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domingo, 16 de junio de 2024

"Las cicatrices" y otros cuatro poemas de Piedad Bonnett

 



Las cicatrices

No hay cicatriz, por brutal que parezca,
que no encierre belleza.
Una historia puntual se cuenta en ella,
algún dolor. Pero también su fin.
Las cicatrices, pues, son las costuras
de la memoria,
un remate imperfecto que nos sana
dañándonos. La forma
que el tiempo encuentra
de que nunca olvidemos las heridas.

Perlas

Como el molusco
los poetas tenemos una  belleza extraña,
que atrae y que repugna.
Nos gusta el fondo amargo de las aguas,
y en las profundidades vivimos, respiramos,
escondidos debajo de las conchas calcáreas
y a menudo aferrados a las piedras.
Cada tanto,
un elemento extraño nos invade,
se enquista en nuestra entraña
y comienza a crecer.
Una hermosa señal de que no estamos solos,
de que somos del mundo, para el mundo.
Amamos esa masa que crece en nuestros vientres,
que se hace dura y bella a expensas de lo blando.
La cerrazón asfixia, sin embargo.
Por eso nos abrimos y expulsamos
esas íntimas lágrimas,
casi siempre imperfectas.
Lo oscuro pare luz, y eso consuela.

(Explicaciones no pedidas, Visor, 2011)

Último instante

En qué pupila
quedaste tú grabado para siempre
aún vivo
pero volando triste hacia la muerte,
en el último instante,
el cielo a tus espaldas.
Quién te lleva dentro de sí,
como una pesadilla hacia la noche,
o una anécdota, un puro escalofrío
que aspira a remansarse en la palabra.
Quién vio lo que no vi,
lo que tan solo
a mí me pertenece:
tú como un ave inversa que se entrega,
oscura y sin plumaje,
derrotada.

(Los habitados, Visor, 2017)

Los hombres tristes no bailan en pareja

Los hombres tristes ahuyentan a los pájaros.
Hasta sus frentes pensativas  bajan
las nubes
y se rompen en fina lluvia opaca.
Las flores agonizan
en los jardines de los hombres tristes.
Sus precipicios tientan a la muerte.
En cambio,
las mujeres que en una mujer hay
nacen a un tiempo todas
ante los ojos tristes de los tristes.
La mujer-cántaro abre otra vez su vientre
y le ofrece su leche redentora.
La mujer niña besa fervorosa
sus manos paternales de viudo desolado.
La de andar silencioso por la casa
lustra sus horas negras y remienda
los agujeros todos de su pecho
Otra hay que al triste presta sus dos manos
como si fueran alas.
Pero los hombres tristes son sordos a sus músicas.
No hay pues mujer más sola,
más tristemente sola,
que la que quiere amar a un hombre triste.

(Tretas del débil, Punto de lectura, 2004)


De círculo y ceniza

Tu boca viene a mí, solo tu boca.
Viene volando, 
libélula de sangre, llamarada
que enciende esta mi noche de ceniza.
Toda la sal del mar habita en ella,
todo el rumor del mar,
toda la espuma.
Boca para los besos dibujada,
donde duerme tu lengua tentadora.
Todo el vino del mundo está en tu boca,
todo el pecado
y la inocencia toda.
Boca que calla y cuando dice, oculta.
Capaz de toda la verdad tu boca,
de toda la verdad y la mentira.
Ríe tu boca y se despierta el día.
(Relámpagos de nieve hay en tu risa).
Como un tropel de potros me atropellan
los besos de tu boca deliciosa;
tu boca, mariposa equivocada,
tu boca ajena que se desdibuja
en mi noche de círculo y ceniza.

(De círculo y ceniza, Ediciones Uniandes, 1989)

La escritora colombiana Piedad Bonnett (Amalfi, Antioquia, 1951) ha ganado el XXXIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. El galardón, que convocan Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca, tiene por objeto premiar el conjunto de la obra poética de un autor vivo que, por su valor literario, constituya una aportación relevante al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España. La gerente de Patrimonio Nacional destaca que Bonnett "es una voz actual de referencia en la poesía iberoamericana con un trato elaborado del lenguaje que le permite acercarse a la experiencia vital con profundidad y belleza y a responder con humanidad a la tragedia de la vida. Su poesía es luminosa, aun cuando trata temas arduos, como el desamor, la guerra, la pérdida o el duelo".

Los habitados, libro al que pertenece el tercer poema seleccionado, es un libro sobre el duelo, escrito a raíz del suicidio de su hijo Daniel de 28 años. Daniel padecía un trastorno esquizoafectivo que lo llevó a arrojarse desde la ventana de su apartamento en Nueva York en mayo de 2011.

-Encontrarás más información sobre la autora, así como sus poemas "Tareas diarias" y "El poema": AQUÍ.

[Imagen: manetti.com]

1 comentario:

  1. ME han encantado las metáforas de los dos primeros poemas: la cicatriz como "reparación" y al mismo tiempo "recuerdo" perpetuo -"costura de la memoria" y la del poeta-molusco que alguna vez engendra una perla. Y gracias a tu explicación, "Último instante" cobra un significado sorprendente y sobrecogedor. Pero ¿acaso no hay "mujeres tristes" que se resisten al amor ?
    Carlos San Miguel

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