La nieve está en mi
corazón como el silencio en las habitaciones de los
balnearios: densa y
profunda, indestructible.
La nieve está en mi
corazón como la hiedra de la muerte en las
habitaciones donde nacimos.
Y el tiempo huye de
mí con un crujido dulce de zarzales.
Nieva implacablemente
sobre los páramos de mi memoria. Es ya noche
entre los blancos cercados.
Cuando amanezca, será
ya siempre invierno.
Julio Llamazares, de Memoria de la nieve.
Edición conjunta con La lentitud de los bueyes, Hiperión, 1985
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Huy, un leonés aborreciendo la nieve...Madrid le ha ablandado jejeje.
ResponderEliminarAunque sea una nieve simbólica, un hombre de la España vacía o vaciada debe saber soportarla sin frío.
Carlos San Miguel