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Pintura de Van Gogh
El viejo
En una esquina del café sonoro de murmullos confusos un anciano sentado se inclina sobre la mesa, leyendo un periódico, sin compañía.
Y en el ocaso de su miserable senectud piensa cuán poco gozó en los años cuando tuvo la fuerza y el verbo y la belleza.
Sabe que está muy viejo, y lo siente, y lo ve.
Y, sin embargo, le parece que la juventud fue ayer. ¡Corto intervalo, corto!
Y piensa en qué forma lo embaucó la prudencia, cómo de ella se fió y qué locura cuando la engañadora le decía: «Mañana. Tienes todo tu tiempo».
Se acuerda de los impulsos que detuvo y cuántas delicias sacrificó. Ocasiones perdidas que burla ahora su prudencia insensata.
...A fuerza de rumiar pensamientos y recuerdos el vértigo lo invade. Y se duerme inclinado sobre la mesa del café.
Constantino Kavafis.Versión de Fernando Arbeláez
[Selección de Mercedes Ortiz]
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Sí, ya...pero lo contrario es dejarse llevar por el placer y el egoísmo, por la búsqueda del disfrute de la vida y el olvido irresponsable de las obligaciones hacia los demás. Tal como se vende continuamente en la publicidad de esta sociedad de consumo.
ResponderEliminarLo que pasa es el que el tema de la obligación moral no es poético.
Carlos San Miguel
Un poema hermoso!
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