EL BLOG DE LA BIBLIOTECA DEL IES "GOYA" DE ZARAGOZA


biblioteca.ies.goya@gmail.com


domingo, 26 de enero de 2014

"Obligaciones diarias", de Ida Vitale




Pintura de Vicent van Gogh



Obligaciones diarias

Acuérdate del pan,
no olvides aquella cera oscura 
que hay que tender en las maderas,
ni la canela guarneciente,
ni otras especias necesarias.
Corre, corrige, vela,
verifica cada rito doméstico.
Atenida a la sal, a la miel,
a la harina, al vino inútil,
pisa sin más la inclinación ociosa,
la ardiente gruta de tu cuerpo.
Pasa, por esta misma aguja enhebradora,
tarde tras tarde,
entre una tela y otra,
el agridulce sueño,
las porciones de cielo destrozado.
Y que siempre entre manos un ovillo 
interminablemente se devane
como en las vueltas de otro laberinto.

Pero no pienses,
                            no procures,
                                                   teje.

De poco vale hacer memoria,
buscar favor entre los mitos.
Ariadna eres sin rescate 
y sin constelación que te corone.

                De Cada uno en su noche, 1960

Ida Vitale, poetisa uruguaya, nació en Montevideo en 1923. Estudió Humanidades en la universidad de su ciudad natal, donde tuvo como profesor al escritor español José Bergamín, exiliado tras la Guerra Civil española.  Juan Ramón Jiménez la incluyó en una selección de poetas jóvenes presentada en Buenos Aires. Ejerció como profesora de Literatura hasta 1973, cuando la dictadura la forzó al exilio. De 1974 a 1984 vivió en México, donde colaboró con Octavio Paz y formó parte de la revista "Vuelta". Desde 1989 reside en Austin (Texas) junto a su marido, el también poeta Enrique Fierro. Opuesta a la poesía social y defensora de una poesía pura, íntima y honesta, es miembro destacado de la generación del 45 -junto a Mario Benedetti*, Juan Carlos Onetti, Carlos Maggi e Idea Vilariño*- y ha creado una obra lírica caracterizada por una honda emoción. Es autora de La luz de esta memoria (1949), Palabra dada (1953), Cada uno en su noche (1960), Oidor andante (1972), Jardín de sílice (1980), Parvo reino (1984), Sueños de la constancia (1988), Procura de lo imposible (1998),  Reducción del infinito (2002), Trema (2005) y Mella y criba (2010). En prosa ha publicado Léxico de afinidades (1994), Un invierno equivocado (1999), Donde vuela el camaleón (2000), De plantas y animales. Acercamientos literarios (2003) y El Abc de Byobu (2005). Además de poeta, es crítica literaria y traductora. Sus obras han sido publicadas en Uruguay, Venezuela, México, Colombia, Estados Unidos, Inglaterra y España. En octubre de 2013 participó en el festival de poesía de Madrid, Poemad 2013, leyendo sus poemas en la Casa de América. En ese mismo año se publicó en España Área de comienzo, selección de poemas en un hermoso volumen ilustrado por el artista Jaime Aledo, editado por la Galería Estampa dentro del proyecto Biblioteca Americana.

"Hoy el viento es poderoso, pero no es él quien lo dice sino
las ramas de la encina. Aprender de esa discreción, de esa
lección muda del viento." (De 'El Abc de Byobu')

Actualización (15 de noviembre de 2018):

Ida Vitale ha sido galardonada con el Premio Miguel de Cervantes 2018. Se convierte así en la quinta mujer en obtener tan prestigioso reconocimiento. La escritora recibió la noticia en Montevideo, adonde regresó tras la muerte de su esposo en 2016.

Otros poemas de la autora en este blog:


*Entradas relacionadas:

3 comentarios:

  1. Ida Vitale acaba de ser galardonada con el Premio Reina Sofía de Poesía, en su XXIV edición, por su poesía "pura" e íntima.

    ResponderEliminar
  2. ¡Jo, que va a cumplir un siglo el año que viene! Espero que su mente siga lúcida (si es que es feliz, claro).
    Tendrás que corregir el año de su exilio que, supongo, es 1973.
    Me gusta el poema y la idea expresada. En casa tengo una Ariadna de éstas: mi madre, que en toda su vida ha contemplado otra cosa que el trabajo. Y el trabajo doméstico es de los más alienantes e ingratos que ha inventado el Demonio. Nunca podré corresponderle en su justa medida.
    Carlos San Miguel

    ResponderEliminar
  3. Ah, y ese último proverbio del viento y la encina es muy inteligente y hermoso.
    Carlos San Miguel

    ResponderEliminar