ANQUISES
Arrastras los pies papá te llevo con mis ojos a la espalda porque intentas huir de la vejez como de una guerra ancestral te subo a mis vértebras combadas por el peso arrastras los pies pero yo puedo contigo y te llevo a la espalda hasta el final de la vida.
Arrastras el lenguaje y no acude a tu memoria un verbo que anidaba en la parte izquierda de tu cerebro y yo completo tu frase con la palabra arar querer cavar tractor o mariposa arrastras
la mente hacia el pasado solo recuerdas aquella feria de 1952 cuando de tanto andar tus bueyes perdieron en el monte sus pezuñas volviendo de Piedrafita sus pies sangrando en el río su cornamenta aún se abre en alguna de tus neuronas y vuelves a ser un tratante de ganado cuarenta años después.
No sé hasta cuándo recordarás mi nombre y sabrás aún que soy tu hija. Desconozco cómo se enroscan las terminaciones nerviosas y se crispan y a veces encuentran una luz silábica que les indica el camino. Cómo es que de repente no sabes tal vez que había que poner un pie después el otro para poder soñar y que si rodeas a una mujer con los brazos eso es amor y todo lo demás desaparece.
Porque así de sencillo es el universo. Como el pequeño lexema al que te agarras alguna tarde como si fuera el mango de una guadaña. Tú que fuiste un orador en medio del campo ante un público estupefacto de cuervos grillos topos libélulas y ovejas Tú que tenías la intuición del poema en la punta de la lengua y te explotaba en el paladar como un higo maduro carnoso exacto y brutal. Que sabías que en nuestro idioma se acuesta el trigo ante una orden del viento que la rama de las patacas arde que existen cosas tan finas como la lengua de una gallina...
y solo recuerdas aquella feria de 1952 cuando de tanto andar tus bueyes perdieron en el monte sus pezuñas volviendo de Piedrafita
Papá cómo será cuando se te despalatalicen las consonantes y veas llover desde dentro sin entender el agua y remuevas la lengua hasta encontrar la forma más adecuada y sonríes porque sabes que todavía no has caído definitivamente en la curva melódica del silencio.
Recuerdas con toda exactitud que mamaste hasta los cinco años en los pechos de tu Benigna madre que parió dieciséis hijos en el último cuarto de la casa agarrada al cabecero de la cama rezándole a algún santo rompiendo todas las aguas como quien hace añicos el mar...
Yo creo que tus ojos la ven abiertos al más allá cuando te quedas absorto y nadie alcanza a saber en qué dimensión de la maravilla se ha posado tu cerebro como las pequeñas patas de un petirrojo sobre la rama de un peral.
Igual ves la nieve por dentro la estructura molecular del amor las partículas de un beso cuando se está formando en la carne de los labios y el aire
igual ves la energía y no encuentras en el abecedario herramientas para lo inefable y por eso callas o le llamas cuchara a la lámpara y te trabas en medio de la oración simple y comienzas a hablar hermosamente poniendo delante la subordinada.
Porque al fin papá te diriges a mí sin orden en tus órdenes y deshaces la sintaxis igual que desgranabas habas y todo cobra el sentido profundo de cuanto no tiene lógica ni está sometido a nada.
Igual ves la nieve por dentro igual entiendes la sombra y eres capaz de calcular el radio de una pasión aunque el resultado no pueda comunicarse más que a través de la piel.
Igual ves cómo viene a cantar el poema en el caracol del oído y ves cómo resbala de su pico ese polvo dorado a caerme en el tímpano cuando empiezo a llorar con la emoción de la escritura.
Igual ves cómo se me encoge el alma cuando se encoge la tuya.
Igual ves cómo viene a cantar el poema en el caracol del oído y ves cómo resbala de su pico ese polvo dorado a caerme en el tímpano cuando empiezo a llorar con la emoción escrita y tú solo recuerdas aquella feria de 1952 cuando de tanto andar tus bueyes perdieron en el monte las pezuñas volviendo de Piedrafita.
(Versión al castellano de Olga Novo)
Versión original en gallego:
ANQUISES
Arrastras os pés papá lévote cos ollos ao carrelo porque tentas fuxir da vellez coma dunha guerra ancestral eu súbote ás miñas vértebras combadas polo peso arrastras os pés pero eu podo contigo e lévote ao carrelo ata o final da vida.
