios, mansa como la tuya.
Esa sonrisa me ha salvado de llantos y dolores.
Y no importa si ahora derramo lágrimas por ti,
por todos los que como tú esperan
y no saben que esperan. Ah, muerte amable,
no toques el reloj que en la cocina late sobre el muro,
toda mi infancia pasó sobre el esmalte
de su cuadrante, sobre sus flores pintadas:
no toques las manos, el corazón de los viejos.
Pero ¿acaso alguien responde? Oh piadosa muerte,
muerte honesta. Adiós, querida, adiós mi dulcíssima mater”.


(En revista Sur, Nº 225, Buenos Aires, noviembre y diciembre

de 1953. Versión de Alberto Girri y Carlos Viola Soto)


*Canal navegable.


VERSIÓN ORIGINAL:



Lettera alla madre

 

Mater dulcissima, ora scendono le neble,

il Naviglio urta confusamente sulle dighe,

gli alberi si gofiano d’acua, bruciano di neve;

non sono triste nel nord: non sono

in pace con me, ma non aspetto

perdono da nessuno, molti mi debono lacrime

da uomo a uomo. So che non stai bene, che vivi

come tutte le madri dei poeti, povera

e giusta nela misura d’amore

per i figli lontani. Oggi sono io

che ti scribo.” Finalmente, dirai, due parole

di quel ragazzo che fuggi di notte con un mantello corto

e alcuni versi in tasca. Povero, cosí pronto di cuore

lo uccideranno un giorno in cualche luogo.

“Certo, ricordo, fu da quel grigio scalo

di tren lenti che portavano mandorle e arance,

alla foce dell’imera, il fiume pieno di gazze,

di sale,d’eucalyptus. Ma ora ti ringrazio,

questo voglio, dell’ironia che hai messo

sul mio labbro, mite come la tua.

Quel sorriso m’ha salvato di pianti e da dolori.

E non importa se ora ho qualcue lacrima per te,

per tutti quelli che come te aspettano,

e non sano che cosa. Ah, gentile morte,

non tocare l’orologio in cucina che batte sopra il muro

tutta la mia infazia é passata sullo smalto

del suo quadrante, su quei fiori dipinti:

non tocare le mani, il cuore dei vecchi.

Ma forse qualcuno risponde? O morte di pietá,

morte di pudore.

Addio, cara, addio, mia dulcissima mater.”


De La vita non è sogno, 1949

 


Salvatore Quasimodo escribe "Lettera alla madre" en 1948, cuando el poeta, afincado en Milán, se encuentra lejos de su Sicilia natal, donde vive su madre, ya anciana y enferma.  Más que una carta, el poema es una suerte de diálogo imaginario entre madre e hijo, en el que el yo poético expresa el profundo afecto del hijo que está lejos y siente necesidad de dar noticias a su madre. El poema se abre con la expresión latina "Mater dulcissima" que retorna en el último verso con los términos del sintagma invertidos, a modo de quiasmo: "dulcissima mater". Se trata de una expresión que, por lo general, se utiliza para dirigirse a la Virgen María y, por tanto, tiene fuertes connotaciones religiosas, impregnando al poema de un aura de sacralidad, casi de oración. 

El poeta desea consolar a su madre de su soledad y, al mismo tiempo, abrir su alma a la única persona capaz de comprenderlo, como observa Alberto Frattini, quien añade que la confesión del poeta lleva a la comparación entre dos mundos y dos épocas distintas: la Sicilia mítica de su infancia, de donde huyó de noche "con un abrigo corto / y algunos versos en el bolsillo", y el norte gris y frío donde vive, "la infancia hecha fábula irrecuperable pero consoladora" y la madurez marcada por las preocupaciones.

Tras agradecer a su madre el haberle transmitido la ironía, que lo ha salvado de "llantos y dolores", se dirige  a la muerte para pedirle que no toque aquello en que quedó enredado el recuerdo de su infancia, representado por el reloj de pared de la cocina, y, sobre todo, que respete "las manos y el corazón" de los ancianos. Pero la muerte no responde.

Puedes escuchar el poema "Lettera alla madre", recitado por el profesor Pippo di Bernardo.

Familia Quasimodo. De pie , a la derecha, la madre.
(Club Amici Quasimodo)

1 comentario:

  1. Conmueve. Formalmente, me gusta esa estructura como escenificada, en que la madre lee lo que ha escrito su hijo, piensa en él y se preocupa por su suerte (al menos eso quiere creer el poeta) y vuelve a sumergirse en la lectura para terminarla.
    Carlos San Miguel

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