YORGOS SEFERIS (1900-1971) poeta y diplomático griego, Premio Nobel de Literatura 1963. En sus poemas combina sus experiencias vitales con los temas históricos o mitológicos, con la finalidad de mostrar que la personalidad de los seres humanos ha cambiado poco a lo largo de los siglos. Su poesía está impregnada de amor y nostalgia del mar Mediterráneo y de Esmirna, su ciudad natal.
En 1953 y 1954 Seferis realiza dos fugaces viajes a Chipre, la isla de Afrodita, cuando se está gestando la insurrección contra la presencia colonial británica en la isla. Chipre reabre las viejas heridas del poeta, que vuelve a presentir la inminencia de tiempos difíciles. Fruto de estos viajes y de la compenetración con la tierra y las gentes de la isla son sus poemas de ...Chipre, donde el oráculo me reveló... (título tomado de un verso de Eurípides), en los que se encuentra el que quizá sea su mejor poema, "Helena". El libro pasó luego a su Poesía completa con el título de Diario de a bordo, III y contiene, según Pedro Bádenas de la Peña (Yorgos Seferis, Poesía completa, Alianza Tres, Madrid, 1986), su lírica más sentida en relación con su concepto de helenismo.
Sobre el poema elegido explica Pedro Bádenas de la Peña que viene a parafrasear los versos de Helena, de Eurípides, que se citan en el exergo. Teucro, hermanastro de Ayax Telamonio, fue pretendiente de Helena, por lo que tomó parte en la expedición a Troya, donde realizó grandes hazañas. Al regresar a Salamina, su tierra, Telamón lo acusó de no haber defendido el honor de Ayax y, por tanto, de ser responsable del suicidio de su hermanastro, y lo condenó al destierro. Apolo lo envió a Chipre, donde fundó otra nueva Salamina. En la tragedia de Eurípides, Teucro viaja a Egipto, donde se encuentra con Helena. Esta le cuenta que, en realidad, Paris no la había raptado a ella sino a su fantasma, mientras que la auténtica Helena había sido trasladada por Hermes al palacio de Proteo.
Añade Pedro Bádenas que los ecos de Eurípides no se limitan al tema de la falsa Helena, sino que "todo el poema está recorrido por reminiscencias del poeta de Salamina: el estribillo de los ruiseñores de Platres (localidad chipriota, famosa por la belleza de su vegetación y su paisaje), el engaño de los dioses, el plumón de cisne, la pregunta sobre qué es un dios y qué no es ... El poema termina con unos versos "de cierto regusto cavafiano":
No sólo hay que ver aquí una variación, literariamente muy lograda, de la fábula de Helena, como algo que se mueve sin más en el plano mítico, sino que también es una manera de acercarse a la situación histórica de Chipre y más en los momentos en que el poema se compone. De este modo, la lucha de los troyanos por un fantasma no deja de ser un símbolo de la larga y sangrienta lucha por la autodeterminación de la isla. Seferis, testigo de lo que estaba sucediendo en Chipre, tanto en su manifestación exterior como en los motivos profundos, experimenta una inquietud, muy cercana a las preocupaciones de Eurípides en su tiempo, sobre el sentido mismo de la existencia y se plantea los mismos interrogantes morales que el poeta antiguo. Estas preocupaciones llegan a verse desbordadas por la angustia personal, como se aprecia en el recuerdo de su hermano muerto (v. 51).Otros poemas del autor en este blog:
Hoy seguimos mordiendo el cebo puesto por otros "dioses", y otros ríos rebosan de cadáveres. Qué hermosa y terrible reflexión sobre la guerra.
ResponderEliminarMe gusta el poema, los personajes y la escenografía mitológica, el tema de espejismo que es el falso idealismo por el que se lucha en toda guerra y el aporte de la compi comentarista.
ResponderEliminarCarlos San Miguel
Gracias por el aporte!
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