Soñar con bicicletas es el primer libro publicado por Ángeles Mora tras recibir en 2016 el Premio Nacional de Poesía por Ficciones para una autobiografía. Es también su primer libro tras la muerte de su esposo, el profesor y ensayista Juan Carlos Rodríguez, acaecida en octubre de ese mismo año. Y por último, su primer poemario después de la pandemia de la Covid-19. Pero a pesar de los infortunios, el poema que da título al libro nos invita a "Buscar la luz, / no mirar por los rotos / donde el rencor oculta / su negrura infinita".
Se trata de un libro en el que se vuelven a hacer patentes las preocupaciones de la autora: el paso del tiempo, el amor, la luz que habita la poesía, los rotos que se abren en nuestra propia carne, la intensidad y la emoción del poema, el submundo que nos ahoga. La mujer toma aquí la palabra para decirse y decir la vida, esa vida que día a día se nos escapa entre los dedos "como el agua traspasa el colador", leemos en la solapa del libro.
El poemario se divide en cuatro partes (Mi vida secreta, La luz del poema, Underworld y El largo adiós), a las que precede un breve poema previo titulado "Unbalanced" (Desequilibrado). En la primera parte, la autora nos sumerge en el ámbito privado de la intimidad femenina. En la segunda, más metaliteraria, rememora a García Lorca y a María Zambrano, y rinde homenaje a Machado, Chopin o a las mujeres de la Generación del 27; mientras que en la tercera el yo poético se asoma a las pesadillas de la propia conciencia. En la última parte, dedicada a Juan Carlos Rodríguez, "El largo adiós" no es solo una referencia a su pérdida sino también un guiño a la novela de Raymond Chandler, una de las favoritas del profesor, que la definía como "el Quijote de las novelas policiacas", como recuerda Francisco Piedra.
Soñar con bicicletas es, en definitiva, "Palabra que se adentra en las profundidades del ser y la existencia, poniendo en evidencia nuestra cotidianidad, nuestras contradicciones", como se expresa en la solapa del libro.
Qué bonito eso de guardar en el bolsillo el ayer, para que no se arrugue...
ResponderEliminar¿La vida, Felicidad...¡Poca, poca, y muchas veces desengañadora, ya lo dice la poeta.
Una mujer fuerte, se intuye al leer el segundo poema; fuerte y leal con sus convicciones adquiridas cuando era chica y asumió el Arte como su destino. Admirable.
Carlos San Miguel