Arrastras a linguaxe e non che vén á memoria un verbo que aniñaba na parte esquerda do cerebro e eu completo a túa frase coa palabra arar querer sachar tractor ou balboreta arrastras
a mente cara o pasado e só lembras aquela feira de 1952 cando se lles caeron os cascos aos bois volvendo de Pedrafita e lles sangraban os pés no río a sua cornamenta aínda se abre nalgunha das túas neuronas e volves a ser un tratante de gando corenta anos despois.
Eu non sei ata cando lembrarás inda o meu nome e saberás aínda que son a túa filla. Descoñezo como se enrodelan as terminacións nerviosas e se crispan e ás veces atopan unha luz silábica que lles indica o camiño. Como é que de súpeto non sabes talvez que había que pór un pé diante do outro para poder soñar e que se arrodeas unha muller cos brazos iso é amor e todo o demais desaparece.
Porque así de sinxelo é o universo. Como o pequeno lexema ao que te agarras algunha tarde como se fora o mango dunha gadaña. Ti que fuches un orador no medio do agro ante un público estupefacto de corvos grilos toupas ovellas e libeliñas Ti que tiñas a intuición do poema na punta da lingua e explotábache no ceo do padal coma un figo maduro carnoso exacto e brutal. Que sabías que a nosa lingua o trigo déitase ante unha orde do vento que a rama das patacas arde que existen cousas tan finas coma a lingua dunha pita...
e só lembras aquela feira de 1952 cuando se lles caeron os cascos aos bois volvendo de Pedrafita.
Papá como será cando se che despalatalicen as consoantes e vexas chover desde dentro sen entender a auga e remexas a lingua ata atopar a forma máis adecuada e sorrís porque sabes que aínda non caíches definitivamente na curva melódica do silencio.
Lembras con toda exactitude que mamaches ata os cinco anos nos peitos da mai Benigna que parira dazaseis fillos no último cuarto da casa agarrada á branceira rezándolle a algún santiño rompendo tódalas augas coma quen escacha un océano...
Eu penso que a podes ver ata cos ollos abertos espalancados ao alén cando ficas absorto e ninguén alcanza a saber en que dimensión da marabilla está pousado o teu cerebro coma as patiñas pequenas dun paporroibo riba da galla dunha pereira.
Igual ves a neve por dentro a estructura molecular do amor as partículas dun bico cando se está formando na carne dos beizos e o ar
igual ves a enerxía e non atopas no abecedario ferramentas para o inefable e por iso calas ou lle chamas culler á lámpada a e te trabas no medio da oración simple e comenzas a falar feremosamente poñendo por diante a subordinada.
Porque á fin papá te dirixes a min sen orde nas túas ordes e desfás a sintaxe igual que debullabas fabas e todo cobra o senso profundo daquilo que non ten lóxica nin está sometido a nada.
Igual ves a neve por dentro igual entendes a sombra e es quen de calcular o radio dunha paixón aínda que o resultado non poida comunicarse máis que a través de pel.
Igual ves como vén cantar o poema na caracol do oído e lle ves esvarar do peteiro ese po dourado e caerme no tímpano cando empezo a chorar coa emoción da escritura.
Igual ves como se me encolle a alma cando se che encolle a túa.
Igual ves como ven cantar o poema no caracol do oído e lle ves esvarar do peteiro ese po dourado e carme no tímpano cando empezo a chorar coa emoción da escrita e ti só lembras aquela feira de 1952 cando se lles caeron os cascos aos bois volvendo de Pedrafita.
(En (TRAS)LÚCIDAS. Poesía escrita por mujeres (1980-2016), edición de Marta López Vilar, Bartleby, 2016) |
Nunca. Nunca había creído un poema tan profundo y tan poético sobre el Alzheimer. Me ha recordado el final de mi madre. No puede ser más realista. Hiperrealista. Llega al corazón. Es una poesía memorable muy bien elegida. Gracias Josefina por estas delicadas joyas que nos dedicas.
ResponderEliminarQué bien explicas lo que es este poema y cómo nos afecta su lectura. A mí, que, por fortuna, no he vivido tan de cerca como tú el problema del Alzheimer, me emocionó profundamente. Gracias, Carmen, por compartir tu opinión y tu emoción con nosotros.
ResponderEliminar¡Sobrecogedor! Y no digo más, que no hay palabras...
ResponderEliminarCarlos San Miguel
Real, dramático y a la vez bello …
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